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La posesa (Alberto Duce)

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Por tanto, las dificultades con dad se puso al servicio del sistema mitido el trabajo remunerado fuera 

las que se encuentran las mujeres, patriarcal para ejercer una presión édel hogar, aunque con mayores difi- 
con independencia de la naturaleza sin precedentes sobre las mujeres écultades, pero recordándoles siste- 

de sus empleos, para el desarrollo, con el objetivo de consolidar los ómáticamente que los cuidados, que 

dignificacin y promocin de estos roles sexistas de la feminidad y la íel sistema reproductor, siempre será 
es evidente y atraviesa a todo el mer- maternidad.
óun espacio reservado para ellas. La 

cado de trabajo.
Una mujer deba ser buena separación del espacio público-pri- 

El peso de los cuidados, del sos- esposa y mejor madre. El «ángel del vado, que marcó buena parte de la 
tenimiento de la vida, tambin con- hogar» dio paso a otro mito, igual historia, se ha hecho más difusa, 

tina recayendo mayoritariamente de patriarcal y de perverso para las pero continúa vigente, aunque más 

sobre el omoplato de las mujeres.
mujeres, preeminentemente en las óinvisibilizada.

El mito del «ngel del hogar», dcadas de los 80-90 del siglo XX, Existe cierto consenso a la hora 

que el patriarcado reforz social- cuando se increment exponencial- de afirmar que el sistema produc- 

mente tras el periodo de Entregue- mente la presencia de mujeres en tor no sería viable sin un sistema 
rras, y que marc la dcada de los empleos remunerados. Hablo del reproductor como el actual, sobre óú

aos 50 como la ms conservadora mito de la «superwoman», esa mujer el que recae todo el peso de los 

del siglo pasado, fue denunciado por que deba hacer malabares para tra- cuidados y el mantenimiento de la 
Betty Friedan en su obra La mstica bajar fuera y dentro de casa. Como vida, a coste cero, en términos eco- ñ

de la feminidad, y de manera concre- afirm anteriormente, la presencia nmicos y de consideración social 

ta en lo que ella defini como «El de mujeres en empleos remunera- de las mujeres que son quienes lo ó
problema que no tiene nombre», y dos se increment, fundamental- desempean mayoritariamente, 
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que aluda al malestar que sufran mente en la dcada de los 90, pero pero no tanto as en la necesidad de 

muchas mujeres norteamericanas
no as la presencia de hombres en dignificar el segundo. La valía que 
en la dcada de los aos 60 del siglo el trabajo domstico, que continu se da a ambos sistemas determina 

pasado, que las abocaba a acudir de recayendo sobre las mujeres que la consideracin social de las mu- 
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manera muy mayoritaria respecto de pasaron a realizar dobles y triples jeres y de los hombres, as como de á
los hombres a terapias psicolgicas jornadas laborales. De esta situa- sus cometidos, en la jerarquía social 

por una ausencia de realizacin per- cin podemos deducir que, la con- que establece el sistema patriarcal. 

sonal que les produca un enorme ciliacin, si no es corresponsable, El valor social que se ha dado a

malestar. Conforme este problema es una trampa para las mujeres a los menesteres propios del mbito 

sin nombre se acrecent, la publici-
las que el sistema patriarcal ha per-
pblico, ocupado durante siglos



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