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cascos. Ya se imaginan: un enveje- til, librábase del peligro merced a del tiempo. El anacronópete es


cimiento prematuro de su esposa, íingeniosos ardides.
una caja de hierro fundido que se 
y ya la tenemos libre de las tenta- á
éEste relato de ciencia-ficción desplaza por medio de la electrici- 
ciones de la carne. Lo que, de paso, íera para su tiempo sumamente dad. En ella, los pasajeros toman el 
é
como subraya Bergua, ayuda a éénovedoso, pues es bien sabido que “fluido García”, para no rejuvene- 
evidenciar la personalidad un tanto ú
óúíJulio Verne nunca llegó a utilizar cer cuando viajan hacia el pasado.

machista de nuestro sabio.
ócomo argumento el mundo micros- Le acompañan su ayudante 
íóá
El relato se sitúa en el depar- cópico. Lástima que la obra se per- Benjamín, su sobrina Clara y otros 
tamento de Microbiología de la 
édiera, ni siquiera yo la he podido personajes que se van añadiendo a 
Universidad de Würzburg, en la leer. El argumento que les he con- los viajes. Sindulfo define su má- 
ñá
que, pasados los aos, en 1895, el ñátado lo sé por los comentarios que quina como una «especie de arca 
aragons sera nombrado miembro mi hermano me hizo sobre dicha 
áúde Noé», que debe su nombre a tres 
correspondiente de la sociedad Fí- áíínovela|».
voces griegas: Ana|, que significa 
ó
sico-Mdica, y dos aos más tarde, óéóhacia atrás; crono, el tiempo y petes, 
doctor «honoris causa».
ééSindulfo García, inventor de la 
áel que vuela. La historia en tres 
En sus memorias, el hermano máquina del tiempo
actos describe, en su primera parte, 
ó
de don Santiago se refiere a una ááéUn aragonés, Sindulfo García, la presentación de la máquina en

obra perdida vinculada al gne-
íápodría ser el pionero inventor de 
la Exposición Universal de París de 
ro. “Contagiado por todo ello, mi la máquina del tiempo. Así debe- 1878. Le acompañan en este viaje 

hermano tambin decidi probar ríamos considerarlo si tenemos en ñiniciático un grupo de mujeres «de 
suerte en la tarea de escribir una cuenta lo que escribe Enrique Gas- ívida alegre» y otros varios persona- 
óñ
novela biolgica, de carcter didc- par y Rimbau en su novela El ana- óñjes a los que llevará hasta la batalla 
óóá
tico, en que se narraban las dram- cronpete, publicada en 1887, ocho óóde Tetuán de 1860. En la segunda 
ticas peripecias de cierto viajero aos antes de que H. G. Welles parte, viajan hasta la Granada de 

que, arribado, no se sabe cmo, al diera a la luz La máquina del tiempo ó1492, la Rávena del 690 y la China 

planeta Jpiter, topaba con ani- (1895).
ódel siglo III. En la tercera parte, ha- 
males monstruosos, diez mil veces Gaspar y Rimbau fue un ma- ícen una parada en la Pompeya del 
íñó
mayores que el hombre, aunque de drileo de vida cosmopolita. Ca- Vesubio y alcanzan al siglo XXX


estructura esencialmente idntica. sado con una aristocrática dama, ía. C., donde llegan a ver a los hijos 
En parangn con aquellos colosos ingres en el cuerpo Diplomático de Caín transportando el cuerpo

ó
de la vida, nuestro explorador tena y residi en Pars, Grecia y China. éóde Abel. Descubren el secreto de


la talla de un microbio: era, por Muri a los 60 aos en Francia, óéíla vida eterna en Dios hasta que, 
tanto, invisible. Armado de toda donde vivi gran parte de su vida. finalmente, Sindulfo, fuera de sí, 

suerte de aparatos cientficos, el Durante su estancia en Francia se acelera el anacronópete y la máqui- 

intrpido protagonista inauguraba sabe que entr en contacto con el na estalla al llegar al día de la crea- 
su exploracin colndose por una astrnomo Camille Flammarion, ción. Apocalípico.


glndula cutnea; invada despus autor de una novela llamada Lu- Para Gaspar el paso del tiempo 

la sangre; navegaba sobre un gl- men (1873), que exploraba los viajes está ligado a la atmósfera, como 
bulo rojo; presenciaba las picas en el tiempo, pero a travs de un explica en este símil con los ali- í

luchas entre leucocitos y parsitos; sueo.
mentos en conserva: «Dícese vul- 
á
asista a las admirables funciones, El primer intento de Gaspar y garmente que para conservar las 
visual, acstica, muscular..., y en Rimbau para su creacin csmica sardinas de Nantes y los pimientos á
ó
fin, arribado al cerebro sorpren- fue una zarzuela, a la que era muy de Calahorra hay que extraer el aire 

da —¡ah es nada! — el secreto aficionado, pero al no conseguir de las latas. Error. Lo que se extrae í
del pensamiento y del impulso su propsito la convirti en no- es la atmsfera, y por consiguiente 
ó
voluntario. Numerosos dibujos en vela, que public con numerosas el tiempo. Porque el aire no es más 
í
color tomados y arreglados —cla- y curiosas ilustraciones. El libro, que un compuesto de nitrógeno y 
ro es— de las obras histolgicas
adems de la fantasa, no ahorra oxgeno, mientras que la atmósfe- é

de la poca (Henle, Van Kempen, crticas a la sociedad de la poca ra, adems de constar de ochenta 

Kolliker, Frey), ilustraban el texto con sentido del humor.
partes del primero, y veinte del 
y mostraban al vivo las conmove- Se nos cuenta la historia de segundo, lleva en s una porción de ñ

doras peripecias del protagonista, Sindulfo Garca, un cientfico adi- vapor de agua y una pequea do- 

el cual, amenazado ms de una vez nerado que decide construir un sis de cido carbnico, elementos 
por los viscosos tentculos de un artilugio capaz de viajar al pasado todos que no se separan nunca al 

leucocito o de un corpsculo vibr-
al concebir la verdadera cualidad
llenar un vaco. Figurmosnos que



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