Page 14 - Crisis 6
P. 14




botones, ejercitantes de una bohemia la vida matrimonial, deja el hogar y ***

de formación apresurada, malamente óhuye de marido e hijos. Nos abandona En el trayecto del AVE a Madrid le 
aprendida, y sin absenta ni nada. Pero á
Úy no sabemos dónde ha podido ir. Ni ofrecieron un ejemplar de Paisajes des- 
no había rastro de aquella a quien es- ísiquiera tiene un amante, no sabemos de el tren, que ojeó sin mucho interés, 
ñó
peraba encontrar.
óque oculte ninguna aventura pasional. aunque tenía que reconocer que había 
En la barra del café, tras preguntar ááNos deja solos en el teatro y ella se va unas fotografías espléndidas. Pero 
íóóñ
confusa y azoradamente por una famo- éááéa su fiordo y pasea, tal vez, pensativa cuál sería su sorpresa cuando al pasar 

sa poeta que no se llamaba Nora, pero y feliz por el puerto de Oslo. Y quizás la página por la sección de novedades 
que quiz hubiese dado ese nombre, ya tenga nuevas aventuras y nuevos amo- editoriales se encontró con el rostro 

saben lo raritas que son esas poetisas, óres. Pero ella busca ser auténtica, solo de aquella “Nora” que había advertido 
óá
un curioso camarero — tuvo tiempo de Ále interesa ser fiel a sí misma. Y todo entre el auditorio ocupando todo el es- 
apreciar el colgante de su oreja izquier- íáóesto lo narra un autor que habla de as- pacio de la portada del libro, que la re- 
á
da y la estrellita de purpurina pegada cender a las montañas para encontrar vista reproducía. Nora ha vuelto, se leía 

en su frente—, habl de una señora ru- la eternidad, que nos previene de las claramente como título del volumen, 
bia, s, elegante, que acababa de aban- aguas envenenadas y nos hace amar a en grandes letras, pero le fue difícil leer 

donar el caf y que haba prometido los patos salvajes. Todo Ibsen es sufrir el nombre de la autora, en letra mucho 
ó
volver en unos instantes.
ílas consecuencias de afrontar la verdad. más pequeña. Junto a la reproducción 
Me estn tomando el pelo, estos Vivir la realidad. Dar un portazo al de la portada, se incluía un breve texto 

provincianos me estn tomando el mundo que nos ahoga y buscar nuevos informativo: “La autora, una desco- 

pelo, y adems voy a llegar tarde a la horizontes. Pase lo que pase, hacer lo nocida del mundo de las letras, y que 
conferencia, se dijo mirando con in- que creemos que debemos hacer. Un firma con seudónimo, aunque parece 
ó
quietud su reloj, mientras se sentaba en autor gravemente peligroso”.
áótener orígenes suecos, está obteniendo 
í
uno de los mullidos sofs que recorran En la sala, medio vacía —o medio con esta novela, de hondas influencias 
todo el permetro del ngel Azul.
llena que diría al día siguiente, en el ibsenianas, el favor de la crítica y del 
ó
— ¿Qu le sirvo? —le pregunt peridico, el redactor optimista—, se público. Se trata de una historia de 

otro camarero que bizqueaba inmiseri- escucharon corteses aplausos. No era, hondo dramatismo, el de una mujer 
cordemente.
desde luego, una conferencia para se- encerrada durante mucho tiempo en 
é
Mir a la concurrencia y se le esca- mejante auditorio: habituales jubilados áun ambiente familiar asfixiante que, 
íó
p sin ms:
que buscaban un asiento confortable después de muchas penalidades, logra 
— Una absenta.
para pasar un rato, amas de casas con íromper con sus tabúes personales y 

El camarero atraves con su ojo salpullido culturalista, viejos aficio- óencuentra su libertad lejos del mundo 

ms centrado la mirada del cliente, nados al teatro benaventino, algún que la rodeaba”.
mientras el otro se le iba por los cerros actor retirado, el redactor del periódico óAquel pequeño suelto en la re- 

de beda.
local... Pero tambin all, en primera vista, le alteró profundamente. Nada 
í
— ¿Cmo ha dicho?
fila, una mujer rubia, delgada, discreta, le decía el nombre de la autora, que 
—Un cortado. Con un poco de enjugndose unas lgrimas que haca evidentemente parecía auténticamente 

leche..., de mala leche.
rato que le surcaban la cara.
sueco, aunque, por lo que informaba, 

— ¿Cmo ha dicho? — ¡Pero si es Nora!
era simplemente un seudónimo. Se 
— ¡Leche!
El presidente de la entidad organi- sintió tan excitado y nervioso, que no ñ

zadora del acto se abalanz a felicitarlo, le quedó más remedio que acercarse 
***
al igual que otros directivos, con los que hasta el bar y pedir un whisky.
“El significado del teatro es otro tuvo que intercambiar las consabidas Estaba allí rumiando su descon- 

teatro. Lo que ocurre a Nora en Casa palabras de agradecimiento. Cuando cierto cuando se le acercó un simpático 

de Muecas le puede pasar a cualquier volvi la vista hacia Nora, la mujer ya seor.
ó
mujer espaola. Ibsen reconstruye un no estaba.
— ¡Es usted el ibseniano! Estuve 

mundo lleno de incgnitas donde la —Entonces nos iremos ahora a en su conferencia de ayer, excelente, 

solucin deben darla los espectadores cenar a Casa Lac, que ya nos esperan excelente...
y estos se alzan como jueces de una —deca en aquel momento el presiden- Se present como un tal Eugenio 

realidad que lo mismo es El pato salvaje te con cara de felicidad.
Mateo, y de sus palabras creyó entender 

como Hedda Gabler o Los pilares de la —Pero yo tendra que buscar a que era directivo de casi todo lo que se 
sociedad. Juzgar a los dems y someter- Nora... — se le escap.
organizaba en Zaragoza.

nos a su implacable veredicto. Buscar el — ¿Cmo dice? –pregunt con — Ah, entonces tal vez usted 

lugar que nos corresponde, el sitio que asombro el presidente, un tal Fernando conozca a una joven rubia que se sentó 
merecemos y todo ello verlo reflejado Morlanes.
en la primera fila... —dijo levemente 

en una esposa, Nora, que, cansada de
—Nada, nada... Era una broma.
esperanzado.


14

   12   13   14   15   16