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Tiempo de utopías


El quijotismo, la amable locura del utopismo



Víctor Herráiz



La conducta de don Quijote goza por sus valores idealistas de cierto aprecio benevolente, 

pero no lo tenemos como modelo a imitar: preferimos evitar los problemas que nos puede 


ocasionar.




































Don Quijote (Gustave Doré)







“¡No me seas quijote!”, “¡eso son des a entender”, “mejor harás en no ya te están poniendo los lentes tor- 

quijotadas!”
signi carte”, “al  nal, lo único que nasolados con  ltros antiutopía. Lo 
Consejo de padre. Así atajaba
vas a conseguir es meterte en líos”. curioso es que en estos casos la fami- 

la familia a los adolescentes que Ellos en el fondo estaban repitien- lia, los consejeros, recurren a la com- 

expresaban sus quejas por haber pre- do lo que recibieron a su vez de sus paración con el Quijote. ¿Por qué? 
senciado algún trato discriminatorio antecesores y con la mejor voluntad Porque al menos en este país la gente 

o vejatorio en esos años tan sensi- te estaban vacunando –a su mane- ha interiorizado que don Quijote, 

bles en que uno va alejándose de las ra– contra la posibilidad del fracaso, ese caballero de buenos sentimien- 
púberes placenteras fantasías y des- intentando ahorrarte el rosario de tos que lucha contra gigantes que le 

pertando con dolor a la abrupta rea- contrariedades y decepciones que superan en fuerza y medios, es por 

lidad, la de saber que este mundo no por ejemplo sufrió el caballero de la descontado un personaje utópico; 
será un camino de rosas. Los adultos triste  gura.
lleno de admirable bondad, sí, pero 

reaccionaban así movidos –pienso Pero también con la vacuna se utópico. Amelia Valcárcel no tiene 

ahora– por un atávico sentido de cuela cierta dosis de sumisión social, duda de que la lectura del Quijote 
protección a la prole. Te estaban esa que pretende domar la juvenil por encima de todos sus matices nos 

transfundiendo el precioso suero de rebeldía que brota espontáneamente deja esa sensación.

la experiencia. Aunque a ti te lo pa- ante las primeras muestras de injus- La de nición de la palabra qui- 
reciera, no es que se enfadaran conti- ticia. Nada más asomar en tus ojos jote en el Diccionario de la Real Aca- 

go; es que les preocupabas: “tú no te
de polluelo la crítica a la sinrazón,
demia insiste en similar derrotero


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