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de arte si su receptor la percibe como verso de Miguel Hernández “no hay ma densidad de signi cados): En
obra de arte, es decir, si ese receptor extensión más grande que mi herida”, las manifestaciones artísticas pierde
acepta la invitación a actualizarla (en el
pero, aunque tales asertos no sean valor la convencional separación entre
sentido aristotélico de la potencia y el literalmente verdaderos, sí lo es la forma y contenido. Y de una manera
acto) mediante la aplicación de unas angustia del hombre ligada al día fa- especial en el teatro, la forma no es, ni
habilidades diferenciadas y adquiridas
tídico de su nacimiento y es verdadero mucho menos, un ingrediente acceso-
con el aprendizaje y la experiencia.
el dolor por la muerte de un amigo.
rio: sobre el escenario toda voz y todo
“
El juicio estético ha de ser ajeno al movimiento aparecen cargados de
Solo existe la obra de criterio de verdad o falsedad cientí- sentido; así, que un texto sea rimado, “
ca (véase Frankenstein), geográ ca que un objeto en la escena aparezca
arte si su receptor la percibe (de Ulises a Gulliver) o histórica (las iluminado con una determinada
inexactitudes de los dramas de Shakes-
como obra de arte.
intensidad o que un personaje hable
peare), bastará con que sea riguroso en susurros o a gritos son elementos
en su coherencia interna, incluso si altamente signi cativos. Si en una
El reconocimiento de “la verdad las normas de esa coherencia han
pintura (bidimensional, estática.)
metafórica” es uno de los utensilios sido inventadas para la ocasión, para estamos predispuestos a que cada -
imprescindibles en la caja de herra- la obra concreta, por el propio autor. gura o cada color puede expresar algo,
mientas del espectador teatral si, por Y además sin complejos, con orgullo qué fertilidad semántica no habremos
etimología, deducimos que metáfora de creador: “La verdad metafórica no de reconocer al teatro, ese “espesor de
es lo que lleva más allá: la evocación de es menos verdadera que una verdad signos” en palabras de Roland Bar-
lo ideal ausente hecha desde lo real literal. Un cuadro puede ser tan triste thes, y, por lo mismo, qué pericia no
tangible. María Moliner, en su Diccio- como gris: así, inversamente, la obra tendrá aprendida el espectador teatral
nario, de ne metáfora como “Tropo de arte puede representar, al denotar o para hacerse permeable a todas sus
que consiste en usar las palabras con ejempli car, propiedades que el mun- sugerencias. El teatro, donde lo más
sentidodistintodelquetienenpro- d“onoposeeperoexpresa”(Brioschi).
insigni cantesigni ca,ylomásirrele-
piamente, pero que guardan con éste vante releva (incluso revela).
una relación descubierta por la imagi- El espectador teatral está prepara-
Todos los recursos
nación”. Por la imaginación, subrayo; do y alerta para descubrir esa seman-
del teatro, máquinas,
imaginación que no es sinónimo de ticidad mágica, ingenua, se dirá, si se
fantasía, que no viene dada gratis, sino luces, muebles, telas y, por compara con la compleja tecnología
que precisa de la implicación activa del del cine y las otras pantallas moder-
supuesto, personas, están
receptor en el descubrimiento. Y sólo nas. Pero disfrutar de esa ingenuidad “
lo consigue si empieza por introducir dedicados al exclusivo n le emparenta directamente con una
esa imaginación como hábito en su de construir esa verdad tradición en la que reside orgullosa la
sistema perceptivo, por hacer que sea metafórica.
diferencia que caracteriza al teatro: la
estética su actitud para la contem- carnalidad de lo tangible, la emoción
plación del mundo, una actitud que de la palabra y el gesto, la inmediatez
convive unas veces mal y otras veces Podrá decirse que la metáfora de todos los matices signi cantes de
peor con la percepción utilitarista que transita por todos los géneros literarios algo que sucede ante nosotros sin
hoy domina: el corredor de ncas no y no sólo por el dramático, pero es que trucos ni arti cios facilitadores. Tan
ve el mismo paisaje que el pintor de el teatro, además de texto, es represen- irreales en su realidad que obligan al
acuarelas.
tación. Si en los géneros escritos la me- receptor, en cuanto sube el telón, a
El receptor de lo literario debe táfora puede ser una e caz estrategia una implicación, a un acto de fe, que
estar dispuesto a aceptar informacio- expresiva, en la representación teatral al usuario de las pantallas no se le
nes ambiguas, textos de imposible es la esencia: El escenario “es” la ver- pide y que ha dejado de practicar, por
interpretación literal, mensajes poli- dad metafórica del mundo. Y todos los anticuado.
sémicos que son billetes para el viaje
recursos del teatro, máquinas, luces, Y por eso cierro con cuatro versos
a un destino diferente del previsto y muebles, telas y, por supuesto, perso- de un poemario de Evgueni Evtu-
hasta a rmaciones que no son verdad. nas, están dedicados al exclusivo n de chenko que fue aquí muy leído en los
Pero la verdad no es una cuestión re- construir esa verdad metafórica.
lejanos años setenta: “Quiero ser un
levante para la literatura: Si Calderón Y aún hay, como ayuda a la poco anticuado / para que el tiempo
hace decir a Segismundo que “el deli- convivencia natural con la verdad no me borre, / para que no se aver-
to mayor del hombre es haber nacido” metafórica, otra habilidad que de ne güencen los muertos de mí, / ellos,
no está hablando para juristas, como al espectador teatral amenazado. La que conocían el antiguo y buen senti-
tampoco se dirige a agrimensores el
llamaré “semanticidad radical” (máxi-
do de la vida.”
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