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Primera clase
hacen ostentosa profesión.
Lo acepté, pero a condición de que 

— Entonces, ¿damos por re- — Háblame de los libros y au- yo actuaría como profesor, no como 
suelto lo de tu crisis?
tores que te han acompañado en tu cura. Lo aceptó y así se lo comunicó 
— Más o menos. Estas cosas camino intelectual.
al arzobispo Octavio Beras, luego 

hay que tomárselas muy en serio. — Sería prolijo e innecesario cardenal. Me ayudó el triunvirato 
—Ya me parecía a mí. Vaya-
referirme a algunos de los libros y civil de gobierno puesto por los 
mos a tu experiencia docente neo- autores que me ayudaron a limpiar militares al asumirlo tras la depo- 

yorquina.
mis telarañas mentales, por lo cual sición del presidente Juan Bosch. 
— La mañana del primer día de 
los omito. Añadiré, sin embargo, que Para retener mi puesto en Brooklyn 
comienzos del septiembre de 1963 en aún conservo los ensayos que para College, me ayudaron también las 

que crucé de Manhattan a Brooklyn cada una de las asignaturas de NYU autoridades académicas, de modo 
para dar mi primera clase de espa- escribí como examen parcial o inal; 
que pudiera pasar largos ines de 
ñol y de literatura me sentí tan libre almacenan polvo, pero son parte
semana y vacaciones trabajando

como un pájaro y tan feliz como un de mi testimonio y del proceso de en la bellísima isla. En muy breve 
colegial enamorado. Tenía un traba- puriicación de mi conciencia. Y no 
tiempo redacté unas constituciones 
jo propio, podría ser independiente omitiré que con don Casimiro, que modernas y visionarias que dieron 

(bueno, relativamente, como todo)
había prologado mi libro sobre la vida a aquel naciente centro de estu- 
y tomar la decisión que llegado el Iglesia, entrecrucé seis o siete cartas 
dios que de momento llamamos IFI, 
momento estimara oportuna. Pero mientras él asistía al Concilio en las Institutos de Formación Integral. En 

tardé tres años más en tomarla. Con- que, ahondando en la novedad de unas semanas fuimos formando lo 
tinué mi vida normal iniciada el año algunos documentos que le había básico: una biblioteca y un profeso- 

anterior y dediqué el mayor tiempo ayudado a preparar para su actua- rado selecto de hombres y mujeres 

posible a exigentes lecturas de lite- ción en él, le insistía en que el único de varios países residentes allí, reca- 
ratura, ilosofía e historia. No solo modo de hacer creíble a la Iglesia bando colaboración de la sociedad 

había que preparar clases en materia era, ¡es, es!, ser totalmente iel a sus si querían tener una universidad 

que nunca había enseñado, lengua y propias doctrinas y renunciar a su socialmente rentable, matriculando 
literatura, aunque estaba licenciado insistencia de presentarse como la más de 700 alumnos en facultades 

en Letras por Madrid; también de- única verdadera, lo cual supone un de nivel intermedio que, al abrirse

bía iniciarme en campos de investi- insulto a las demás, como si no pro- la Universidad Central, cerrada por 
gación ajenos a mi preparación ante- cedieran con al menos igual sinceri- continuas huelgas, no rivalizaran 

rior, por eso tan exigente en la vida dad en el culto a su presunta verdad. con ella: magisterio, secretariado, 

académica americana del publish or Cada una debe hacerse creíble por sí escuelas técnicas, enfermería, len- 
perish; pero mi vocación irresistible misma y por la calidad de su oferta guas, etc. Montamos también un 

ha sido siempre la de aclararme de religiosa. Y eso yo le decía yo, quien proyecto de alfabetización por radio 

un modo muy personal los proble- andaba ya tan extraño a todas ellas.
tras repartir cientos de aparatos por 
mas teóricos que se me presentan en barrios y bohíos.

mi propio camino vital. Este talante Fundador de Universidad en — ¿Y si todo iba tan bien, por 

explica la signiicativa dispersión Santo Domingo
qué acabó?
que ha caracterizado mi muy hete- — ¿Y cómo llegó aquella aven- — La venturosa aventura fue 

rogénea producción literaria. Por tura en Santo Domingo?
interrumpida por el estallido de la 

eso, más o menos profundamente — Quizá por esto que acabo de guerra civil el 25 de mayo de 1965. El 
inmerso en tareas de crítica literaria, decir, y porque hasta el inal luchó día anterior, la mañana del Viernes 

nunca he perdido de vista ponerme por retenerme, incluso con ciertas Santo en que me disponía a volar 

al día respecto a lo que se publica alusiones claras a que si volvía me para diez días de vacación y traba- 
sobre temas de mi personal interés, esperaba, tan joven, una mitra de jo, alguien que nunca he podido 

sobre todo de ilosofía de la religión obispo auxiliar a su vera, don Ca- identiicar me llamó desde Santo 

y de historia de las religiones. Creo simiro me pagó un viaje a Madrid, Domingo y tras decir rápidamente 
que es Ramón J. Sender quien escri- ya él su arzobispo, para almorzar
“Sr. Alcalá, no venga, que va a haber 

be, a propósito de sí mismo, que el en el viejo caserón de su palacio e revolución”, colgó. Lo cual me hizo, 

que ha sido picado alguna vez por el invitarme, de parte de la conferen- al in, recapacitar: ¿qué hacía yo con 
mosquito de lo religioso no termina cia episcopal, a hacerme cargo de la este ir y venir?, ¿no estaba cayendo 

de curarse nunca. Y resulta para- fundación de una Universidad Ca- de nuevo en la trampa que desde ha- 

dójico que suelan ser los agnósticos tólica en Santo Domingo, República cía años estaba intentando rehuir?, 
quienes sienten tales picaduras, mu- Dominicana. Se lo había sugerido ¿no era una engañifa actuar solo de 

cho más que los clérigos, que de ellas
Eduardo Torra, que por allí andaba.
intelectual activista sin permitir que


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