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Antes de decir algo sobre el por ahí se han producido y se siguen hacerlo, su correspondencia en la 

teatro en sentido restringido, hay produciendo, si no heroicas innova- modesta red de las artes escénicas.
que hacer alusión por lo menos a 
ciones, sí unos desarrollos de conti- A falta de otra cosa, es en todo 
otro tipo de espacios ajenos en prin- nuidad con la tradición moderna de caso en los circuitos alternativos 

cipio a las artes escénicas. Aparte
experimentación escénica.
donde pueden encontrarse gér- 
de la calle, que siempre ha existido 
De ahí saltamos, prácticamen- menes más prometedores de otras 
en realidad como espacio escénico, te sin transición, al que se viene formas de relación. Tal vez en esa 

me re ero a los ámbitos de las artes llamando “teatro alternativo”. Lo forma de activismo melancólico se 
plásticas, en los que hay una tradi- 
que ante todo lo caracteriza es, una pueda mantener una esperanza. 
ción de al menos cincuenta años de vez más y de manera muy evidente, Pero también, y por el otro lado,

operaciones híbridas como el accio- el espacio: el pequeño formato de en las fecundas contaminaciones 
nismo o la performance, que han re- los recintos en que se produce y se 
entre discursos de la tradición mo- 
cogido y transformado aspectos del distribuye. Ya me he referido al in- derna capaces de crear conexiones 

teatro o la danza para devolverlos a cremento, o al menos el cambio cua- entre uno y otro circuito. Destellos, 
su vez, a manera de transfusión, al litativo de la concentración. El sen- 
cuando menos, de que el trabajo de 
cuerpo tradicional de las artes escé- timiento de pertenencia es menos resistencia frente a la normalización 

nicas, revitalizándolo.
acusado en cierto sentido y más en puede seguir teniendo un porvenir. 
En el teatro en sentido estric- otro, debido a la conciencia de éli- 
Un cruce de discursos que, a pesar 
to, se ha venido produciendo, en te. En paralelo, los procedimientos de todo, podría mantener algunos 

cierto modo como en la danza, una artísticos puestos en juego se distin- puentes por fuera de la endogamia 
escisión en la que el abismo no ha guen por poner el acento, o bien en de las parroquias.

dejado de crecer en las dos últimas la desestructuración de la percep- En  n, una especie de falsa 

décadas. Una escisión que tiene un ción y en la movilidad de los signos, conclusión sería que tal vez tenga 
correlato evidente en la especializa- o bien en la complicidad ideológica, razón Alain Badiou cuando dice que 

ción de los espacios.
o bien en ambos sentidos al mismo en realidad seguimos estando en el 

Hay unas, relativamente po- tiempo. La precariedad de medios campo de problemas planteados en 
cas, producciones que ocupan los condiciona decisivamente la mi- el sesenta y ocho. Lo que no quiere 

grandes teatros, tanto de titularidad nimización de lo espectacular en decir, desde luego, que nada se haya 

pública como privada. Resumiendo bene cio del margen concedido a
movido, sino que todo lo que se
mucho, hay dos opciones básicas. la imaginación. La renuncia, más
ha movido lo ha hecho fundamen- 

Una, los clásicos, en sentido amplio, o menos voluntaria o forzosa, a la talmente para profundizar en la 

que pueden ir desde Sófocles a Ar- espectacularidad tiene la virtud de complejidad. Pero a  n de cuentas 
thur Miller. Otra es la comedia dra- sitar la comunicación en su núcleo los con ictos básicos irresueltos de 

mática de éxito en Broadway, cuya esencial: un actor, un texto, un es- la modernidad continúan determi- 

importación, paralela a la entrada pectador.
nando, por debajo de cambios casi 
de los musicales, ha experimentado El abismo entre los dos tipos de siempre más aparentes que reales, 

un rápido crecimiento.
espacios teatrales y sus correspon- los interrogantes en los que las ar- 

La comedia dramática de éxito dientes producciones, con cada vez tes escénicas se siguen debatiendo 
se basa en tres pilares: uno, una más escasas situaciones interme- como pueden.

situación actual que implique un dias, me parece un aspecto preocu- Así que el teatro, en sus dife- 

dilema moral con el que el espec- pante para la buena salud de la esce- rentes manifestaciones, no lleva 
tador pueda identi carse; dos, una na, en la medida en que contribuye camino de apearse de la cuerda  oja 

hábil dosi cación de los elementos a la estabilización de parroquias en la que se juega la vida. Enfermo, 

de sorpresa, las frases lapidarias y que, por un camino o por otro, en- vulnerable y vulnerado, maltratado 
los chistes; tres, unos personajes quistan sus expectativas y di cultan por los poderes dominantes, resiste 

centrales aptos para el lucimiento una circulación más  uida del tejido con orgullo como reducto de hu- 

de grandes actores. Una combina- de la comunicación.
manidad en un mundo que parece 
ción de elementos procedentes del Se podría pensar que el pro- caminar implacable hacia su des- 

melodrama y de la alta comedia, blema conecta de algún modo con trucción.

con un barniz de atrevimiento con- la polarización de la vida política 
temporáneo.
convertida a su vez en espectáculo. 

Del repertorio clásico se ocu- La proliferación de redes desterrito- 

pan, aunque no en exclusiva, los rializadas que tiene lugar en otros 
teatros públicos. En relación con los campos de la comunicación no 

clásicos se da también una paradoja:
acaba de encontrar, y no sé si podría


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