Page 27 - Crisis 6
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a Okka, la vieja gansa conductora y lesto, pretendió con sus consejos desdeñosa, la leyenda de Uppland;
ñ
jefa del grupo. Su transformación ayudarle a valerse por sí mismo. Le el estupendo relato del cuervo que
fue evidente, tras haber asimilado ó
ííaconsejó que se hiciera amigo de los rescata las cuartillas de un original
las sabias enseñanzas que de ellos pequeños animales de los bosques: literario, dispersas por el viento en
óíú
recibi: a su regreso del periplo, una ardillas, liebres, gorriones, abejaru- Upsala; la aventura de Nils con el
vez recuperado su tamaño por pura íáñá
cos, picoverdes, alondras...: “si lle- cazador y el músico ambulante en
generosidad del duende, convertido gaba a ser amigo de ellos, podrían Estocolmo, cuya fundación sobre
öíá
en un joven cabal, honrado, tole- advertirle de los peligros, procurarle cuatro islas se evoca con singular
rante, amigo fiel de los pequeños, íó
éescondrijos y aún, en caso de ne- maestría; el hallazgo del aguilucho
defensor de los dbiles. No en vano cesidad, unirse para defenderlo”. al que Okka llegó a querer como a
a la autora, la tierna y clarividente íCosa difícil porque sabían que él un hijo desvalido. Todo constituye
Selma Lagerlf, le encantaban los ni- era el Nils travieso y rechazaron
un verdadero lujo, ameno, imagina-
os y saba hablarles y dejar en ellos ááóñsu amistad: “tú destruías los nidos tivo y pletórico de poesía.
í
huellas positivas, Sin caer nunca, íde las golondrinas, rompiste los Nuestro héroe, como antes
pese a que algunos se lo atribuyeran huevos de los estorninos, dejaste
óáacostumbraban decir las historias,
y reprocharan, en el mero cuento íen libertad a los pequeños cuervos, acaba por sentir nostalgia de su
infantil. Haba mucho ms en sus (...) cazaste los mirlos con cepo y casa, a echar de menos lo que antes
relatos: hondura, ejemplo, amor. Y encerraste ardillas en jaulas”. Visto
le importaba bien poco, el amor de
resplandor y belleza.
lo cual, Pulgarcito decidió portarse sus padres. Un gesto generoso del
Los gansos salvajes emigraban bien y ayudar a la bandada. Lo hizo duende que lo hechizó le devuelve
hacia el Norte, a las lejanas tierras de más de una vez, ayudó y salvó de su presencia anterior, su estatura.
í
Laponia, a los hielos y el fro; ya vol- aprietos a sus compañeros, se volvió Es ahora un guapo mozo, serio,
öí
veran ms tarde, al son marcado por valiente y tenaz. Y, naturalmente, responsable, valeroso. Vuelve a ser
el calendario y el clima, a descender los conquistó y se hizo querer; más óun hombre en un día que “prometía
ú
rumbo al sur y deshacer el camino. que de ninguno, de la centenaria ser muy hermoso, casi tan hermoso
éí
En medio, cuntos campos y bos- madre Okka, sorprendente ejemplo como aquel domingo de primavera
ques y lagos y ciudades. Y descrip- de solicitud maternal. En realidad, en que los gansos salvajes llegaron
cin de costumbres y narraciones de fue ella quien transformó a Nils, íhasta allí”. La bandada, siempre
íá
viejas consejas y tradiciones orales, haciendo de l una personita educa- madre Okka al frente, se va tornan-
transmitidas al calor del hogar en da y buena, tan lejos de aquel “mu- do extraña, ya no pueden hablarse,
noches interminables, inclementes, chacho que no haba sentido nunca éósus idiomas respectivos son muy
cuando el mundo de fuera resiste amor por nada ni por nadie; no édiferentes. Pero el recuerdo no ha
como puede los fuertes vientos au- haba querido jams a su padre ni a muerto del todo aún. Madre Okka,
lladores y los animales, tiritando, se su madre, al maestro de escuela ni
íüseparándose del grupo, va hacia él.
inventan refugios. Das distintos al a sus camaradas de clase...” Selma ééñPareció que todos le reconocían y se
fin de aquel del comienzo del viaje: Lagerlf humaniza admirablemente alegraban. Sin embargo, roto ya el
“era aquel un da muy hermoso y se animales, bosques, naturaleza en encanto, de pronto, “bruscamente,
perciba un airecillo tan fresco, tan pleno; pero su mayor mrito consis- callaron los gansos, le contempla- ñ
ligero y sutil que invitaba a volar”. te en que logra humanizar tambin ron con miradas de extrañeza y se
á
Y, a espaldas —a carramanchones, al propio Nils Holgersson.
separaron de él”. Marcharon por el ó
diramos echando mano del lenguaje Siempre, captulo tras captulo aire, en formación perfecta. “Nils
popular— del ganso Martn, asido de este maravilloso viaje, una gran sinti una sensación tan dolorosa
con fuerza a sus plumas, inici Nils riqueza de panoramas y lugares, que casi hubiera preferido conti-
su fabulosa visin panormica de campos y ciudades; ligando relatos, nuar siendo Pulgarcito para poder
Suecia. Con el mal propsito eviden- fantasas, personajes inslitos. Sin viajar por encima de la tierra y del íí
é
te de encender mi envidia de vido y abandonar esta hermosa Suecia: mar con una bandada de gansos ñ
é
casi infantil lector.
“A dondequiera que vaya, siempre salvajes”.
Nils, al principio, tanto era su encuentra el hombre en ella de qu Hasta aqu, El maravilloso viaje
éá
deseo de irse de casa, solo tema no vivir”, segn pensaba Nils, por otro de Nils Holgersson a travs de Suecia.
ser aceptado por la bandada, que lo nombre Pulgarcito. La esplndida ¡Viajar por encima de la tierra y del
abandonaran o le hicieran volver. cascada del ro Ronneby; la hermosa mar! El eterno sueo de volar que,
Madre Okka, bien intencionada descripcin de una tempestad en el luego, muy dejados atrs los catorce
pero an no resuelta a llevar aquel islote de Karl, la gran laguna de los aos, se repetira tanto en mi vida.
ser extrao como compaero, acaso gansos, el deshielo, el gran baile de Cuntas veces clam: “¡Oh, madre
problemtico y con seguridad mo-
las grullas en Kukkaberg, la cigea
Okka, vuelve! Llvame contigo”.
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