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Luego se planteó la cuestión de
En el ensayo general de Marat/ todas las piezas. Se llegó a decir que ha- 

en qué sala se iba a representar Marat/ Sade ocurrió un accidente que pudo bía desencadenado la revuelta estudian- 
Sade
. Ingmar Bergman no se atrevió
haber tenido horribles consecuencias. til de Berlín, sin duda una exageración; 
a darnos la sala grande, sino que nos Se desprendió del telar una viga de exactamente igual que hace ya tiempo 

colocó en la sala pequeña. En principio hierro y cayó sobre las cabezas de los se consideró que Las bodas de Fígaro 
Peter se sintió irritado y dolido. Tanto 
cuatro cantantes. Mis grandes gorros había provocado la revolución francesa. 
en Berlin como en Londres la pieza se revolucionarios, forrados con mucha Lo que sin embargo era verdad era que 

había presentado en salas grandes. En goma espuma, que los cantantes odia- los textos ponían palabras al descon- 
realidad, la sala pequeña era demasiado ban porque les parecían demasiado tento que estaba en el aire y que la pieza 

pequeña para una pieza de tan grandes grandes e inmanejables, les salvaron la coincidió con la creciente politización 

dimensiones.
vida. La viga rebotó en sus cabezas y de los jóvenes y de una parte de los vie- 
Para mí de lo que se trataba era de cayó al escenario.
jos que llevaban tiempo propugnando 

solucionar un problema arquitectónico. Ingmar apareció como una bala. un cambio de la sociedad.

La di cultad que planteaba el espacio Entonces viví por primera vez su famo- Marat/Sade coincidió también 
escénico fue un desafío. La Sala peque- so ataque de ira, en este caso comple- con las nuevas tendencias en las artes. 

ña era originalmente un cine y tiene tamente justi cado. El único problema Eso no signi caba que los que se radi- 

muy poca profundidad. Allí había que era que lo dirigía contra mí como esce- calizaban políticamente se interesaban 
meter a treinta y cinco actores, músicos nógrafa y creadora del vestuario.
en las nuevas corrientes artísticas. Pero 

y escenografía. Decidí usar hasta el Yo no tenía control de los aspec- los artistas se radicalizaron política- 

fondo, hasta el telón cortafuegos y uti- tos mecánicos del escenario y me era mente. Para nosotros que estábamos 
lizar parte de la sala como escenario. Se imposible saber que un perno se había interesados en ambas cosas fue un 

aceptó mi propuesta.
ido oxidando lentamente y tras muchos tiempo movido.

Lo más radical fue que convertí
años  nalmente había cedido. La ira
Nuestra economía mejoró. Una sa- 
la sala en una parte del espectáculo. era mutua, yo no acepté la acusación y neada economía da, sin la menor duda, 

Cubrimos las paredes con un alicatado repliqué a su exabrupto diciendo que en una mayor libertad para desarrollar su 

blanco, mejor dicho, en algo que pare- realidad el jefe del teatro era el último profesión y dedicarse a ella sin necesi- 
cía azulejos blancos. Cuando entraban responsable, pero que ni él ni yo podía- dad de compromisos. Nuestra actividad 

los espectadores al salón quedaban mos controlar cada día todos los tor- fue adquiriendo mayor espacio. Lo que 

incorporados al espacio escénico. Eran nillos, pernos y tuercas que hay en un antes era considerado sin el menor valor 
colocados en la sala de baños del mani- teatro. En realidad, la responsabilidad ahora de repente era interesante.

comio de Charenton.
descansa en los que trabajan práctica- Los que antes habían rechazado 

La línea de separación entre el mente en el escenario —aunque en su a Peter eran ahora los que decían que 
escenario y el patio de butacas quedó defensa habría que decir que este acci- siempre lo habían apoyado.

aniquilada de la misma manera que
dente, incluso para ellos, era totalmente Viajamos mucho. Nos reunimos 

lo hacía durante las funciones que impredecible—.
con políticos del Este y el Oeste, con 
organizaba Sade con los pacientes en
El resultado fue una gran reconci- artistas y escritores en Europa, EE UU, 

el manicomio de Charenton para los liación a la manera del teatro: primero en Cuba y Vietnam.

intelectuales de París. Había sido un furia, luego lágrimas y  nalmente el Al lado de mi trabajo de diseño, 
espectáculo al que se peregrinaba en gran abrazo y el perdón. Los titulares de relieves de cerámica y escenografías 

aquellos tiempos. Las representaciones los periódicos sobre el accidente desper- para el teatro tenía mi compromiso y el 

eran una colaboración entre Sade, los taron todavía más el interés por la repre- trabajo político, particularmente en la 
locos, los delincuentes, los presos políti- sentación. En cierto modo esta disputa cuestión de Vietnam.

cos y las demás personas non gratas en entre Ingmar y yo estableció el tono Después del Marat/Sade Peter 

la sociedad francesa de la época.
sincero en nuestras discusiones que iba recibió el encargo de escribir una revista 
El breve periodo de tiempo en que a permanecer inalterado durante casi musical para los Beatles, pero ya había 

Ingmar [Bergman] estuvo dirigiendo veinte años en una buena cantidad de empezado a trabajar en La indagación 

el Dramaten fue un jefe comprometi- representaciones tanto en Estocolmo y tuvo que declinarlo. ¡Nuestros hijos lo 
do. Sabía lo que ocurría en todos los como en Munich y Salzburgo.
consideraron imperdonable!

escenarios donde se estaban ensayan- Peter escribía sin parar, artículos, 

do funciones. Solía sentarse bien es- Tras el Marat/Sade
novelas, pero sobre todo teatro. El 
condido en las últimas  las de la Sala El Marat/Sade hizo que empezase
trabajo común en el teatro y nuestro 

pequeña o en el tercer an teatro de la una nueva vida tanto para Peter como compromiso en lo relativo a la política 

Sala grande para poder tener una vi- para mí. En Alemania la pieza había tuvo una in uencia muy positiva para 
sión general de cómo se desarrollaban caído como una bomba. De un día para nuestra relación, aunque solíamos no 

los trabajos.
otro se había convertido en la madre de
opinar lo mismo.


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