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J. Domingo Laín, J. Antonio Jiménez, y Manuel Pérez curas en el ELN
— Conocí personalmente a titulado simplemente Die Kirche; es de la Doctrina de la Fe a las órdenes
Hans Küng en un congreso, si mal no decir, La Iglesia, que sería el título
de Juan Pablo II?
recuerdo, o en una reunión de trabajo de la edición castellana realizada al — Ratzinger fue un buen pro-
más informal de teólogos entre los año siguiente en Barcelona por la fesor de teología cuya formación
que estaban ciertamente el director Editorial Herder. Y con licencia ecle- académica nadie discute. Pero no más
de mi tesis doctoral, M. Schmaus, y siástica, que no precisó en Alemania ni mejor que Hans Küng, cuya ense-
el mejor de todos mis maestros, K. que yo sepa. Su actitud crítica frente ñanza libre y responsable obligaron
Rahner, pero no Ratzinger que yo y de frente a la institución eclesiás- a la Comisión Vaticana para la Doc-
recuerde. Sería a nales de los años tica, que no confunde con el Reino trina de la Fe —presidida antes por
cincuenta —puede que en 1957— en de Dios y ve la historia con los pies el cardenal Seper y por el cardenal
Innsbruck. Sí, fue en octubre de 1957. en tierra y el resto en el trono; cuya Ratzinger después— a prohibir que
Y como dice Hans Küng en la segun- cabeza —el Papa y la del Papa— enseñara como teólogo católico en los
da parte de sus memorias —editada tiene sus razones que el corazón no centros de la Iglesia. El que sería con
en castellano con el título de Verdad comprende ni comparte como tantas el tiempo nada menos que Benedicto
controvertida por la Editorial Trotta— personas humanas y sencillas o teó- XVI llegaría tan lejos que Hans, su
asistió también Joseph Ratzinger, a logos sesudos incluso como el mis- colega en la universidad, lo llamaría
quien yo no vi. Ninguno de los dos mo Hans; todo eso, digo, y que nie- Gran Inquisidor. Si el primero se
fue condiscípulo ni maestro mío, me gue éste que el Papa sea infalible, me quedó en sus trece y en su libertad de
llevan pocos años.
atrae y me estimula. Me hace pensar pensamiento responsable, el segundo
— Sería interesante conocer su sin dejar de creer —lo con eso—,
eligió hacer carrera en la institución
opinión sobre ambos. ¿Qué valora y me acerca más a Hans Küng como de la Iglesia y o ciar siempre como en
más en Küng?
teólogo crítico, y por tanto responsa- ella se espera, legalmente, según los
— En 1957 publicó Hans Küng ble, que a su colega —por no decir cánones al uso y la tradición estable-
su libro sobre la doctrina protestante compañero— Joseph Ratzinger. cida. O la santa tradición traicionada,
de la justi cación en la teología de Con el que, no obstante, se puede no tradición viva y en la vida sino la
Karl Barth y era ya conocido y reco- hablar aún; aunque no siempre, ni muerta y enterrada por la costumbre.
nocido ampliamente por su talante comulgar sin más con sus ideas. Que Y como buen profesional o profeso
abierto y espíritu ecuménico. Pero son “la hostia” a veces, por no decir ese eclesiástico llegó a lo más alto.
todavía tuve que esperar unos años ruedas de molino.
Sin que esto le impidiera guardar las
hasta que apareciera en 1962 otro li- — ¿Y qué me puede decir de formas —y la cátedra— hablando
bro suyo titulado Strukturen der Kir- Ratzinger y, sobre todo, su inter- incluso con los ateos. Guardo en mi
che —con el número 17 de la conoci- pretación sobre la evolución del biblioteca una publicación en la que
da colección Quaestiones Disputatae Ratzinger consultor, buscado por se recoge elmente como primicia un
de la Herder/Verlag en Freiburg— y todos los episcopados europeos en debate público celebrado en Roma,
algunos más para que la misma el Concilio Vaticano II, y el Ratzin- en el teatro Quirino, el 21 de sep-
editorial publicara, en 1967, otro
ger presidente de la Congregación
tiembre del año 2000, entre Joseph
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