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país, entre ellos a Ramón y Cajal, pese en consideración si las valora un contenido El scientific romance

ideológico substancial.

a recoger en su bibliografía el artículo Sin querer entrar en los conteni-

áAcaso únicamente aquellos libros

del catedrático zaragozano. Nos queda óéáque unen al mero argumento intuitivo un dos ideológicos de la novela de Mendi- 
en todo caso la esperanza de otra fu- zábal, que algunos autores abordaron, 
ícriterio sociológico en sazón tengan una 
tura recuperación, una nueva vuelta éñárazón de ser que no repugne al utilitarismo sí que nos interesa subrayar la reso- 
de tuerca a ese caprichoso tejido de la nancia que este libro olvidado tuvo en 
íy al ideal de eficiencia moderno. Recuerdo 
fortuna, que tal vez, en un nuevo epi- úuna lectura que aspira a ser de este tipo, su época.

óóátitulada «Elois y Morlocks».

sodio del literario túnel del tiempo, nos áPara Mariano Martín Rodríguez, 
lo devuelva. Quedémonos en todo caso óInspirado este libro en alguna obra Elois y Morlocks es «la primera novela 
áinglesa, responde a la preocupación del 
con esa imagen que su hijo Ignacio nos española en que es patente el influjo 
éáporvenir del género humano, pero abunda 
dej en su rescatador intento, la de ese ííen recursos absurdos y poco originales, del scientific romance, en su suprema 
«aragons tesonero y activísimo duran- éímanifestación wellsiana». Digamos 
óíííócomo el de obligar a un ingeniero a inven- 
te toda su vida, que muri con menor ítar un aparato —que pudo ser una metá- que el espíritu del scientific romance se 
áfora formidable— por medio del cual se 
suerte de la que mereca por su inteli- caracteriza principalmente por la con- 
gencia y virtudes» como justamente ísalvan las distancias seculares al través de vivencia de seriedad y juego en un arte- 
lo extradimensional. Con excesivo alarde 
dir la devocin filial.
úfacto literario que explota imaginativa- 
profético el autor desarrolla un argumento 
óque es toda una crítica anticipada —aun- mente la ciencia y la tecnología. Bajo el 
Elois y Morlok
seudónimo de Dr. Lázaro Clendabims, 
que débil— del porvenir social, y, no obs- 
Sobre otra de las novelas antici- tante este resabio de moraleja, el fantástico la novela de Mendizábal apareció el 
entretenimiento invita a reflexiones con- 
padoras de Carlos Mendizbal, Elois mismo año que Sentimental Club, de 
y Morlok, traemos aqu el comentario temporáneas y trascendentales.
Pérez de Ayala, también bajo el influjo 
Sobre todo, se desprende de la lectura í
que le dedica Juan Gutirrez Gili del scientific romance, aunque la había 
un interés comparativo: de un lado los é
(1931):
hechos en que viene resolviéndose el pavo- escrito al parecer «entre febrero y julio 
óde 1908». De la novela del zaragozano 
roso problema de las masas y los estamen- 
tos: por otra parte, la inerte mentalidad íéaparecieron varias reseñas elogiosas, lo 
El pseudocientifismo imaginativo
que mana los conceptos detenidos en la ú
de Verne cre un tipo novelstico que ha óque no sucedió con la obra de Pérez de 
gozado grandemente del favor del pblico. fecha de aparición del mencionado libro éáAyala.

porvenirista. Novela simple de la que surge 
Wells evolucion el gnero cientfico lite- éSegún cuenta Martín Rodríguez, 
rario, con poderosa fantasa. Pero la movi- esta involuntaria paradoja.
é
¿Y no es esta contradicción el telar en áí«Su trama sigue fielmente la de The 
lidad acelerada de nuestro tiempo viene a óíTime Machine (1895) (La máquina ex- 
satisfacer, a la saciedad, con sus auxiliares que se teje y desteje la realidad misma? íá
Son los Elois unas felices criaturas
ploradora del tiempo, 1926), a la que pre- 
cinematogrficos y periodsticos, la ape- situadas en no s qu siglo aún muy lejano, 
tencia imaginativa de las gentes, que hoy, átendía completar narrando el segundo 
incluso en la novela, gustan hallar el hecho nacidas para gozar de los privilegios edé- ááviaje en el tiempo del protagonista, del 
nicos de un mundo que une a la absoluta 
positivo, biogrfico, cientfico..., —de óque no había regresado en el romance 
donde nacen nuestras modas literarias.
molicie epicrea los ms aquilatados refi- 
namientos de las tcnicas industriales.
íáde Wells» Para Mendizábal, en este se- 
Es curioso observar que la epopeya Sonrisa de ngeles dentro de una rea- gundo periplo, al inventor de la máqui- 
se halla tan cerca del espritu explorador 
como del ciclo portentosamente caballe- lidad ilimitada por la elemental biologa: na le habría acompañado un hermano 
flores antes que criaturas racionales.

resco.
suyo misionero, que vio en el mundo 
Los viejos y acrisolados paladines Los Morlocks, contrafigura de los descrito por el viajero temporal el re- 
Elois, son la degeneracin del hombre 
enderezaban entuertos; los paladines sultado de unas tendencias aberrantes í
tcnicos de hoy consagran su existencia
tradicionalmente esclavo de la divisin del 
trabajo mecanizado, sector el ms amplio de su presente y, en primer lugar, una 
a las aventuras cuyo fin es enderezar de la grey histrica que inspira al autor descristianización que pretende atajar á
errores, rectificar prejuicios, proclamar 
verdades tangibles. La ciencia mueve a
sentimentales y nobles anhelos misionales.
en el futuro al que se dirigen.

Viven estos seres en subterrneos í
los investigadores a correr riesgos que no La novela, en dos tomos — señala 
sera posible afrontar sin serenidad en
talleres, sin luz ni alegra, espectros con- Martn Rodrguez—, describe con ó
densados, meollo de la Sombra. Retorno 
aras de una heroica vocacin. La reciente todo lujo de detalles en su primera 
hazaa del profesor Piccard, la expedicin de analogas inferiores por atrofia e hiper- 
trofia de unos u otros miembros, sin ms parte la biparticin radical de la so- á
rtica del «Nautilus», por ejemplo, ilustran conocimiento de ser que lo simplemente ciedad entre «carentes» y «habentes» 
con elocuencia el carcter espectacular y 
caballeresco de la ciencia desposada con
funcional, y el servir de races en constante (Mendizbal 1909), fijndose sobre 
suministro de las savias vitales necesarias a 
el deporte, prodigndose en los episodios todo en las perversiones de estos últi- 
dramticos y estimulantes de la gran las ramas libres y frutecedoras.
mos (promiscuidad sexual, eutanasia 
Este gnero de profecas escalofriantes, 
epopeya del progreso— Junto a estos voluntaria mediante paroxismos de 
casos verdicos, los pasajes de las aventuras traslacin convencional a la metfora de 
autnticas vulgaridades tirnicas, pecan de placer, culto a la belleza como religión, 
forjadas en el horno de las febriles un peligroso error; proyectar a una era remo- etc.), que los estaban degenerando 
imaginaciones literarias, palidecen sin 
remedio y nicamente merecen tomarse
tsima los males de la hora presente (...).
mentalmente hasta convertirlos en los



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