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rimental. Nos remitimos para una chos dogmas y propició toda suerte mado por materia orgánica y dispo- 

mayor comprensión del tema a las de rarezas y singularidades y abrió el sitivos tecnológicos (cibernéticos) 
incursiones y ensayos de la composi- 
portal que dejaría paso a anomalías que tienen por objetivo mejorar las 
tora y artista sonora, Cathy Van Eck, múltiples que son sin duda uno de capacidades de la parte orgánica. De 

involucrada en liberar la disonancia a los motores de las revoluciones por- acuerdo con estos postulados es im- 
través de la electrónica y el arte sonoro 
que obvian la censura, consideran lo prescindible mencionar a Donna Ha- 
performativo, realizado con máquinas imposible y no tienen mesura.
raway y su Mani esto ciborg, escrito 

fabricadas por ella, en una apuesta en 1983, porque establece alternativas 
de riesgo que nos hace pensar en un Una de las catarsis más 
que tienen que ver con el feminismo 
mundo regido por antipartículas explosivas, el expresionismo esencialista y da respuesta a aquellos 

dispuestas a anular los universos re- abstracto
que proclaman y creen la existencia 
conocidos y aceptados.
Conviene quizá analizar y no 
de diferencias esenciales entre hom- 
Otro ejemplo idóneo podría
pergeñar, como es ahora el caso, una bres y mujeres y que justi can la 

ser la música cinematográ ca que de las catarsis más explosivas que se desigualdad por razones puramente 
durante largo tiempo se aferró al dio en una de las vanguardias artís- 
biológicas, y es por lo que la cientí - 
lenguaje más tradicional. María de ticas del siglo XX, el expresionismo ca invita a la mujeres a convertirse en 

Arcos compositora e investigadora abstracto, uno de los movimientos ciborg y romper el concepto de géne- 
en este campo, ha indagado sobre la más violentos del arte y que no tiene 
ro y todo tipo de ideaciones físicas
e cacia de un lenguaje experimen- parangón porque en su seno se alum- o sociales patriarcales, alcanzando 

tal pluridisciplinar trasladado a la bró una doble singularidad, la irrup- en la meta última la eliminación del 
pantalla. La autora aborda el análisis ción y existencia de grandes artistas sexo.

teórico práctico de la banda sonora mujeres —las menciono antes que a No podemos eludir en este plató 

de la película El planeta de los simios, sus colegas varones—, ellas fueron: los cambios inexorables que se ave- 
creada por el compositor norteame- Helen Frankenthaler, Joan Mitchell, cinan, ni contener el aluvión que la 

ricano Jerry Goldsmith. Resulta su- Lee Krasner, Corinne Michael West, tecnología comporta y para el que 

gestivo e incitante observar y sentir Perle Fine, además de Mark Rocko, quizá no estemos lo su cientemente 
la simbiosis que se ocasiona cuando William de Koonigm y Jackson Po- preparados. Una cadena de inquie- 

se incorpora una inarmónica com- llock y una cadena de actos catárticos tudes alimenta nuestra insaciable 

binación de sonidos o se abandona y de purgas exhaustivas sin prece- curiosidad ante el riesgo de deshu- 
el acompasamiento con el tema o dentes en el entendimiento del arte, manización que parece que conlleva 

argumento, labor que, en de nitiva, que pasaba por la destrucción de la a nuestra muerte corpórea y a la su- 

es la abjuración de los estereotipos, imagen y su asociación simbólica.
perioridad de la inteligencia arti cial 
clara herencia del romanticismo y Por otros lares coetáneos que en por encima de la humana, y un sin 

que puede inducirnos a no aplicar
principio tienen que ver con la tecno-  n más de protocolos que algunos 

el sentido crítico o a la ruptura de
logía y sus imbricaciones con las di- identi can como locura o desatino. 
la re exión estética, pero también
ferentes áreas del saber, se inicia una Lo cierto es que nos interrogamos 

a una gesta experimental sin prece- carrera contra reloj dirigida no solo
con temor y entramos en alerta 

dentes. Se trata de romper las reglas a destruir los constructos  losó cos, máxima sobre nuestro devenir, pen- 
del juego y de constatar qué grado artísticos o cientí cos, sino que va sando que quizá, solo quizá, muchas 

de contaminación sufre el discurso más allá, y descubre panoramas celo- de estas re exiones que abundan 

original y en qué medida afecta a la samente prohibidos que tienen que hoy en el siglo XXI pasarán a formar 
comunicación.
ver con la dependencia y cautividad parte de futuros y valiosos testimo- 

Seguimos explorando y contex- del cuerpo, en una estructura física nios de lo que fuimos y se extinguió 

tualizamos nuestras consideraciones que comienza a desestructurarse con prácticamente sin dejar rastro y que 
en el lenguaje visual, en un escenario las nuevas programaciones dirigidas solo será posible rastrear por huella 

de posguerra (periodo de la segunda directamente a cuestionar nuestra digital. Hoy nuestras promiscuas 

guerra mundial) donde el protago- identidad para,  nalmente, arribar
preocupaciones se enredan deam- 
nismo recaía sobre el holocausto y el a lo más prohibido como la pérdida bulando en la incertidumbre ante

vacío, que alentó un despliegue de o modi cación de nuestro material el cambio que ya ha superado los 

fervor dirigido al exterminio huma- genético y nuestra iniciación en prác- ciernes al aparecer los evaluadores de 
no, y cuya salida posterior no admi- ticas poshumanas.
calidad como factor que nos permite 

tía más que el rechazo de los valores En este avatar nos detenemos en eliminar “la ida y vuelta” y rechazar 

vigentes que habían posibilitado una de las de niciones que hemos de una vez por todas ese denunciable 
semejante genocidio. El surgimiento encontrado para la palabra ciborg. péndulo democrático que nos ha ali- 

de ediciones inéditas destruyó mu-
Un ciborg es un ser o criatura for-
mentado durante siglos.


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