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Creación
Nada más
Daniel Fopiani Roman
En aquel lugar lo conocían guía. Aunque a partir del cuarto ni- zona escrotal. Entre los compañeros
como Il costruttore. Otros, los menos vel tuviese que ponerse de pie para se habían preguntado en innume-
románticos, le llamaban directamen- seguir (normalmente comenzaba a rables ocasiones si Jimmy era cons-
te El tarado de la 147.
construir en cuclillas). En ese mo- ciente de este tic rijoso —. Uno, dos,
Debajo de su colchón,
mento, en esa fase de la edi cación, tres. ¡Siete pisos!
donde otros presos debían de si uno se inclinaba y miraba hacia —Que va. Una vez vi una es-
guardar pinchos, abrecartas o dentro, veía algo parecido a una tructura de nueve plantas. Alcanza-
destornilladores para agujerear colmena de triángulos a media altu- ba casi tres cuartos de la distancia
estómagos ajenos, Pietro Garnasso ra. Cuando la arquitectura llegaba a entre el suelo y el techo. Parecía que
guardaba tres barajas de cartas. los seis pisos, ya no hacía falta in- pudiese desarmarse de solo mirarla.
De las llamadas francesas. De las clinarse demasiado para sumergirse El capullo de Coney sopló desde
de picas y corazones. Tréboles y en su interior. Y al hacerlo, lo que aquí, desde fuera de los barrotes, y
diamantes. Sin embargo, no las se veía ya no eran hileras de formas se la derrumbó entera.
usaba para jugar a ningún juego.
triangulares, sino un recinto frágil y Jimi sonrió. Los dos hablaban
Las usaba para construir.
desconcertante de formas diaman- de forma tenue, como si no
Tomaba dos cartas y las incli- tinas absolutamente encantadoras y quisieran cortar el extraño trance en
naba hasta que se apoyaran una absorbentes.
el que se encontraba Il costruttore al
contra la otra, formando así una Si uno miraba durante mucho nal de la celda. No todos los polis
pequeña pirámide. Al lado de ésta tiempo, se mareaba.
son como Coney. Como el cabrón de
armaba otra estructura igual de Los guardias de la prisión Coney.
simple, delicada, sutil. Sobre las paseaban de vez en cuando por —¿Qué hizo el viejo? ¿Por qué
puntas de las dos colocaba una delante de la celda 147 para ver en está aquí? Es decir, supongo que
sola carta que formaba un techo, directo al costruttore, sentado detrás debe de ser un tipo peligroso. Tuvo
un puente entre vértice y vértice. del muro de cartón, en posición de que salirse de sus casillas al ver que
Operación que realizaba sumido en loto, con la mirada perdida y un hili- uno de nosotros le tira por los sue-
la más profunda de las meditacio- llo acuoso y translúcido brillándole los tanto tiempo de trabajo —Co-
nes hasta que el suelo de la celda en la comisura de los labios.
mentó Jimi mientras se rascaba la
sostenía una casa entera llena de —Mira, Frank, ¿no es hoy un entrepierna.
naipes. Pero una sola planta no era poco más alta? —dijo Jimi, un poli- —No se sabe a ciencia cierta
su ciente para Il costruttore. Sobre cía gordo e hirsuto que se rascaba la cuáles son sus cargos. Lleva a aquí
el techo del primer piso levantaba entrepierna cada vez que hablaba. más años que Gullet, El dinosaurio.
un segundo, solo que no tan ancho, Daba igual de lo que fuese. La ac- Así que ponte a hacer cuentas. No
encima del segundo un tercero; ción mental de abrir la boca llevaba sé. es un tío muy raro. No me fío ni
encima del tercero un cuarto. Y se-
intrínseco el gesto del restregón en la
un pelo —comentó Jack sin reparo,
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