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interesada tanto de la acción —los —nótese el contraste con lo actual— Así, en los tramos finales de la 

«luchadores»— tanto como del nego- íóílas opiniones quedaban fuera o rápida- Edad Media, el individuo —en cuanto 
cio —los «vendedores ambulantes»–. á
ímente desechadas y sólo funcionaban espectador—, agobiado ciertamente 
Es la buena vida de los espectadores álos argumentos razonados.
por las exigencias de la nuda vida, y 
ú
ociosos que pueden dedicar un tiem- úLa buena vida tomó en la Edad siempre en el seno de una comunidad 
po al entretenimiento, al conocimien- ó
áMedia el nombre del regreso a la que lo sostiene y que es su única posi- 
to y la reflexión —y a los placeres que áó«Edad de Oro». La resistencia tomaba bilidad de escapar de ella (de la nuda 

ello conlleva— cuando la distancia óóla forma de una nostalgia revolucio- vida), ejerce en la adversidad —vivida 
es suficiente y el tiempo discurre a la 
énaria y es que, a la dureza de la vida como radical injusticia e incumpli- 
velocidad adecuada.
íbajo el feudalismo, se añadieron los miento del pacto originario— la 

Ciertamente, la posibilidad de primeros trastornos del capital. En crítica en la forma de idearios eman- 
desarrollar esas tcnicas de «cuidado óuna sociedad notoriamente corrom- 
éócipatorios y en la forma del motín y

de s» estaban reservadas a una mino- íópida por la presencia cada vez más la rebelión. Todo ello porque dispone 
óí
ra, a los ciudadanos, libres y ociosos. éúgeneralizada del dinero, este anhelo del instrumento de la imaginación 
Slo o principalmente ellos —subraye- ífue expresado en el discurso rebelde 
ícrítica, entendida como la capacidad 
mos el masculino— estaban en con- óde los campesinos como restauración de recrear un mundo otro, así como de 
ó
diciones de poner en relacin la vida ñde la nueva Jerusalén, mesiánico imaginar los medios para alcanzarlo.

cotidiana con la realidad de un mun- anhelo consistente esencialmente
“

do comn, abstracto, porque su vida en la desaparición de la Iglesia y de 

—liberada de las coacciones materiales los señores feudales. «Tanto las te-
La destrucción de

ms imperiosas— les converta a ellos sis de Joaquín de Fiore como las de 
íáálas máquinas no fue una 
mismos en abstractos, en humanidad Amaury de Béne, redactadas casi al ñ
respuesta primitiva al 
antes que en hombres concretos.
mismo tiempo [finales del siglo XII], íó
Esa relacin constitua al mun- rompieron completamente con el sistema sino la expresión

óé
do culturalmente, es decir, como un pensamiento cautivo de la época, que óde una inteligencia que 

objeto de anlisis a travs de una pa- pretenda que la organización de la écombatía aquí y ahora, 
labra fruto de la reflexin en libertad. sociedad era inmutable, y entronca- 
atacando el elemento clave, “

Disfrutar del mundo (tambin) como ron de nuevo con el pensamiento crí- ó
ó
espectadores requera de tiempo libre, tico. Dicho pensamiento transmitía el momento inicial de la 
exigencia que se solucion poltica- la concepcin del mundo y de lo que ó
explotación

mente con el recurso a la esclavitud
se avecinaba que mejor casaba con la óé
ó
y el sometimiento de los excluidos, realidad de la poca: la de un mundo í
incluidas las mujeres. No era —no quebrantado por la irrupcin del di- Las fuentes de los materiales

ó
es— una necesidad: las diferentes nero, cuando la razn del comerciante óía recomponer por esa imaginación 
ó
formas de ideario comunista se cons- y su visin del mundo se estaban crítica, durante los siglos de la Edad 
tituirn contra esta determinacin, imponiendo a la razn y a la visin Media, son el discurso religioso y la 

pero la opcin no nos resulta extraa del mundo del guerrero. Conceba los cultura oral popular, depósito de la 

si reparamos en que —en tiempos del trastornos de los que era testigo como experiencia y el saber y los valores 
capitalismo— unas sociedades cen- la seal de un profundo cambio en el colectivos. Las condiciones materia- 
í
trales disfrutan de unas posibilidades espritu de la sociedad o espritu de les concretas del contrato feudal, la í
ó
de ocio fundadas en la globalizacin las costumbres». (Yves Delhoisie y conciencia de las implicaciones de 
de la explotacin del trabajo y de las Georges Lapierre, El incendio milena- los lazos sociales —no son esclavos 
ó
no-vidas de otros en las periferias.
rista). Retomando la observacin de sino villanos o siervos o labradores 

El caso es que ese tipo de comu- Pitgoras, se observa cmo el vende- libres, sometidos a cargas y jurisdic- 
nidades clsicas —a pesar del espe- dor ambulante comienza a disputarle ciones, pero provistos de ciertas ga- í
ó
cfico reparto social de regmenes de el espacio al guerrero, suscitando en rantas y libertades— dejan espacio 

sensibilidad— abrieron la posibili- la sociedad entera la nocin de cam- a la reflexin crtica sobre el cambio 
dad de que un individuo cualquiera bio. Fabricar, mover, cambiar. Dinero. de las vidas y contra la injusticia.

ó
—no un individuo especializado, La Edad Media comenzaba a disol- Con la secularizacin de esa 

funcionario o sacerdote— accediese verse para dar paso a la Modernidad. reflexin se abre el camino al huma- 
al ejercicio de la reflexin pblica
Comenzaba un mundo hecho de flu- nismo renacentista que convierte en 

y la bsqueda de la verdad y que la jos de capital, pero tambin hecho de esencia humana el accidente cultural 

afirmacin de lo bueno o de lo bello imaginacin revolucionaria. No slo de la autorreflexin y el imperativo 
se convirtiese en asunto de debate estn el guerrero y el comerciante poltico-vital de la lucha contra la 

comunitario, donde obviamente
sino tambin el espectador.
servidumbre.



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