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complejidad de la situación. Inquie- No está mal para empezar a po y con la imagen. En de nitiva, 

ta en el sentido de que el extremar la descon ar de cualquier dogmatismo. una continuación, quizá menos 
conciencia de la complejidad puede Vamos allá. Para desbrozar un poco 
ingenua, del trabajo crítico de la mo- 
recubrir, con no mucho disimulo, el terreno me apoyaré en algunos dernidad. El concepto acuñado por 

diferentes operaciones de “retorno al grupos de conceptos. Al primero lo Derrida de “deconstrucción” sigue 
orden”.
llamaré, un poco a lo bruto, “cuerpo, 
funcionando de momento como re- 
Se habla desde hace tiempo de texto e imagen”. Trataré de hacer ver ferencia principal. O bien, retoman- 

“posmodernidad”. Mucha tinta ha que las variables de mayor interés do un concepto de los pioneros de la 
corrido sobre los pros y los contras surgen de una determinada combi- 
semiología, la “movilidad del signo”. 
del concepto. Diré que no estoy natoria de ambas direcciones.
No es lo mismo, pero tiene que ver, 

muy convencido de la utilidad del en cuanto que comparte la actitud 
término, demasiado volátil, pero en Cuerpo, texto, imagen
básica de un pensamiento orientado 

todo caso estamos ciertamente en Muchos de los movimientos del a la movilización de supuestas evi- 

otra etapa, que algo tiene en efecto período heroico de las vanguardias dencias.
de volátil o, con el término de Baug- enarbolaban la bandera de la mate- Hay que advertir, en todo caso, 

man en boga, de “líquido”. (Otro rialidad del cuerpo y la voz del actor, que desde cualquiera de las opciones 

concepto, acuñado por Hans-Thies apelando con frecuencia a una cierta que he planteado se llega de hecho
Lehman, se ha sumado: el de “tea- interpretación de Artaud, más o me- a resultados equivalentes: partir

tro posdramático”). Sea como sea, nos fantástica, acusando a la palabra del texto, partir del cuerpo o partir 

seguramente se trata de un nuevo en escena de toda clase de delitos. La de la imagen no signi ca en último 
episodio de la modernidad, más que confrontación polémica con esa tra- término nada, o al menos nada que 

de una negación de ésta, como lo dición moderna ha dado lugar en las tenga un verdadero interés. Se trata, 

prueba el recurso constante a resu- dos últimas décadas a un movimien- sin más, de polémicas vacías, meros 
rrecciones de diversos momentos de to de reivindicación de la primacía señuelos para incautos.

las vanguardias históricas.
del texto dramático.
A propósito de la persistencia

De las muy diferentes tenden- Es bastante evidente que la de- de la exaltación del cuerpo se puede 
cias actuales resulta, en  n, un es- fensa del texto puede cubrir y de he- decir algo semejante. Asistimos con 

peso bosque de ángulos que señalan cho cubre posiciones muy dispares. demasiada frecuencia a cansinas imi- 

en todas las direcciones. ¿Cómo Entre ellas probablemente predomi- taciones de recuelo de algunos de los 
orientarnos? Una buena brújula nos na una suerte de “retorno al orden” paradigmas de la modernidad, espe- 

puede permitir salir del bosque. Pero de la llamada “obra bien hecha” o cialmente de las grandes  guras de la 

primero tendremos que preguntar- “carpintería teatral” premoderna. danza contemporánea, pero también 
nos si queremos salir de él o bien Más aún, en los últimos años asis- a trabajos que, tomando pie en los 

quedarnos a habitarlo, haciéndolo timos a operaciones de resurrección pioneros, son capaces de generar pro- 

tal vez un poco más acogedor o un del casticismo (viva el sainete y viva puestas estimulantes.
poco más estimulante.
la zarzuela), que no dejan de inscri- Obsérvese de paso que, a poco 

Me acogeré a una precaución de birse paradójicamente en una afano- que hablemos en serio, la distinción 

Pasolini (del texto 32 puntos para un sa búsqueda de la novedad a cual- entre teatro y danza se ha ido hacien- 
nuevo teatro):
quier precio. Aquello que el discurso do por lo menos borrosa. La presen- 

de la modernidad había relegado al cia o ausencia de un texto ya no es 

El teatro que esperáis, incluso el desván se presenta como el colmo del criterio distintivo desde hace mucho 
atrevimiento posmoderno. Bueno.
tiempo. Por un lado, porque muchos 
más absolutamente nuevo, no podrá 
ser nunca el teatro que esperáis. De Hay por en medio un aspecto trabajos cali cados de danza utilizan 

hecho, si esperáis un nuevo teatro, lo lateral, pero bastante saludable, de la la palabra. Por otro, porque lo que 
reivindicación de la centralidad del tradicionalmente se entendía por 
esperáis necesariamente en el ámbito 
de las ideas que ya tenéis: además, lo texto: es lo que evidentemente im- danza ha cambiado sus referencias 

que esperáis, de algún modo ya está plica de reacción contra los excesos técnicas hasta el punto de no diferen- 
de la espectacularidad, una cuestión ciarse de un teatro que preste alguna 
ahí. No hay nadie entre vosotros que 
ante un texto o un espectáculo pueda sobre la que habré de volver en otro atención a la presencia corporal y el 

resistir la tentación de decir: “Esto ES contexto.
movimiento escénico. No en vano se 
En el otro extremo, no deja de habla de “teatro-danza” como uno de 
TEATRO”, o, al contrario: “Esto NO 
ES TEATRO”. Pero las novedades, seguirse cultivando un trabajo crítico los diferentes casos de mestizaje con 

incluso las absolutas, como bien sabéis, sobre la materialidad del texto que, los que nos encontramos.
en el fondo, apuesta por un diálogo Lo que actualmente podamos 
no son nunca ideales, sino siempre 
concretas.
con ictivo de la palabra con el cuer-
entender por “texto”, a la vista del


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