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Escapar de la nuda vida —la vida necesario para garantizar su supervi- masia. Esta pérdida devino recurso 

en su grado mínimo, la vida en cuanto vencia. Lo cuentan los antropólogos. en relatos sagrados y profanos para 
mera pervivencia que describe Agam- 
El recientemente fallecido Antonio lección moral de castigo y someti- 
ben—, escapar del agobio de la super- óLópez Campillo, en La ciencia como miento o para subrayar el implaca- 
í
vivencia, del estado de guerra perma- íherejía, cita a M. Sahlins, M.N. Co- ble paso del tiempo y las amargas 
nente de todos contra todos, escapar 
hen y otros. «Estos autores —escri- lecciones del ciclo de la vida y de la 
de la explotación y de la alienación y óóbe— se basan en los estudios hechos naturaleza.

“
organizarse en torno a la vida auténti- íen los años 60 y 70 sobre los modos 
ca, la buena vida, parece haber sido el íí
de vida de las poblaciones llamadas 
proyecto propio de la humanidad —de éprimitivas, como los bosquimanos
La buena vida recibe

íó
esa «humanidad» de raíz humanis- íy los nativos australianos. Muestran el nombre de paraíso 
ta-ilustrada-socialista-libertaria.
éestos autores que no existía penuria “

íáterrenal en los discursos 
Al menos eso es una historia íalimentaria en aquella época. Se evi- 
fundacionales de las culturas 
que nos hemos contado desde que ódencia que cada trabajador efectivo 
decidimos combatir la maldición ésólo laboraba dos días y medio por se- y religiones antiguas

ó
del trabajo, la desigualdad impuesta íííómana, lo que bastaba para alimentar- 
óóáó
y las cadenas de la tirana. Dejando se él y aquellos que dependían de él: 
de lado la metafsica de las almas y niños y ancianos. (...) Disponían pues Las sufrientes sociedades agríco- 

los espritus, la buena vida podra de cuatro días y medio de descanso las se imponen debido a su capacidad 

ser aquello que nos constituye mejor por semana, tiempo que empleaban de transformar el trabajo en riqueza

como proyecto alejado de la especie. en juegos, fiestas, visitas y charlas
y poder. Demasiado rápido, esa ri- 

Proyecto perpetuamente fracasado
sin fin». Su afectividad empática, su íqueza y ese poder se convierten en 
íí
y traicionado, se nos dir, pero pro- imaginación y talento creativo, ali- patrimonio de minorías que encar- 
yecto performatizante, es decir, con mentadas por interminables noches nan el poder civil-militar y el poder 

efectos reales materiales. La vida, la de conversación alrededor del fuego, íreligioso. Con ello reaparece la buena 

buena vida, sera entonces la exis- causa y consecuencia de lo anterior, vida, pero convertida en exclusiva y 
tencia del ser humano liberada de su hicieron el resto. En ese preciso con- óexcluyente, la vida principesca. «Vivir 

determinacin animal como especie, texto nacieron los saberes y las prác- como un cura», se decía antes.

ó
emancipada de su destino metafsi- ticas que luego denominaremos arte, Grecia intelectualizó la vida coti- 
co-religioso y triunfadora frente al literatura, cultura. Y, junto a todo diana a través del discurso filosófico y 

sometimiento de races socioecon- ello, cabe suponer, la autoconsciencia ético. La buena vida tenía mucho que 

micas e histrico-polticas.
de la buena vida...
ver con la vida bella y con la verdad, 
Precisamente, con aquella buena valga la platonizante simplificación. 
ó
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vida se dio seguramente nacimien- Y entonces, irrumpen el arte y la be- 

La buena vida recibe el nombre to a la humanidad del ser humano. lleza. Aparece la reflexión sobre la be- 
de paraso terrenal en los discursos Gracias a la cultura, gracias a la tec- lleza en el discurso, algo íntimamente 

fundacionales de las culturas y reli- nologa compartida, aquellos seres relacionado con la vida auténtica, la 

giones antiguas. Remite —como en dejaron de ser una especie —no lo vida que merece la pena ser vivida
é
un remoto recuerdo— a una poca volveran a ser hasta el nacimiento y la que se nos desvela como verdad 
íé
liberada del trabajo, la maldicin ori- de la biologa— y se convirtieron en oculta o aspiración cívica.

á
ginaria en la tradicin judeocristiana. comunidades o, si se prefiere, en so- Señala Wladyslaw Tatarkiewicz, ó
Lejos de ser una mera elucubracin ciedades.
en su Historia de seis ideas, que los 

intelectual, inaceptable en un anli- El medio, el planeta, experi- enunciados que se han hecho sobre


sis materialista, este paraso perdido mentaba naturales oscilaciones que la belleza comienzan casi con toda 
existi, cuanto menos a juicio de quie- ejercan su presin sobre estos grupos seguridad con una extraña sentencia 

nes vinieron despus. Fue la forma y, como sabemos, en un determinado de Pitgoras quien se dirige a sus 

de vida de cientos de generaciones de momento los cambios ambientales discpulos en los siguientes términos: 
seres humanos durante el largusimo empujaron a algunos grupos a explo- «La vida es como una competición at- 

final del paleoltico. Su conocimiento rar formas de vida diferentes. Territo- ltica; algunos son luchadores, otros 

colectivo del medio, la colaboracin rializarse en lugar de nomadear. Las vendedores ambulantes, pero los me- 
solidaria y la destreza tcnica y or- exigencias de la agricultura ataron
jores aparecen como espectadores». 

ganizativa dotaron a estos grupos
las vidas a un trabajo manual muy Sea cual sea la trascendencia de esta 

de una eficiencia tal que lleg a ser exigente. Se comenz a trabajar de sol indicacin, remite a la importancia 
verdaderamente escaso el tiempo de a sol y la buena vida se convirti en lo de la vida ociosa y de la experiencia 

trabajo —caza, pesca, recoleccin—
prohibido y lo perdido por antono-
esttica. La buena vida aparece des-



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