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para siempre, pero abriendo lugar a todos los monjes la misma mueca tendencia que hace que los estados 

un nuevo espacio de conocimiento, inexpresiva, todos los campesinos la pasen de la teocracia a la democracia 
la ciudad, donde un nuevo tipo de 
misma inclinación sobre la gleba. Se (.). El retrato del Renacimiento (.) 
sujetos interactúa y pone en marcha representa a ellos, siempre los otros, o airma la autonomía del yo (el derecho 

la máquina lógica (J.L. Pardo, La bien a todos. Y cada uno en su sitio.
que tiene el pintor a hacer de su
Regla del juego).
“
cuadro la imagen de lo que quiere) y a 
La ciudad es la superación
la vez la inalidad del tú (representar 

de la comunidad o más bien su aunhombreporloquees,noporlo De todos los 
imposibilidad. Con la crisis griega de 
que signiica o ilustra). Aunque con pronombres personales,
inales del s. V (a.n.e.) y la desmesura variantes, estas grandes características “
nosotros es el más 
alejandrina, Grecia se abre a Oriente del arte representativo se mantienen 
y a la historicidad, al cambio y al subrepresentado en el arte.
durante casi cinco siglos, desde Campin 
trastorno. Con el mundo helenístico hasta Cezanne (p. 212—213).

ya una transformación sustancial, la 
irrupción de la historicidad a lomos Esa autonomía del yo

de un poder político que desborda la inunda pausadamente la pintura
Los ojos del pantocrátor de san 

escala humana y, al tiempo, el inicio de autorretratos. El artista del Clemente de Tahull, son los de las 
de un poder —teórico todavía más renacimiento se reivindica: una gigantescas cabezas del Constantino 

que práctico— sobre la naturaleza identidad digna de ser pintada.
cristiano. Será difícil arrancar el 

de la mano de la lógica aristotélica. En Las Meninas, pintura a todas rostro al poder para concedérselo
Es también el tiempo de Roma,
luces excepcional, Velázquez parece al individuo, proceso que ilustra 

del Estado. El arte se puebla de airmar un paso más allá con la Tzvetan Todorov en su ensayo

rostros —la eigie del emperador reivindicación de un yo entre vosotros, Elogio del individuo (Barcelona, 
multiplicada—; pero no sólo: en
que melancólicamente —tal es el Galaxia Gutemberg, 2006). Desde 

la tradición patricia de las imagines abismo infranqueable que media inales de la Edad Media, en la 

maiorum retener el rostro es retener entre las condiciones sociales de unos el
pintura lamenca se produce una 
poder y el prestigio.
y de otros— queda en un yo entre revolución en la representación de

La construcción del estado, la ellos, el artista entre los reyes.
las identidades. La atención a lo 

individualización —que se percibe Políticamente, pese a la particular y a lo concreto deja de ser 
en el desarrollo del estoicismo y en
indicación de Todorov, hace falta considerada vanidoso alejamiento

lo que llamara Foucault el cuidado
todavía algo más que la mirada de lo esencial. Reaparece el retrato. 

de sí y que enlaza con las tecnologías asentada en un observador Es la persona singular empoderada y 
del yo tardorromanas y cristianas— consciente, para que la posibilidad de consciente de una nueva singularidad 

acompañan a esta emergencia del ese paso a la democracia quede abierta emancipada del medieval destierro 

rostro, esa rostridad que se consolida y en el arte. Hace falta cerrar el ciclo
en el cuerpo, pesado lastre cuya 
de la que hablan Deleuze y Guattari, de las personas gramaticales con la apariencia era absurdo recrear.

“máquina abstracta” organizada decisiva primera persona del plural.

entre los ejes de la subjetivación y
Lo que identiica a ese arte —escribe 
la signiicancia. El arte se llena de 2
Todorov— es precisamente haber 
“yoes” —en realidad, ellos-los otros— De todos los pronombres introducido al individuo en la imagen, 

que nos hablan desde el más allá o personales, nosotros es el más como objeto y a la vez como sujeto
desde la cima del Estado, signiicante subrepresentado en el arte.
de la representación, y la naturaleza 
privilegiado que transmite el orden Las razones son múltiples. La simbólica del sentido que permite esta 

de las cosas.
principal, con toda probabilidad, individualización. En consecuencia, la 
La Edad Media es una sociedad tiene que ver con la mencionada 
individualización no sólo transformó 
férreamente jerarquizada donde
supeditación del arte a al poder el pensamiento ilosóico y político, 

los seres humanos se agrupan en político y económico.
las estructuras familiares y sociales, 
órdenes estancos e impermeables. Durante un periodo extenso, 
las maneras de ser y de creer, sino
Así las cosas, la individualización que abarcaría más allá de las que también modiicó las formas 

en la representación carece de fundamentales transformaciones artísticas. Descubrir las sombras que 
sentido. Atrás queda la miríada
del renacimiento hasta el s. XVIII, el 
proyectan los objetos, el deterioro 
de retratos de El Fayum, tesoro artista carece tanto de la necesidad del cuerpo debido al paso del tiempo 

expresivo de la multiplicidad de una como de la autonomía suiciente o la perspectiva que organiza el 
comunidad romanoegipcia. Todos para producir un discurso que 
-espacio desde el punto de vista de un 
los reyes presentan el mismo rostro,
desborde el entramado de temas que
observador forma parte de la misma


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