Page 42 - Crisis 14
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estupefacto la halagadora comunica- Los primeros compases de la ac- día a Ranillas, (sirviéndome de una 

ción oicial que me llegó de la Alcaldía tividad arzobispal tuvieron un ritmo Lambreta que me regaló Pachi Pardo 
de Zaragoza.
arrollador, inusitado, asombroso. Don Ayestarán para llegar a las torres y 
Como no podía ser de otra mane- Casimiro, perspicaz, inteligente, de chabolas más lejanas) desplegaba 

ra, poco a poco me fui incorporando gran sensibilidad social y atento a los una gran actividad en la ciudad, llegó 
alosmodosdeminuevavidayalas 
vientos que empezaban a cuestionar el momento en que no podía más.
luces y sombras de una Corporación los viejos y anquilosados métodos Y temiendo convertir mi sacerdocio 

que me permitió dedicarme a tareas evangelizadores, se percató enseguida en una profesión, le dije a monseñor 
intelectuales y sociales que jamás hu- 
de la cruda realidad de su nueva dió- Morcillo que necesitaba rehacerme 
biera podido desempeñar desde mi cesis, particularmente agravada en los intelectual y espiritualmente y que 

coadjutoría. Me siento orgulloso de suburbios de la capital. Y emprendió una etapa de silencio y estudio fuera 
haber pertenecido al Cabildo cesarau- la llamada “Campaña del adobe”, ten- 
de Zaragoza podría salvarme del gran 
gustano, cuya historia corporativa ha dente a dotar a las nuevas barriadas de bache que estaba experimentando. El 

sido brillante y ha estado jalonada por la ciudad, carentes de curas y templos, prelado me escuchó, pero no me con- 
eminentes iguras individuales en las de una mínima estructura que permi- 
cedió lo que yo le pedía: París. La capi- 
más diversas vertientes de la cultura
tiera una cierta atención religiosa. Una tal francesa le parecía un grave riesgo 

y de la acción social, si bien hay que foto del arzobispo con un pico en las para un sacerdote de treinta y cinco 
reconocer que hoy los Cabildos espa- manos abriendo una zanja para levan- años. Al inal, tras una tensa conver- 

ñoles están en franca decadencia, lan- tar un cobertizo, un cobijo, un algo sación, me dijo que me autorizaba a 

guidecen progresivamente y caminan para celebrar el culto, se hizo famosa marchar, aunque el destino elegido 
indefectiblemente hacia su desapari- en toda España. Así surgieron en Val- por mí no le gustaba. Al despedirme, 

ción deinitiva.
deierro, Venecia, Torrero, Ranillas,
ya en la puerta de salida, le dije que, 

— Y no te olvides de Ranillas.
La Bozada, San José, Picarral, La Paz, ya que me iba sin ninguna ayuda suya 
— Ranillas para mí fue un etc., pequeños enclaves sacros, instala- ni de la diócesis, me diera al menos su 

estupendo paréntesis, breve, pero dos a veces en el sótano de las casas, en bendición.

inolvidable. El 30 de mayo de 1955 el garaje de una torre, o en el campo, al 
fallecía en su residencia el arzobispo aire libre.
París, mon amour.
“
Doménech y Vals que había regido
— Finalmente conseguiste ir a 

la archidiócesis de Zaragoza duran- París.
te más de tres décadas. A pesar de
La igura de Franco
— Un mes después, en septiem- 

su avanzada edad (86 años) y de su a través de las homilías bre, con tres mil pesetas en el bolsillo, 
“
precaria salud, su fallecimiento ines- episcopales pronunciadas un tren Taf que partía de Zaragoza
perado causó una general sorpresa en a primera hora de la tarde me llevó a 
con ocasión de su muerte, mi 
la ciudad, de modo particular entre Hendaya y otro, nocturno, de Henda- 
tesis de Periodismo
el clero y asociaciones católicas. No yaaParís,medejóalas8delamañana 
estuvo mucho tiempo vacante la sede del día siguiente en la estación de Aus- 

de San Valero pues, a mediados del terlitz. Solo con mi maleta, sin dinero 

siguiente julio, montado en una mula Lograda esa escasa y pobre estruc- para tomar un taxi, sin conocer la ciu- 
blanca, como mandaba la tradición, tura constructiva, había que buscar dad, con escasas nociones del idioma, 

hacía su entrada solemne Casimiro los curas para atenderla. Y monseñor inicié mi aventura. Te aseguro, querido 

Morcillo González que llegaba desde Morcillo lanzó un llamamiento al Juan, que la Providencia divina no me 
el obispado de Bilbao con fama de clero para que, voluntariamente y en dejó solo y fuimos poco a poco resol- 

hombre brillante y emprendedor. la medida de lo posible, se prestaran a viendo todos los problemas, el más 

Pueden suponerse las expectativas atender a los feligreses del entorno. Y grave el del alojamiento.
que suscitó su nombramiento en una allí, sea por impulso natural sea para Cuando yo llegué a las orillas del 

Iglesia adormecida e insensible a los aliviar el peso de mis nostalgias raba- Sena, París era un emporio de cultura 

movimientos de renovación que iban leras, se ofreció a la misión el ya muy litúrgica y teológica y un hervidero 
surgiendo un poco por todas partes. ilustre canónigo Juan Antonio que de experiencias evangelizadoras. Eran 

No me corresponde decir aquí si se solicitó al prelado trabajar en Ranillas. unos tiempos en los que la Iglesia 

cumplieron o no esas expectativas. Fueron unos tres años de auténtica francesa todavía estaba viviendo la 
Pero no puedo ocultar que don Ca- misión en los que volví a ser plena- gran aventura de los sacerdotes obre- 

simiro tuvo mucho que ver conmigo mente feliz. En pequeña escala, volvía ros e intentaba responder con audacia 

en dos momentos cruciales para la a mis orígenes.
a la pregunta sobre la verdad de su 
orientación posterior de mi vida sa- — Feliz, pero.
condición cristiana. “¿Francia, hija 

cerdotal. Me referiré a ambos casos.
— Pero, como a la vez que aten-
predilecta de la Iglesia o país de mi-


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