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estableció una escala para medir la explotar. Los movimientos sociales nales. Más bien, dados unos datos, 
é
evolución del desarrollo moral del éque crecieron para rechazar la exclu- su explicación puede darse desde 
niño, una escala que él definió cons- óñsión social de estos grupos alentaron distintas teorías. Elegir una u otra 
íí
tituida por seis fases. Al aplicar la ílas visiones críticas de una ciencia va a depender de valores que no son 
óé
escala a las niñas, se encontraba que que devaluaba su experiencia. La estrictamente científicos, sean inte- 
stas obtenían puntuaciones más historia de la ciencia está plagada de reses, creencias o prejuicios.

ññ
bajas que los niños, lo que llevaba a teorías supuestamente científicas, en Las filósofas feministas encon- 
ú
concluir que las niñas, en compara- ññtodos los campos, pero, sobre todo, traron en las teorías transmitidas 
cin con los nios de su edad, eran íen biología y medicina, que dan una sesgos ideológicos: en la selección 

menos maduras.
ñvisión distorsionada de la ‘naturale- de los problemas a investigar, en

í
Eran los aos 80 del siglo XX, óza de la mujer’. Y devalúan lo consi- la consideración del sujeto del co- 
momento en el que filósofas femi- derado ‘femenino’.
nocimiento, en la noción de objeti- 
“
nistas de la ciencia como Sandra évidad, en las conceptualizaciones 
éí
Harding, Evelyn Fox Keller, Donna éelaboradas y en las generalizacio- 
Haraway, Hellen Longino, Lynn H. ííVirginia Woolf había nes simbólicas; así como sesgos 

Nelson y Nancy Hartsock, entre éíóafirmado que los sesgos metodológicos: en las hipótesis 
á
otras, junto a historiadoras de la íandrocéntricos (...) son un que se formulan en torno a un 
ciencia como Londa Schiebinger, problema, en la contrastación de la 
principio constituyente de “

Pnina Abir-Am o Margaret Rossiter, validez de las hipótesis mediante 
la perspectiva científica 
haban sealado los sesgos andro- experimentos, en la elección de la 
cntricos y an sexistas que anida- muestra y de los datos relevantes, 
occidental moderna
áó
ban en muchas teoras cientficas. y en las explicaciones e interpreta- 

En ese contexto, Gilligan cuestiona íción de los datos.

los resultados de Kohlberg indican- Lo interesante es que para llevar 
óí
do que la muestra utilizada estaba a cabo la crítica de la ciencia, des-
La emergencia de una voz 
í
sesgada, que las conclusiones ex- de la perspectiva de su experiencia áíódiferente: la ética del cuidado

tradas de una muestra conformada vital, los grupos sociales excluidos óEn las investigaciones sobre el 

totalmente por nios no podan uni- no partieron de cero. Contaron con ídesarrollo moral de la infancia, Ca- 
íí
versalizarse como adecuadas para apoyos extrados de los análisis de rol Gilligan usará una muestra no 
nios y nias.
algunos filsofos de la ciencia, en ísesgada, utilizando niñas y niños. 

Ya antes, Virginia Woolf haba particular los que apuntaron a cómo óóConstata que las formas de razona- 
é
afirmado que los sesgos androcntri- las teoras estn infradeterminadas ímiento de las niñas ante las cues- 
cos —ese ver la vida a travs de los por los datos, cmo la observación tiones morales diferían de las de los 

ojos de los hombres— son un prin- est cargada de teora (Hanson, 1958) niños de su misma edad. Sus obser- 

cipio constituyente de la perspectiva y cmo para darse cuenta de esto óvaciones le conducen a comunicar 
cientfica occidental moderna. En bastaba con revisar lo sucedido en
la emergencia de una voz diferente. 

Tres Guineas, escribi: «Parecera que la historia de la ciencia, es decir, in- Y así titula el ensayo que recogía sus 

la ciencia no tiene sexo, pero es un cluir el giro historicista que da Khun primeras investigaciones y que se 
hombre, un padre, y tambin est a la filosofa de la ciencia.2
publicó hace más de 40 años en una 
ó
infectada»1.
La filosofa crtica de la ciencia, revista de Harvard: “In a different 

Y es que algunos grupos socia- a lo largo del siglo XX, argument voice: Women’s conceptions of the 
les no fueron bien tratados por la que el saber no se constituye como self and morality” (Con una voz di- 

tradicin cientfica: entre ellos las un espejo de la naturaleza. No es ferente: concepciones de las mujeres ó

mujeres, las personas indgenas o de un cuerpo de enunciados al que co- sobre el yo y la moralidad)3, y que en 
culturas diferentes a la del hombre rresponde de manera biunvoca un 1982 public como libro.4

é
blanco occidental de clase media, a conjunto de enunciados observacio-

í 
quienes se consideraron humanos 
de nivel inferior. Y tambin la Na- 3 Gilligan, C. (1977) “In a Different  
2 Hanson, N. R. (1958): Patterns
Voice: Women’s Conceptions of the Self 
turaleza, a la que se vio como un of Discovery: An Inquiry into the Conceptual and Morality”, Harvard Educational Review, 

almacn de recursos para dominar y
Foundations of Science. Cambridge University 47, 457–481.

Press. (Trad. Enrique Garca Camarero y 4 Gilligan, Carol: In A Different í

Antonio Montesinos: Patrones de descubri- Voice: Psychological Theory and Women’s  
1 “Science it would seem is not miento. Observacin y explicacin, Madrid, Development. Harvard University Press, 1982. 
sexless; she is a man, a father and infected Alianza, 1977; Kuhn, Thomas: La estructura (Trad. La moral y la teora. Psicologa del de- 

too”: Virginia Woolf (1938) Three Guineas, de las Revoluciones Cientficas, Mxico/Ma- sarrollo femenino. Mxico, Fondo de Cultura 
The Hogarth Press, p. 127. Mi traduccin.
drid, Fondo de Cultura Econmica, 1981.
econmica, 1985).



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