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Fernando Aínsa (Josian Pastor)


que no hay inspiración que valga más amado por Fernando Aínsa, «el único que [.] im- 

sin un verso leído no sé dónde.
porte ahora» (“La ley del embudo”, 21); y quien lo visitó 

lo puede comprender. El campo de Teruel, Oliete, hic et 
Haré del recuento de parte de mi vida nunc. Entonces «Oliete era tan solo / pocos días de vaca- 

(y sus altibajos variados)
ciones en invierno o verano. / El centro del mundo era 

materia del devaneo en que me solazo otro» (“Nueces, 1”, 45); ahora su campo lo educa lenta- 
tras adivinar el  n posible
mente a una nueva mirada, a una nueva audición de las 

en un diagnóstico apelado,
cosas: la mente se adecua progresivamente a la forma de 

instancia en la que todavía me debato.
la naturaleza y gana una lucidez que se traduce en una 
Y en eso estamos.
expresión literaria inusual, nueva para él. En el aproxi- 

marse a la naturaleza, Aínsa encuentra la esencia de lo 

«Chi non conosce la natura, non sa nulla, e non può poético, y el viático ideal, que se hace actitud, para con- 
ragionare, per ragionevole ch’egli sia. Ora colui che ignora
cebir la relación —una estrecha copertenencia sapien- 

il poetico della natura, ignora una grandissima parte della cial— entre el hombre y el universo. Aquí llega a com- 

natura, anzi non conosce assolutamente la natura, perché non prender cómo hay que mirar a la naturaleza y a la vida 
conosce il suo modo di essere» (Giuseppe Leopardi, Zibaldo- también, y cómo hay que escribirlas en forma poética. 

ne, 1821).
Una poesía que se expresa en una lengua clara, 

La vía maestra del conocimiento, por lo tanto, no discursiva, cuyo razonamiento no concede nada a los 
lleva el nombre triunfante de la razón. Si conocimiento fáciles juegos, a los halos líricos, a las ambigüedades 

es ‘penetrar en el sistema de la naturaleza’, no es posible construidas, a las analogías excesivas, ni a la seducción 

alcanzarlo solo con los instrumentos de la razón. Cono- perversa de las metáforas.
cer a la naturaleza signi ca conocer ‘su manera de ser’, Aprendizajes tardíos no es exactamente un libro sino 

es decir ‘lo poético en el entero sistema de la naturaleza’.
un cuaderno de poemas de carácter íntimo, coloquial, 

En este pequeño homenaje a Fernando Aínsa quiero que con todo no se asocia a una reductora noción de 
seguir el hilo “verde” de su mensaje ecopoético: ya no cotidianeidad. Lo que Aprendizajes tardíos propone es 

búsqueda de la utopía, sino aprendizaje fundamental de una sensación y una re exión que conduce al hermético 

habitar y vivir poéticamente la tierra.
territorio de las cosas. Poesía, pues, gnoseológica que 
Aprendizajes tardíos recoge las re exiones cruciales acerca a la metafísica; que no excluye la historia ni la 

de su geopoética y es una exploración sobre el terreno
identidad; que asume la condición del tiempo y de la


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