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ópera, me gustaba que le gustase tanto territorio sueco, o nórdico en general, y de una trayectoria personal y de cali- 
á
a Woody Allen, que a principios de los ñélo hacían casi todo: traducían poetas y dad, como A quién ama Gilbert Grap- 
í
80 solo era un tipo simpático con mu- éínarradores suecos, divulgaban en mo- pe y Las normas de la casa de la sidra.
cho sentido del humor y poco sentido íínografías de El público el universo escé- Para cerrar este viaje impresio- 
í
del ridculo, me gustaron sus memo- íñóínico de Bergman. Y, además, Uriz era nista querría recordar a un personaje 
rias, Linterna mágica (Tusquets, 1988) y óel traductor y “poeta español” de Olof del que se hablaba a menudo en las 
óíá
una pelcula más de él: Fanny y Alexan- éóPalme (1927-1986). Con las salvedades letras españolas, en los Cuadernos de 
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der, descompensada y genial, basada áya expresadas, Suecia y su vasta cultu- Traducción de la Casa del Traductor 
en sus propios recuerdos. Otras que vi ra se hicieron más intensas en mi vida de Tarazona y con motivo de la apari- 

me resultaron un tanto insufribles o úíééñy en mi trabajo gracias a ellos. Y, ya de ción de su antología Textos en la nieve 

ridas: llegu a ver en los cineclubes de éóíépaso, gracias a La Casa del Traductor, (Fundación Jorge Guillén, 2002) que 
entonces El huevo de la serpiente. Nunca íque Uriz puso en marcha a finales de tradujo, cómo no, Francisco J. Uriz: 
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me convenci. Me pareci sibilina, éálos años 80.
Artur Lundkvist (1906-1991) De él 

crptica y tal vez plmbea. Con el paso íéAdquirí libros de otros escritores: se decían algunos lugares comunes: 
de los aos, me percat que la había Selma Lagerlöf, Astrid Lindgren, Nelly que adoraba a Pablo Neruda, que era 

visto tantas veces por amor a la fragili- Sachs y, muy especialmente, Gunnar su dios y su ídolo, y que despreciaba 

dad de Liv Ullmann. Por su sonrisa de íEkelöf (1907-1968), que era una debi- tanto a Jorge Luis Borges como a Gra- 
cristal, por su condicin etrea. Por en- lidad de Uriz y me lo recomendaba a han Greene. La palabra desprecio es 

tonces, en la prctica, suscriba por en- la menor ocasión. Hace no demasiado exagerada, pero aquí no es del todo 

tero aquello que dice Fernando True- tiempo vi en su casa de la avenida inexacta. Le interesaron en cambio 
ba: uno va al cine a enamorarse. De Valencia su poesía completa en len- Juan Ramón Jiménez y Lorca, proba- 

Harriet Andersson, de Liv Ullmann, gua original y experimenté una gran óóblemente los dos poetas mayores del 
óí
de Ingrid Thulin. Y ya que de suecas emocin: Ekelöf, tan variado y difícil, ásiglo XX en España, a los que tradujo, 
hablamos uno iba para enamorarse de tan intenso y alegórico, es un extraor- éy apoyó a Vicente Aleixandre, Octa- 

Ingrid Bergman, que durante muchos dinario poeta. En Aragón, dicho sea de ávio Paz y Cela. Él era muchas cosas: 
í
aos fue mi actriz favorita y la mujer paso, cuenta con un estupendo ilustra- óun crítico, un poeta (“es uno de esos 
imposible de mis das de primera ju- dor: Natalio Bayo. Entre otros trabajos äpoetas de la verdad declarada, de la 
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ventud (me quedo con Encadenados, destaca, para Nrdica, La leyenda de íntima autenticidad” escribió Neruda 
í
Luz de gas, Casablanca, Recuerda, Arco de F“a t u m e h , e n v e r s i  n d e U r i z .
en 1973), un narrador, un viajero (re- 
Triunfo...), y tambin de Greta Garbo.
cuerdo su estupendo Viajes del sueño y 

Greta Garbo fue muy importante la fantasía, Montesinos, 1989, con pró- 
Ingmar Bergman á
en mi aficin al cine: encontr un libro ílogo de Carlos Fuentes) y uno de esos 
esplndido de fotos de ella y de sus segua ah: era un genio, hombres que se mueven bien en los 

pelculas y quise escribir una biografa. a veces un genio fatigoso, pantanosos terrenos de la literatura. 
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Lo le todo, estuve a punto de viajar íóFue uno de los próceres, reales y ocul- “
a Estocolmo, busqu referencias de casi arrogante, pero con un tos, del Nobel de literatura y fue, ante 

Mauritz Stiller, que me produjo mu- mundo propio desapacible y todo, un estimable autor que conocía 

cha simpata: fue su enamorado y su dramtico.
bien España, donde solía pasar peque- ñ
Pigmalin, hasta que Hollywood y sus as temporadas, un buen traductor ñ
é
vanidades —y entre ellas el actor John y un defensor de las letras españolas ó

Gilbert— lo alejaron de ella. La Esfin- En esta lista hay otros muchos e iberoamericanas. Él, enamorado de 
ge no era una mujer simptica, pero nombres. Algunos tan recientes Goya, siempre ha estado ahí como un 
íñ
si misteriosa, atractiva, con secretos. como la poeta, narradora y perio- protector y un apasionado de lo hispá- 

Aqu en Aragn, llevados algunos por dista Sun Axelsson, la mujer que nico. Y, sin duda, de Aragón, a través 
la fantasa y los cuentos de fantasmas, perdi la cabeza por Nicanor Parra; de Servet, Gracián, Buñuel y el citado á

se escribi que la haban visto, retira- como la artista abstracta y geom- Goya. Eloy Fernndez Clemente re- 
éó
da y tranquila, por las Cinco Villas, trica Hilma af Klint, de la que me cordaba hace poco un viaje suyo por 
en concreto en los atardeceres por las habl Lina Vila y que fue presentada Aragn: “Gracias a Paco Uriz pude 

afueras de Ejea, con la paoleta anuda- en el Museo Picasso de Mlaga, o el conocer al gran acadmico sueco, el 

da en la cabeza. A travs de Bergman escritor Stieg Larsson, cuya triloga que decida los premios Nobel a auto- 
y de sus libros, especialmente el citado Millennium me gusta sobre todo por res en espaol, Artur Lundkvist, un 

Linterna mgica, conoc a sus traducto- su intensa defensa del periodismo. Y, personaje extraordinario, al que acom- í

res: la gallega Marina Torres y el arago- entre los ms lejanos, estara el rea- pa junto a Labordeta por tierras de 
ns de Zaragoza Francisco J. Uriz. Los lizador Lasse Hllstrom, que firm Goya, lo que le sirvi para escribir un 

dos eran como espaoles errantes en
dos esplndidas pelculas, en medio
precioso libro mal conocido aqu”.


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