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Carreter, Enrique Tierno Galván, se atrevería a señalar las reformas la Universidad en que se analizarían 

José Antón Oneca, Gustavo Bue-
necesarias a la Iglesia católica y a
algunas de nuestras obsesiones re- 
no y otros. Y me asomé con ellos a 
las otras cristianas para hacerlas formistas. Lo titulamos “La cristian- 
otros modos de vida intelectual laica aceptables al mundo moderno. Solo dad pide un concilio”: diez lecciones 

ilosóica, literaria, en cuya compa- algunas secciones de ellos han sido de repaso a los más tensos proble- 
ración la que yo conocía y ejercía 
publicadas; otras esperan mayor ela- mas de la Iglesia y del mundo. Re- 
resultaba seca y enana. La Pontiicia boración antes de ver la luz, si es que cuerdo que yo me encargué de dos: 

me parecía más retrógrada aún que venzo mi tendencia a la holganza.
“Ante el escándalo de la desunión de 
cuando en ella estudié pocos años 
— Pues volvamos a Zaragoza.
los cristianos”, y “La santidad laica, 
antes; y la educación que se impartía — El nuevo arzobispo Casimiro al margen de la Iglesia”. Ansiosa- 

en los seminarios, inepta para ser
Morcillo me recibió con prevención, mente asistieron varios centenares 
“la sal de la tierra” en una España en por mi fama de rebelde, pero poco a 
de catedráticos y alumnos. Días des- 
transición inminente y en un mundo poco me fue otorgando su conian- pués Juan XXIII anunció el Concilio 

al in, al in, laicizado. Lo dije así en za. Ya al volver, me situó de capellán Vaticano II. No íbamos, pues, por 
público en ceremonia oicial, a costa del Colegio Mayor Cerbuna, en ple- 
caminos desviados.
de mi cese fulminante, más que mi na sede universitaria, y completaba — Pero los “tuyos” quizá no 

dimisión propia. Dos años, 1955-57, mis tareas enseñando Filosofía en
pensaban igual.
no aguanté más, y me volví a Zara- el seminario y religión en el I. E. S. — Se anunció una canonjía y 

goza.
Goya. Fueron cinco años, 1957-62,
participé en las oposiciones. El tri- 

— ¿Y que pasó en Zaragoza?
de actividad frenética, de estudio, bunal mismo, compuesto en cuatro 
— Te cuento antes que, mien- de redacción de libros y ensayos, de quintos de canónigos claramente 

tras tanto, había aprovechado varios conferencias, de dirigir ejercicios adversos a mí, me declaró vencedor: 

veranos en Heidelberg y en Múnich, espirituales y los llamados “cursillos no podía menos, pues demostré que 
y defendido en Roma mi tesis doc- de cristiandad”, etc.
el candidato oicial había plagiado 
“
toral: un hondo estudio, La Iglesia: toda su documentación. No obstan- 

misterio y misión, mi gran preocupa- En España no hay te, a pesar de que presenté al arzo- 
ción de siempre, que vio la luz en bispo una carta en la que le advertía 

1963 en la prestigiosa colección BAC auténtica democracia, con que su conciencia no podía permitir- 

(Biblioteca de Autores Cristianos). los tres poderes confundidos, le obrar con injusticia y que yo ac- 
Superando la eclesiología apologéti- tuaría en consecuencia, adjudicó la 
con un sistema electoral 
ca tradicional según la cual se puede canonjía al plagiador, a quien luego “
corrupto a base de listas 
incluso “demostrar” la existencia de nombró nada menos que su vicario 
Dios y verdad del cristianismo, y co- cerradas, verdadero cáncer general. Me repugnan las injusticias 

rrigiendo el concepto tomista de que político del país.
mucho más que las faltas de caridad. 

la Iglesia es “sociedad perfecta”, pro- ¿Se puede predicar justicia cuando 
puse un concepto vivencial: ninguna el predicador la incumple? No fue la 

religión es verdadera en el sentido de — ¿Y cómo podías predicar puntilla que iniquitó mi crisis, pero 

única valedera, y la validez de cada una cosa y pensar, tal vez, otra no tengo inconveniente en confesar 
una dentro del universal cuerpo mís- cosa?
que pesó en ella bastante, pero no 

tico de Cristo se “muestra” por su — Durante estos años se fue tanto como otros muchos factores. 

lealtad a sus principios y la utilidad incrementando la interna contra- Tampoco hay que contar entre estos 
y eicacia ejemplar de santiicación dicción existencial en que el fondo mi relativa falta de oración, ni mi 

en cada generación humana. El libro de mi conciencia estaba sumido. Mi relativa falta de castidad: no decidí 

iba a ser el segundo de una trilogía, acción y mi predicación caminaban poner punto inal a mi pertenencia a 
el primero dedicado al origen de la por una vía, y mis convicciones i- la clerecía y a la Iglesia por imperati- 

religiosidad instintiva en todas las losóicas y teológicas por otra, para- vos de la bragueta, sino por los de la 

culturas y de las religiones hasta la lela, sin que llegaran a encontrarse; honestidad y de la cabeza.
canalización de los politeísmos en el por el contrario, se distanciaban — Veo que esto es una confe- 

monoteísmo judeo-cristiano-islámi- cada día más. Era un alma dividida, sión en toda regla. Te advierto que 

co: todas, una vez iniciadas, se han a pesar de todas las apariencias. No no soy cura y que no estamos en 
ido desarrollando desde dentro, y por ansias de racionalismo, sino de un confesonario. Y me tienes en 

siguen siéndolo, pero mantienen los racionalidad, que no es lo mismo,
ascuas... Resuelve de una vez.

primos prejuicios ilógicos y prerra- de coherencia. Cierto día de enero — En la primavera de 1962 
cionales; el tercero, tras la crítica del de 1960 se nos ocurrió al gran Ángel conocí en el Cerbuna al consejero 

racionalismo teológico tradicional,
Berna y a mí organizar un cursillo en
cultural de la embajada USA en Ma-


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