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Reseñas


Cuando alguien nos toca



Juan Marqués



Claes Andersson; Y la palabra se hizo poesía. Traducción y prólogo de Francisco J. Uriz, Zaragoza, 

Libros del Innombrable, 2017.



































Como le pasaba a Antonio Ma- una tercera antología que, según expli- Claes Andersson es de esos poetas 

chado con Jorge Manrique, creo que ca en su extensa introducción, incluye hondos y sensibles (“Sé cuidadoso con 

Francisco J. Uriz podría a rmar que las dos anteriores, pero ampliándolas las palabras / cuando le describas a la 
“entre los poetas míos / tiene Claes sensiblemente, al tiempo que las ac- ciega / lo hermoso que es su rostro / 

Andersson un altar”. El infatigable tualiza, incluyendo poemas de los más cuando escucha”: p. 81) que no bajan 

traductor zaragozano ya había de- recientes libros del poeta y obteniendo ni un milímetro el listón de calidad 
dicado al que probablemente sea el así una panorámica ya no su ciente cuando se trata de lanzar so amas 

mejor poeta  nlandés en lengua sueca sino simplemente suntuosa, una “an- contra la indiferencia, el acomoda- 

dos antologías, una muy amplia en la tología completa”, si la paradoja fuese miento, y especialmente contra ciertos 
editorial pamplonesa Pamiela, en 1998 admisible.
acomodados (“Cuídate de aquellos 

(Lo que se hizo palabra en mí), y otra que Y en ella quienes hemos ido que sólo quieren vivir / su vida en paz. 

el Festival de Poesía Cosmopoética de leyendo todas en su momento po- / No reparan en medios”: p. 87), sin 
Córdoba le encargó diez años después, dremos volver a visitar esa poesía permitirse despistarse de “la lucha que 

en 2008 (titulada Los estragos del tiempo, intensa, directa, potente y honesta de eleva nuestra vida / a su dignidad hu- 

como el libro originalmente publicado Andersson, un poeta en el que, como mana” (pág. 99).
por Andersson en 2005), y que publicó en tantos casos de su generación y de La crudeza conyugal de las “Ele- 

la editorial Juan de Mairena y Libros esas latitudes, hay un precioso senti- gías de parejas”, en el libro Prodigio, de 

(y no es demasiado aventurado asegu- miento de comunidad tan arraigado 1984 (“Vete al in erno pero vuelve”, 
rar que jamás habrá habido en ningún como convincente, y que implica tanto dice alguien a alguien en un verso que 

rincón de cualquiera de los dos hemis- a lo colectivo (“la unidad más pequeña expresa de un modo sublime el des- 

ferios de este planeta una editorial con de la sociedad son dos personas”: p. gaste de la convivencia, pero también 
un nombre más abracadabrante).
46) como a lo íntimo (“Nos hacemos la dependencia emocional) o la to- 

Ahora, casi otra década después, y personas cuando alguien nos toca”: rrencialidad signi cativa de “Ninguna 

para celebrar la reciente incorporación pág. 270), de lo social a lo privado sin acción es una isla”, de Mis mejores días 
de su amigo Andersson en el club de ningún tipo de contradicción, al con- (1987) conviven con la ironía fértil y a 

los octogenarios, el gran Uriz ofrece
trario.
menudo autocrítica (“Nosotros éra-


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