Page 88 - Crisis 11
P. 88




Como la mayoría de los directo- Durante un desayuno en casa de las asociaciones cromáticas de cada 

res con los que he trabajado, también
los Brooks observé las cortinas gris blan- país. La escala cromática partía de la 

él empezó diciendo: “Una fantástica quecinas que cubrían un gran ventanal. pintura de la época de paso del siglo 
representación, pero creo que puedo Las señalé diciendo: “Esa es la tela para XVIII al XIX en Inglaterra. La pintura 

hacer más justicia a la pieza”. Echó una mis camisas de fuerza” “Pues cógelas. inglesa era más oscura que la francesa o 

mirada a los bocetos de los trajes y otras Tus deseos son órdenes”, contestó Peter.
la alemana de la misma época.
propuestas de escenografía, aparte de Lo tomé al pie de la letra y cuando Simpli camos la escenografía. La 

las que había hecho para el Schiller- se fue al teatro desmonté las cortinas novedad eran unos bastidores que pare- 
theater. Allí, de pie en el escenario, me con la ayuda del sirviente. A toda velo- cían rejas. Tumbados proporcionaban 

ofreció de repente que me fuese con él a cidad fui al taller de vestuario y las corté un espacio extra al escenario. De pie 

trabajar en el Aldwych Theatre.
en la forma aproximada de las camisas. podían simular rejas de cárcel. Incluso 
La propuesta de contrato con el Con ayuda de las costureras cosí, pegué nos servían para crear diferentes espa- 

Aldwych Theatre fue la más baja que y les di una pátina antigua. La tela era cios escénicos. La escenografía se fue 

he recibido. La invitación del Teatro se pesada y tenía una caída perfecta.
elaborando durante los ensayos.
inició así: “Es maravilloso poder vivir en Resultó que lo de las cortinas sólo También la música fue creándose 

Londres una temporada. Te pagamos era una broma de Peter. Las cortinas durante los ensayos. Aquella vez se 

comida y habitación.”
eran nuevas, exclusivas, caras y cosidas habían librado de la música de Ma- 
Como había prisa no me preocupé por una de las empresas de decoración jewski. Un compositor con presencia 

demasiado del contrato, y claro el resul- más conocidas de Londres Yo debería permanente, R.C. Peasly, iba ensayando 

tado estuvo a la altura de mi preocupa- haberme sentido aplastada, pero el re- soluciones. En este montaje la música 
ción. En Suecia no teníamos en aque- sultado merecía todo el alboroto. La tela recordaba la del music hall inglés.

llos tiempos intermediarios o agentes era la única posible. Se asentaba sobre Disponíamos de una traducción 

que se ocupaban del contrato. Eso nos ella muy bien la pátina y daba una fan- literal hecha del alemán por Geo rey 
ha costado a los free lance mucho di- tástica profundidad a la luz.
Skelton. El poeta Adrian Mitchel la 

nero. Negociar con un economista pro- Para los actores los trajes fueron tenía como material de trabajo e iba 

fesional signi ca siempre pérdidas. Así un poco demasiado pesados para faci- elaborando el texto en un inglés poético. 
fue también en Londres, pero en todo litar la acción, pero eran adecuados a
Él no sabía alemán. Para mí fue una 

caso al  nal recibí unos honorarios. Los la pieza. Los trajes obligan a los actores estimulante lección en el idioma inglés.

ingleses consideraban vulgar que yo a seguir un determinado esquema de Continué colaborando con Peter 
negociase mis asuntos.
movimientos. Mantenían una lucha Brook en el montaje que hizo en The 

Al principio viví en Londres, du- constante con las camisas de fuerza que Martin Beck Theatre en Nueva York
Marat/Sade 
rante un breve tiempo, en un pequeño llevaban.
y en la  lmación del el 
hotel y después me instalé en casa de Los trajes de los cuatro cantores se mismo año en Londres. El viaje a Nueva 

Peter y Natasha Brook. Acababan de fabricaron en un material más ligero ya York para trabajar en el Marat/Sade fue 

mudarse a Holland Place y yo dormí en que, a diferencia de los demás pacien- como viajar a un mundo diferente del 
un colchón tirado en el suelo en lo que tes, tenían que realizar movimientos que yo había vivido durante el año que 

iba a ser el cuarto de huéspedes. Los acrobáticos.
pasé como becaria en 1959. Entonces yo 
nobodysome- 
primeros tiempos, cuando vivía en el Uno de los cantores iba vestido
era un “” —ahora era “
hotel, me dediqué a reelaborar los boce- de arpillera con titulares de periódico body”—. El trabajo en el teatro se dife- 

tos que había utilizado en el montaje de impresos, textos que re ejaban suce- renciaba también mucho de la manera 

Berlín. Los fui completando y adecuan- sos políticos de la época y provocaban europea de trabajar.
do a la lectura que Peter Brook había asociaciones con los de nuestro tiempo. En EE UU el sindicato protegía al 

hecho de la pieza. Trabajar en un hotel Cosimos otro de los trajes con una ban- trabajador americano de los recién veni- 

implicaba que no tenía acceso a mi pro- dera tricolor rota y envolvimos en ella al dos. Nosotros no podíamos tocar nada, 
pio material. Lo tenía en Estocolmo.
cantor. Los trajes de los cuatro cantantes ni siquiera conectar un enchufe. Tenía- 

¡Pero la necesidad es madre de la estaban todos confeccionados de esos mos prohibido trabajar con las manos 

invención!
desechos que va soltando la sociedad
en cosas prácticas en el escenario, cosa 
Las camisas de fuerza de la pieza en que vivimos, y los cantantes eran los que yo había hecho toda mi vida. Ahora 

las iba a fabricar un taller especializado únicos que llevaban el gorro frigio de la tenía que señalar para que alguien hicie- 

en vestuario de teatro mientras yo pa- revolución francesa con una escarapela.
se mi trabajo.
saba unos días en Estocolmo. Hicieron El director de Charenton y su fa- Contrataron en Nueva York los 

un trabajo mediocre, creo que no había milia iban trajeados en una escala cro- mismos actores que en Londres. Pero 

visto nada igual. Había prisa para con- mática oscura a diferencia de la escala el espacio escénico era diferente. En 
seguir las nuevas. Pero no había dinero cromática clara que había utilizado en Londres el público se encontraba bajo 

para la tela.
Berlín. Lo importante era trabajar con
y tenía que levantar la vista hacia el


88

   86   87   88   89   90