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“horteradas” u “hortereces”, o quién Entre los poetas, circulaban defunción. M. Labordeta, P. Marín, 

era un “perfecto cretino” o decía ristras de versos que cruzaban las Gómez y Ciordia espabilaron la vida 
“cretineces” o a quién no había que 
noches de Niké como fosforescentes canija de la Zaragoza de los 50 y 60 
ir con “cretinismos”, o qué obra o  lacterias ensortijadas, respondidos con sus algaradas de “alivio para ca- 

película eran “nefastas’, o qué tipo algunos a coro. Lorca, Vallejo, Alberti minantes”. En cierta ocasión, alguien 
era un “epatante”.
y Neruda eran los más saqueados. Así tildó a Gómez de “imbécil”; Gómez le 
En segundo lugar; utilización —cito de memoria y sin más com- respondió con los siguientes términos 

casi sistemática del juego y rejuego
probación—, “El otoño vendrá con bien descompuestos en todos sus mo- 
de palabras, que recibían la denomi- 
caracolas, uvas de niebla y montes nemas: “Sí, señor, imbécil, que quiere 
nación parcial e incorrecta de retrué- agrupados” (voz semi-en. o : “cojo- decir no bécil; imberbe, no berbe; 

canos y que más bien consistían en nudo”); “Era domingo en las claras infante, no fante... ja, ja, ja, ja”.
toda la gama protuberante de parono- orejas de mi burro (coro:), de mi bu- 
Ignoro en qué año exacto se 
masias o calambures, cuando no de rro peruano del Perú”; “Me moriré en inició la vida de Niké, aunque los 

dilogías o equívocos. Títulos de libros París con aguacero (coro:) un día de indicios apuntan hacia los primeros 
o de películas, nombres de personajes cuya tristeza guardo ya el recuerdo”; 
años de la década de los 50. Parece 
y personajillos de la vida nacional y “Para que cinco gatos con las orejas que el primitivo núcleo había coin- 

local, anuncios publicitarios, clichés cortadas volcaran el vinagre (coro:)... cidido en la Agrupación Artística 
estereotipados, se veían sometidos Y el reloj sobre el muerto”; “Rezad, Aragonesa, centro que entonces 

una y otra vez a muñidos grotescos y bestias, rezad, que un Dios de inmen- presidía aquel gran personaje que fue 

estreñidas distorsiones con mayor o so culo (coro:), como el culo del rey Felipe Bernardos, siempre aliado de 
menor fortuna, con mayor o menor os espera”. Lo mismo ocurría con los los de Niké a quienes regalaba con un 

carga de humor negro. Así, “El día versos de los amigos, pero casi siem- francés de purísima fonología cruda 

del Seminario” se convertía, frente al pre para ser recitados y zarandeados escrita (“Tres... charmante”, “Tres... 
azogue lingüístico deformante, en “El en los registros de las más extrañas jolies”). Desconozco los arranques

día de semen agrio”; quien se iba “por ventriloquias.
de los primeros avatares nikeanos; 
“
los cerros de Úbeda” eróticos, fácil- sin embargo, y a juzgar por lo oído, 
mente podía caer “por los cerros de creo que se podrían trazar tres cortes 

uretra”. Los ejemplos más felices —y Niké no era una tertulia en su historia. El primero, un corte 

la lista se haría interminable— se o una peña en el estricto de iniciación o —con mayor exacti- 
daban en el terreno de la sátira social tud— iniciático. El segundo, un corte 
sentido usual de la palabra. “
y personal y, sobre todo, en el de la de asentamiento y culminación, que 
Niké era simplemente Niké.
literaria y sexual.
empalmaría sin  suras con el ante- 
En tercer lugar: la cita de versos rior. Hacia 1966, más o menos, empie- 

o frases tomadas de la calle o del za el momento de decadencia con la 

mundo de la cultura. El término desbandada y diáspora de muchos de 
“procrastinante”, arrancado de unos El anecdotario de Niké podría, sus componentes.

versos juveniles de J. Orús, tuvo for- por sí solo, cubrir estas páginas. De La época iniciática, según todos 

tuna; o aquel “el pavoroso vertido de L. García-Abrines se contaban lances los testimonios, debió de ser frenética 
polvo”, perfecto endecasílabo alite- peregrinos, como aquella famosa y delirante. Cuando alrededor del 57 

rado, con que E. Alfaro recriminaba conferencia sobre la zarzuela que comencé a frecuentar Niké en la com- 

desde La Hoja del Lunes la conducta impartió en Jaca —mejor estaría pañía de M. Labordeta, no recuerdo 
poco cívica de algunas ciudadanas;
decir que repartió, pues, conforme que tuvieran lugar hechos tan desa- 

o aquellas frases de una película leía los folios, los iba arrojando sobre forados como atestiguan tantos testi- 

protagonizada por Tina Pica, que un auditorio atónito—, o sus paseos monios. Fueron tiempos de eufórica 
Ciordia reproducía con rasgos des- por París, disfrazado de obispo cis- revulsión y de plena esquizofrenia 

ternillantes: “Me negáis el vino, me mático e impartiendo bendiciones a surrealista. Los documentos fotográ- 

negáis el pan. ¿Es ésa vuestra caridad diestra y siniestra. Después de pasar  cos los expresan con la vivacidad de 
cristiana? Apagad esa radio, i-co- un año en Zaragoza pensionado por las imágenes: rituales seudoór cos, 

no-clas... tas...”; o la arenga de un los USA para realizar un trabajo so- ceremonias catecuménicas, disfraces 

locutor de radio, de in amado verbo bre la rítmica del Martín Fierro (que, carnavalescos, exorcismos lanzados 
tribunicio: “Aragoneses de pecho du- por cierto, obligó a Ciordia a trazar contra las simbólicas brujas zaragoza- 

ro: hay que ir a la plaza”, que M. La- un recuento agotador de octosílabos nas, iniciación de los poetas catecú- 

bordeta encajaba a cualquier peatón dactílicos, trocaicos y mixtos), mar- menos en los misterios de la O.P.I.
ensimismado (“Hala, hala, aragonés chó a su universidad de Yale deján- A M. Labordeta se le ve o - 

de pecho duro, etc.”).
donos aterrados con la esquela de su
ciando con ardor zumbón y serie-


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