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permitirán programar el proyecto sando más que en Bureba en Bure- y que tiene «propiedades radiacti- 
ñ
de esos viajes planetarios; por íñta, la condesa, heroína de aquella vas de nueve a doce veces superio- 
ejemplo, el de nuestra cosmonauta í
íguerra. Total, que la Bureba II, o res a las del radio». En esa primera 
María Pepa, beneficiaria de aquel sea María Pepa, con tales prendas, expedición formarán parte de la 
áó
legado y que, además, es una ma- íáno tiene empacho en poner en mar- tripulación científicos de varios 
ica de muy buen ver. Los fondos 
íñócha un viaje espacial para explorar países.

para Mara Josefa son para desa- ónada menos que el planeta Venus Pero empiezan a sonar los cla- 
éíí
rrollar una nave espacial capaz de íé(¿cuál mejor si no para una mu- mófonos, es decir los altavoces, y 
volar hasta Venus.
í
íjer?), y para ello se embarcará en el comienza la aventura...

As la pinta el autor: «Vein- Autoplano A-1, que ella misma ha Solo nos queda completar 

ticuatro aos, pelo negro, ojos al óñconstruido y que ella misma tripu- estas referencias con la nota más 
pelo, aventajada talla, esbelto por- ñóólará junto a unos cuantos elegidos, 
insólita de la novela, aunque cier- 
te, gracia en la boca, luz en la mira- íentre ellos el secretario Jaume tamente justificada, puesto que 
óñá
da, todo esto, que no suelen reunir íáRipoll (cuota catalana) y otros ilus- baturra al fin era la heroína. Y, 
muchas mujeres y no he encontra- átres aventureros.

naturalmente, no podía faltar una 
do en ninguna sabia (el autor aflora íNo les hemos dicho que María copla de jota alusiva a tan trascen- 

algo de machismo), tena Mara óPepa disponía de un auto-avión, dental acontecimiento:

Pepa Bureba cuando gan el Gran también de su inventiva, llamado 

Premio de la Aviacin Sideral, que Colomba, que para sí quisiera el De Zaragoza a los cielos

se nos ha escapado una estrella. 
esperndola estuvo aos y siglos, agente James Bond. «Por cima de la íó
hasta que, vindola llegar, se fue lejana montaña apareció Colomba. Mírala allí, no tiene pierde, 
óque no brilla otra como ella.

tras ella».
Creció, acercándose; cernióse sobre úíá
á
Est claro que la maica era el Instituto (el de las investigacio- íUn viaje, sobre todo, a la fasci- 
una mujer excepcional, y no solo nes aeronáuticas) y, plegando las ínante imaginación aventurera. La 
ñ
por su belleza, claro. El autor escri- alas, se dejó caer sobre la platafor- íñámisma de Julio Verne.

í
be: «En el propio rin de la tierra ma, pues en el siglo XXII tenían ñViajes planetarios en el siglo XXII

aragonesa, en el zaragozano Coso, los aeroplanos alas plegables en vez áes una trilogía formada por las no- 
á
y de una estirpe en la que no eran de planos rgidos. En Zaragoza ha- velas De los Andes al cielo; Del océano 

novedad valientes hembras, naci ba dado el primer aletazo a la 1, 47, a Venus y El mundo venusiano. La 
la baturra herona de esta epopeya yelltimoladejabaalas2,47enel primera de las novelas comienza 
í
ultramundial que, adems de he- sistema planetario de Trujillo (cuo- ínarrando la construcción de una 
í
rona por sus arrestos y proezas, era ta extremea). «En Zaragoza aterri- íinmensa nave espacial bautizada 
fsica ilustre, eminente mecnica, z el Colomba en la vasta azotea de con el curioso nombre de novimun- 

qumica sapientsima, sobresalien- nuestra inventora, que hizo bajar
do. Esta astronave está destinada a 

te, en suma, en cuantas intrincadas a sus acompaantes al laboratorio; ñviajar al planeta Venus y está a car- 
y enrevesadas ciencias haba de y cuando all los tuvo djoles entre go, como sabemos, de María Josefa 

tener en las puntas de los dedos solemne y burlona, y echando ha- Bureba, la capitana. Muy en la 

para inventar a los veinticuatro cia atrs su graciosa cabeza:
línea de Julio Verne, Elola da una á
aos lo que inventado ser no pudo –Tengo el honor de presentar a detallada descripción del vehículo, ú
áí
en el montn que siglos que suma- ustedes a mi insigne maestra, doa que será impulsado por un nuevo 

ban las edades de cuantos sabios Mara Josefa Bureba... en la propia elemento energético; también se 
vivieron en el mundo desde 1918 a persona de vuestra nieta».
describen en la trama las intrigas 

2184. ¡Si sera lista la muchacha!». Mara Pepa, en efecto, era so- de miss Sara Sam Bull, comandan- 
Á
Un genio, diramos nosotros, una carrona, adems de que, aunque te de la Armada Atmosférica del í
superwoman total.
presuma de abuela, pareca no te- Imperio del guila Bifronte del At- 

Esa referencia a las «valientes nerla al sealar: «Aqu no hay otra lntico (confederación formada por 
í
hembras» de su estirpe la explica
inventora, ni ms sabia que yo».
britnicos y norteamericanos) y 
el autor a continuacin. Porque La nave espacial que ha de lle- espa de su pas, que intentará arre- 

llama a Mara Pepa «Bureba II»,
varla a Venus es una esfera de 600 batarle el mando de la nave. Conti- 

y nos dice quin fue la primera metros a la que denomina orbimotor na luego la triloga describiendo íñ
Bureba. «Es sabido que la Bureba I y est impulsada por el Cinetorio, la llegada de la nave a Venus, tras 

floreci en el heroico sitio que Za- mineral que ha sido extrado por la pasar por toda una serie de aven- 

ragoza sostuvo contra las huestes Bureta «de los pedruscos de Maipo, turas, y el viaje de vuelta a nuestro 
de Napolen I a principios del siglo regin volcnica perteneciente al planeta tras abandonar all a miss 

XIX». O sea, que Elola est pen-
majestuoso macizo del Aconcagua»
Sara a bordo de un pequeo sub-



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