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irrumpe la policía, el orden, el cen- ni Emilie Dickinson ni Szymborska Acude a sus guías, Baudelaire, al 

tro, la virtud. Que son valores poco son capaces de venir al rescate, en frente de otros muchos referentes: 
románticos, y el poeta, como tal, los 
ese ruido incoherente en que se ha Eliot, Bob Dylan, Emily Dickinson, 
denigra. Baudelaire le acompaña
convertido la vida.
Leonard Cohen, Virginia Woolf, Sol 

en su negación de la virtud. En su La poesía se hace así imposible. Acín, Rosendo Tello.
aprendizaje, el poeta ya sabe que la Y el poeta desespera. Ya no puede 
Una búsqueda que le lleva des- 
virtud es el mal. Porque identiica la coniar ni en las multitudes. La de el desconcierto a la nada. Tal vez 

virtud con el egoísmo, y busca —él humanidad se ha vuelto un ciborg sea la nada el refugio de la poesía,
que pregonaba su ausencia de pensa- colectivo, de espaldas a la vida. Vir- y en esa lucha contra la nada esté el 

miento— el concepto de lo común, ginia Woolf viene a su encuentro. sentido de la poesía. En medio de 

donde está quizá la salvación y la Otro pesimismo más. Y Sol Acín. una multitud, a la que quiere defen- 
poesía.
Aunque la lírica, se consuela, vi- der, frente a la dictadura del poder, 

Haciendo mutis por el foro, el virá siempre ocultando su secreto que impone sus leyes con la fuerza 

poeta se toma un descanso. Habla de indescifrable. La lírica, recordará a de sus “manadas”, y frente al ruido 
su buhardilla, espejo de su desazón, Rosendo, “algo que no es la luz luce que todo lo acalla, especialmente la 

y de su madre ausente, donde un en la nada”. La nada al in. ¿Será la libertad, y a una poesía sin corazón, 

soneto concentra en su molde una lírica ese tedio que habita la nada y la razón poética no encuentra su 
gran emoción.
nunca nos abandona, que pregona el voz, su sitio, su espacio. Quedarán 

Y de nuevo se pone “a los pies omnipresente Baudelaire?
solo las palabras, escondidas en su 

de la lírica” y a la sombra de Baude- Y de repente el relámpago, la luz verdad inmarcesible, esas pocas pa- 
laire, y hasta de Dylan. No son pen- ansiada, hallar la verdad que cobija labras verdaderas que dijo un poeta 

samientos optimistas. La vida está la nada:
al que el poeta no nombra. Libro de 

cautiva y la libertad es un soneto preguntas, de interrogantes, de du- 
huérfano. Las ciudades están vacías Solo en las palabras supe que había
das, de iluminaciones intransitivas.

y la lírica es un eco al que nadie res- tras la luz aún más vida y más palabras El poeta ha volcado en sus 
y que todo acababa, luz del día,
ponde.
versos su desazón existencial, pues 
¿Dónde encontrar la voz de la tras los sonidos de la última síla
sus creencias se difuminan frente a 
ba.
poesía? El poeta insiste, no quiere un mundo sin habla, o de palabras 

renunciar a una lírica que sí moleste. Y La suite de los versos.
secas, deshabitado en suma. Solo 
De nuevo el poeta arremete contra la El poeta sigue remitiéndose a la salvación personal, en esas pocas 

poesía de salón, que mata a la poe- sus mentores. Deja el discurso libre palabras verdaderas.

sía, que anula la voz:
y expande sus versos, sin cortapisas. Un libro intenso, apasionado en 
Para decirnos, ¿qué? Libre de pre- su escepticismo, en la búsqueda de 

Así proliferan hoy los versos de algunos guntas, el canto a la poesía se solaza la poesía que hace posible una vida 
poetas
en su airmación personal, porque plena, el libro de un resistente que 
que se sumergen en los diccionarios
siempre que sopla el verso la vida se se niega a aceptar la realidad que se 
en incansable búsqueda de la palabra 
recrea; descree de los mitos acusa- nos impone. El libro de un naufrago 
perfecta;
de la palabra que no signiique ni pueda dores religiosos; traza una autopsia que intenta alcanzar al menos su isla 
a la Europa desalmada, en un im- redentora, en la que hacer morada 
pronunciarse.
Una palabra sin sílabas ni intenciones. presionante poema que trae ecos del de su utopía, porque sus preguntas, 
y así nace su nuevo concepto de lírica, 
apocalíptico “Aullido” de Ginsberg; las que lleva en el corazón, y le acu- 
una lírica políticamente correcta
un discurso que traspasa, conmina- cian, no tienen respuestas a la altura 
que no perturbe las mentes ni las vidas.
torio, demoledor, al siguiente poe- de sus circunstancias. Un desalen- 

ma, “Dios está siempre en medio”; tado, nostálgico, iluminador canto a 
El mensaje está claro. Y en la y en esa “Danza inal y vertiginosa”, la deshumanización del mundo que 

ciudad vacía la multitud está desha- bailada con tan hermosos versos. nos rodea.

bitada.
Para no desmentir sus patrones poé- 
En el refugio de su cafetería ticos: Rimbaud, Alfonso X el Sabio, 

—algo así como el seno maternal— Homero, Anouilh, Orwell.

Leonard Cohen es otra esperanza, Tal vez en estos poemas esté lo 
aunque de nuevo Baudelaire im- más esencial del pensamiento del 

pondrá su realismo. La libertad es autor, a la vez, libre de interrogantes, 

un soneto huérfano, los sonetos ya su mejor expresión poética.
no están de moda. Hasta Cohen se Concluyamos: en un mundo 

acusa de la muerte de la poesía, y
sin poesía el poeta busca su secreto.


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