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generosamente. En la casona ni faltó madre de mi tío cura (años después
ni sobró nada, pues éramos muchos, párroco de Alcañiz y canónigo), por
además de dos trabajadoras domésti-
unos mozalbetes anarquistas en un
cas y una niñera que vivían con noso- pueblecito cercano a Belchite en
tros. Hasta en la escuela pública, que agosto de 1935: los soltaron cuando
frecuenté hasta los diez años, se no-
meses después ganó el Frente Popu-
taba cierta deferencia de los chicos y lar; y mucho más, con el de mi padre
de los maestros conmigo, “el hijo del junto con mi tío-abuelo paterno,
boticario”; estos me enseñaban me-
fraile mercedario, beatiicado como
jor, pero me castigaban igual que a los mártir en marzo de 2014: a mi padre
demás por mi innata rebeldía y ganas vinieron a buscarlo a casa unos anar-
de sobresalir, y a aquellos solía yo quistas valencianos que iban camino
recompensarles tratándolos siempre del frente de Belchite, pero dirigidos
con igual campechanía y llevándo- por dos andorranos a los que, con
los a merendar pan con chocolate al un grupo de aldeanos como ellos, él
terminar la escuela de la tarde. Me lo y otros dos amigos, el 20 de julio del
han agradecido siempre, y hace unos 36, habían salvado de fusilamiento
años, en 2007, cuando me hicieron inminente en las tapias del cemente-
Ángel Alcalá a los 4 años
hijo predilecto del pueblo, aún me lo rio tras parapetarse contra un par de
recordaba uno de aquellos queridos camiones de falangistas que subie-
compañeros de la infancia.
ron de Calanda y Alcañiz a tomar mi
pueblo y otros para el Alzamiento, y
Infancia
ser vencidos por ellos.
— Pero el “hijo del boticario” — Estos hechos, en plena in-
creció en malas fechas para lo que fancia, han tenido que marcarte
luego ha sido una de tus batallas, la muy poderosamente.
tolerancia, representada por ti en — Estos crímenes en carne
la igura de Servet, una de tus gran- propia, a mis menos de ocho años,
des ocupaciones intelectuales.
empezaron a sacudir los cimientos
— Mi infancia transcurrió sin de mi innata fe laica en la bondad
sobresaltos para mí, por más que, humana, pero también los de mi
chaval despierto y atento a mis cir- fe religiosa en la bondad y justicia
cunstancias, aún no he olvidado
divinas, puestas a prueba en sus
la impresión que me causaron las propios términos. Aquellas semillas
furiosas campañas de la CEDA y del tardaron en germinar hasta el sere-
PSOE para las elecciones de 1934; ni no agnosticismo actual, es verdad.
el miedo con que mi padre, uno de Todo a su tiempo. El día siguiente
los médicos y los curas, que luego nos quitaron todo en la casa, el
mataron también, comentaban las dinero, también las muchachas de
persecuciones antirreligiosas de Mé- servicio, una de las cuales me enseñó
En 1948
xico; ni los desórdenes callejeros du- por entonces los cosquilleos del sexo
rante las procesiones semanasanteras aún infantil; la farmacia continuó
de 1936, monaguillo yo, recibiendo funcionando como se pudo durante
pedradas adversas desde los tejados la guerra, sin ganancia, porque todo
del trayecto; ni la gran hoguera en estaba colectivizado.
medio de la plaza, casi frente a mi
casa, con los retablos e imágenes de La guerra
la iglesia. Era la mía una familia “de — ¿Cómo transcurrió tu gue-
derechas” y católica e incluso clerical, rra?
y ambos factores, además de mi inna- — Andorra, cercano el frente,
ta angelicidad, signaron en gran parte bullía de soldados, y mis hermanas
mi destino.
mayores peligraban con solo salir a
— Lo signaron terriblemente.
la calle: era yo el encargado de ma-
— Todo empezó a cambiar con drugar, ir varias veces por agua a la
el asesinato de mi abuela materna,
fuente con botijas y cántaras hasta
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