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llenar los lavaderos y las tinajas, y casan”. Pero, tozudo, me encapri- Unamuno y Ortega eran simplemen- 

hacer después cola a la puerta de la ché. Desde septiembre del 39 fui un te vitandos. Las clases de literatura 
iglesia convertida en mercado de la 
seminarista disciplinado, piadosillo, fueron siempre penosas: se hablaba 
comuna anarquista que en Andorra estudioso más que empollón, casi de los autores, pero no se les leía.

y en otros pueblos del Bajo Aragón modélico. Como mi madre me había No obstante, me bastó escuchar su 
se estableció. A las 9 en punto, el pri- 
enseñado a solfear, se lo enseñé yo nombre para tomar buena nota de 
mero a la puerta de la escuela. Era yo mismo a mis condiscípulos, y apren- mis deudas con ellos. Rebelde y, por 

el único hombre y el chico más listo, dí, solito, a teclear en un viejo armó- lo tanto, libre, hallé en la biblioteca 
y había que demostrarlo. La peque- 
nium. Me di cuenta de que en casi que mi padre había dejado una vieja 
ña batalla que en marzo de 1938, en todo se puede ser autodidacta. Pero colección de clásicos que me engullí, 

el despliegue de Franco hacia el Me- luego recibí lecciones de piano del hambriento, durante todo un verano 
diterráneo, se libró para conquistar rector del seminario de Zaragoza, y 
de vacaciones, a mis quince años. 
Andorra, tuvo lugar en torno a los ya siempre fui el organista de todos No los entendí del todo, tan dispares 

mases del Saso y El Ventorrillo, don- los seminarios por los que pasé. El además, pero empezaron a formar 
de poco después empezaría a hacerse piano sigue siendo mi “pianum nos- 
parte signiicativa de mi alimento 
famoso con sus jotas inigualables trum quotidianum da nobis hodie”, sin intelectual: selecciones de Alfonso X 

José Iranzo, “el pastor de Andorra”; el cual se me ahoga y seca el alma,
el Sabio, La Divina comedia, La Ce- 
escondidos en uno de ellos tembla- si es que la tengo, quiero decir si es lestina, el Quijote, unas comedias de 

mos bajo bombardeos y pases de que tenemos, o el organismo que la Lope, la selección de mejores poesías 

aviones durante unas horas treinta sustituya.
de lengua española publicada por 
mujeres enlutadas y dos hombres, — El Seminario sería para ti don Marcelino, El paraíso perdido de 

un abuelito y yo. Por un agujero que una gran escuela de formación hu- Milton, un tomo incomparable con 

hice en las tapias de barro pude ver
manista, como se ha demostrado Werther, Fausto y Herman y Dorotea 
y oír las blasfemias de los soldados en tu vida académica posterior.
de Goethe, y tres o cuatro Episodios 

republicanos, muchos de ellos que- — Pues te equivocas. Los nacionales de Galdós. Posteriormente 

daron tendidos en los campos. Mi profesores, menos en latín, fueron tragué todo libro de historia, ilo- 
infancia es, pues, muchos recuerdos siempre pésimos, tanto allí como los sofía o literatura (novelas inglesas, 

tristes, que se amontonan en mi me- posteriores de Filosofía y Teología francesas y americanas de intriga 

moria como una película en tecni- en el seminario de Zaragoza: mudos policiaca o acción aventurera) que 
color; pude superponerme a fuerza sin el libro de texto, que se limitaban cayera en mis manos, prestados 

de voluntad, y a base de educación a comentar del modo más pedestre. algunos por médicos amigos en 

cristiana aprendí a perdonar, aunque Algo parecido observé en la recién Alcañiz, donde mi tío era párroco 
la sangre no me haya permitido, eso restaurada Facultad de Filosofía de desde 1943 y yo pasaba parte de mis 

nunca, olvidar la eterna cuestión de la Universidad Pontiicia de Sala- vacaciones. En otoño de 1948 y a mis 

las raíces del mal.
manca, donde me gradué a los vein- veinte, con motivo del centenario de 
te (la primera licenciatura otorgada), la muerte de Balmes, asistí en Vich

Seminario
con la excepción de dos frailes do- y Barcelona, ya licenciado, a un con- 

— Y después, el Seminario, minicos y un jesuita, el P. Mauricio greso internacional de Filosofía, en 
que sería, en aquellos momentos, Iriarte, a quien ayudé a transcribir el el que se falló un concurso sobre el 

una especie de refugio. ¿O no?
diario espiritual del converso profe- tema obligado “Balmes y el anti-in- 

— Pasé el curso 1938-39 prepa- sor kantiano de la Central, Manuel telectualismo contemporáneo”, que 
rándome para el examen de ingreso García Morente.
ha quedado inédito. Me dieron el 

en el bachillerato y como interno en primer premio, cuyo lindo importe 

el Colegio del Salvador de los jesui- Lecturas
aproveché para conocer la vida no 
tas de Zaragoza; pero se interpuso — ¿De dónde viene, pues, tu seminaristica de Barcelona.

un amigo, monaguillo como yo, que gran formación humanística?
— Casi podemos decir que 

había pasado un año en el improvi- — Como te he dicho, el estímu- fuiste un autodidacta, que la se- 
sado seminario menor de Alcorisa: lo ambiental para la lectura inde- milla de la curiosidad estaba en ti, 

“¿para qué tan lejos?; vienes conmigo pendiente era prácticamente nulo. innata, que te formaste por tu pro- 

ahí, a doce kilómetros de casa, haces Se leía, por supuesto, pero autores pia curiosidad intelectual.
el bachillerato y luego, si quieres, espirituales, manuales escolásticos, — Lo que fue es lo que fue.

sigues para cura”. La oposición de
conservadores como don Marceli- — Y luego te expulsan de la 

la familia fue total: “¿para qué más no o Jaime Balmes, comentaristas carrera sacerdotal, pero sigues for- 
curas?, serías el cuarto y el apellido franceses o belgas (Mercier, algo del mándote en teología.

acabaría en ti, que los curas no se
Maritain tomista, no del político).
— Efectivamente, en junio de


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