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utópico idealista. Quijote: “hombre Barataria. El rústico Sancho actúa salarios y pobreza, multiplicación de 

que antepone sus ideales a su pro- así con acierto; y solo sirviéndose
tributos sobre campesinos y comer- 
vecho o conveniencia y de forma 
de la equidad, la compasión y el ciantes, devaluación monetaria, des- 
desinteresada y comprometida en sentido común, sin legislar nada, le censo demográ co.; todo ello debi- 

defensa de causas que considera jus- cabe el gran honor de salir sin blanca do al crecimiento descontrolado de 
tas”. Demasiado.
igual que entró, “bien al revés de co- los gastos militares que el Imperio 
Y es que, aunque para sus co- mo suelen salir los gobernadores de de los Austrias exigía para mantener 

etáneos don Quijote fuera tal vez otras ínsulas”.
su hegemonía en el mundo. Enrique 
solo un personaje cómico de aven- 
Es difícil sostener que don Qui- Llopis, catedrático de economía de 
turas, loco remedo de los paladines jote –o Cervantes mismo– propug- la Universidad Complutense en una 

caballerescos; andando el tiempo
nara un nuevo modelo de sociedad reciente conferencia con abundancia 
su  gura creció hasta ennoblecerse alternativo, al estilo de la Utopía de 
de datos añadía en Zaragoza que el 
para representar hoy en la literatura Tomás Moro, la Ciudad del Sol de PIB del país en 1650 era un 15% infe- 

universal al héroe que, contra viento Campanella o La Nueva Atlántida
rior al de 1550 y que tardamos siglo
y marea y sin el menor cálculo per- de F. Bacon, aunque José Antonio 
y medio en recuperarnos de tamaño 
sonal, se entrega a la lucha contra Maravall o Heinz Peter Endress le descalabro.
“
los malvados y la protección de los atribuyen un anhelo de restauración 
desfavorecidos, ofreciéndonos de de la sociedad natural y campesina 
Nos guiamos más por 
paso –no digo que Cervantes lo tu- evocada en la mítica Edad de Oro. 

viera en mente– todo un ejemplo de
Sin embargo, todos entendemos que el señuelo de las amenazas 
el singular caballero de la Mancha
oralidad.
m
de los gigantes que por
“
es un indignado, un crítico perma- “
la limpieza de metas y la 
nente contra los vicios de la sociedad 
de su tiempo (a los que nombra en valentía del personaje que La gente ha 

muchas ocasiones) y que sus ac- les desafía.
interiorizado que don Quijote 

ciones disparatadas están guiadas es por descontado un 
por el noble propósito de ayudar a 
personaje utópico; lleno de “ 
los necesitados y conseguir esa tan
Con el Quijote y el quijotismo 

a menudo citada por él “república tenemos esa actitud ambigua que admirable bondad, sí, pero 
bien ordenada”. Modestos ideales perpetuamente nos interroga: Alon- 
utópico.
reformistas que nadie cali caría en so Quijano es honesto y generoso, 

principio de utópicos, pero que –no pero poco práctico; es ético, pero 
lo olvidemos– para millones de per- con ictivo; sus sanos valores mere- Así vemos al Quijote (I, IV) ejer- 

sonas en todas las épocas han sido
cerían triunfar, pero fracasan, parece ciendo –podríamos decir– de piado- 

y son todavía una utopía. ¿O no es que no fueran realizables en esta so juez de lo social a favor del pastor 
cierto, si miramos solo a los millones sociedad. Me temo que, azorados asalariado Andrés, a quien su amo, 

de empobrecidos y emigrantes de por tantos cálculos conservadores, el labrador rico Juan Haldudo, debe 

todo el planeta?
nos guiamos más por el señuelo de varios sueldos y azota además impu- 
Adolfo Sánchez Vázquez opina las amenazas de los gigantes que por nemente. Se erige (I, XI) también de 

que “toda la novela de Cervantes es la limpieza de metas y la valentía del diputado igualitarista en el discurso 

la narración de los intentos quijotes- personaje que les desafía.
a los cabreros, celebrando la antigua 
cos de introducir el Bien, la Justicia, Don Quijote, ese utópico, ese in- edad de oro donde todas las cosas 

la Libertad en un mundo en el que desmayable desfacedor de entuertos, eran comunes y reinaba la paz, amis- 

impera realmente el mal, la injus- nos cae bien. Aun así, tengo dudas tad y concordia; igualmente actúa de 
ticia y la coerción”. No está demás de si hoy saldría elegido como regi- improvisado tribunal de apelación 

aludir de paso –por si algo nos suena dor de las muchas ínsulas baratarias (I, XXII) contra las crueles condenas 

en el presente– que, como es cono- que necesitan en nuestros días un a los marginados en el episodio de la 
cido, en vida de Cervantes, justo en gobierno decente. Pero a todos nos liberación de los galeotes, a quienes 

las décadas del tránsito de los siglos gusta pensar –pese a que nadie ha considera víctimas de “torcido juicio 

XVI al XVII, los reinos de España encontrado la frase en ninguna de del juez” y lo encontramos (II, XLII 
sufrían una profunda crisis econó- las páginas del inmortal libro– que y ss) como asesor de su escudero 

mica y social expresada en un enor- un día don Quijote alzó la voz y pre- Sancho Panza, a quien redacta todo 

me aumento de la deuda de la Co- gonó a los cuatro vientos: “Cambiar un programa de conducta en el di- 
rona (en 1598 ascendía a ocho veces el mundo amigo Sancho, que no es fícil arte del gobierno cuando a este 

el conjunto de los ingresos), bajos
locura ni utopía, sino justicia”.
le nombran gobernador de la ínsula


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