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1.- De la época y la amistad
sujetos activos del entonces observen experimentación similar. O, al me- 

Éramos jóvenes.
todo, en el ahora, como sujetos esté- nos, particular. Dos galerías de arte 
Entonces, melancolías aparte, el 
ticos, algo vacíos de acción y dando (a la vez que lugares de re exión, 
mundo no era tal como nos lo ha- cabida a una piedad capaz de asumir convivencia y ocio) como Pata Gallo 

bían contado.
los posos hasta las heces).
y Caligrama-Pata Gallo, y una revista 
Quisimos cambiarlo.
Son las ruinas de la vida. underground, visual y de arte, Zoo- 
De nir aquel entonces con pala- Pero algo queda.
tropo, todas comandadas por Sergio 

bras que al  nal desfallecerán huecas Siempre queda algo.
Abraín, fueron mojones clarividen- 
o intentar un inútil reencuentro con 
El protagonismo de entonces
tes y vivenciales de aquella cardinal 
sus  bras ocultas, tan antañonas y tal vez ahora pueda aparecer como movida zaragozana (1978-1985). Movi- 

malogradas, puede carecer ahora de moribundo, además de irrelevante. da empecinada entonces en la busca y 
sentido. Hoy aquel pasado apenas Sin embargo, restan la actitud y sus 
captura de la vanguardia, la indaga- 
dirige la vida. Sin embargo, su res- escenas. Escenas de compromiso, de ción, la dinamización, la creatividad 

coldo todavía alienta nuestro existir indagación, de experimentación y de y el cambio artístico y social.
vital. Tal vez, porque nos explica y representación a vueltas con el arte
Si Pata Gallo (y los cuatro núme- 
explica (a toro pasado, por supuesto) y con el ser humano. Y eso es lo que ros de la revista Zootropo, el primero 

aquel equilibrio emocional que, di- al  nal siempre importa. Porque dar en 1977), con soportes ideológicos
fícil de atrapar en su pureza, rebosa carta de naturaleza a la vida tocada en la efervescencia del momento 

además en la ahora demasiada con- en suerte es la más sólida construc- político, supuso el inicio del expe- 

sistencia sobre la acomodaticia sabi- ción del individuo.
rimento artístico y visual en pleno 
duría del superviviente. Y, sin duda Por eso, importa dónde esta- centro histórico (calle del Temple, 

también, porque aquel entonces, ya mos. Por eso, importa la amistad 1978-1981) mediante el cual algo de

periclitado, todavía une y anuda en el (además de cuánto fuimos y cuánto la modernidad llegó a Zaragoza, Ca- 
ahora a los compañeros de viaje.
somos) e importa la historia, con su ligrama-Pata Gallo, buscando más el 

Compartir fuego, banderas, leyenda y su (algo de) verdad que extrarradio (calle La Paz, 1982-1985), 

lucha, imaginarios, caprichos, iras, hoy y ahora se acogen al fondo de la conllevó la aventura de abrir el foco 
derrotas, desastres, espacios o tiem- exposición retrospectiva de Sergio ya experimentado y de perseguir su 

po fue entonces argamasa, comunión Abraín, Rompiendo el tiempo, 1974- expansión hacia la mayoría de las 

e, incluso, sajadura con sangre en la 2018, en la Lonja de Zaragoza. Una esferas sociales, con mayor libertad 
pasión común por la cultura y por
exposición que reúne y resume los y descartando lastres innecesarios. 

la vida. Pero la utopía como pers- casi cincuenta años (1974-2018) de Por eso, el espacio expositivo de

pectiva legítima frente al naufragio su búsqueda y su experimentación Pata Gallo, a la vez lugar de inter- 
gris de una época heredada, también artística.
cambio de conceptos, de creación o 

produjo otras luces y estragos. Luces Entonces éramos jóvenes.
de experimentación, dio paso a la 

luminosas como la amistad, la per- El mundo no era como nos lo plataforma plural, dinamizadora y 
secución de la quimera o la llamara- habían contado.
aglutinadora que fue Caligrama-Pa- 

da del ideal con (o sin) el abrazo de Ahora no somos jóvenes.
ta Gallo. En ésta, además de cubrir 

los caminos del arte. Estragos plomi- Sin embargo, ahora sabemos ver ocios, vivir, conferenciar, exponer e 
zos como la decepción, la derrota e, (¿mejor?) la vida con sus múltiples intercambiar ideas o de expresarse, 

incluso, el acomodo  nal.
rostros, con sus múltiples viajes.
cada cual buscó convertir las quime- 

Éramos jóvenes.
ras en vida y, tal vez, hasta pensó en 
Creímos lo imposible. Y obra- 2.-De singladuras y aventuras
la posibilidad de hacer historia. Por- 

mos en consecuencia.
Frente al desierto o la convención, que, en Caligrama-Pata Gallo, junto

Entre la aventura y el deseo, ba- oasis innovadores
a copas, nocturnidad, marginalia, 
jo la necesidad y el delirio, a caballo progresía simple y fatuidad, hubo 

de la acción y en brazos de la utopía, Al desempolvar la época de la de todo y mucho: debates entre ar- 

armados con el aplomo o la urgen- Transición (1976- ¿1982?), tiende a tistas, proyecciones, “merchadising” 
cia, reinó la concordia, barbolló la admitirse que, en la aventura de la artístico, concienzudas reuniones... 

lealtad, se disparó la imaginación y, movida, Madrid se alce como rom- e, incluso, su ámbito espacial actuó 

entre otras cosas, hasta aleteó la bús- peolas casi único e insustituible de como fragua o pegamento de varios 
queda de un santo grial comunitario.
todas las Españas. Sin embargo, la grupos musicales, algunos después 

Ahora apenas queda constancia experiencia fue algo más genera- triunfadores, como Héroes del silencio 

de aquella lucha (es costumbre: todo lizada de lo que ofrece tan común
o Los Niños del Brasil.
alejamiento aniebla y mengua la cla- y reductora fotografía. Sin ir más Ambos oasis, innovadores, de- 

ridad y la consistencia para que los
lejos, Zaragoza gozó también de una
ben ser considerados hoy, sin reserva


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