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tores, y dialectólogos en trabajos cada, todos ellos ya desaparecidos. 

de los que el mequinenzano es un De nuevo la generosidad del autor, 
verdadero y consumado experto. Y 
plasmada en versos cálidos, ínti- 
«por el saco» evoca el título de su mos, casi amorosos, otorgados a 

poemario Al cul del sac trobarem les gente que estimaba.

porgueres. Valencia (1993) que hace 
No faltan tampoco las reflexio- 
alusión a los restos que quedan en nes sobre el desamor y el desencan- 

el fondo del saco del trigo, la avena to (“No vam nàixer ahir”, “Ningú al 
o la cebada, después de separar con 
carrer”) y otras que muestran pesi- 
el cedazo el grano de la paja. Meta- mismo y autocrítica ante la actual 

fóricamente tal vez el autor quiera deriva del mundo o las trampas del 
representar con ese título el poso tiempo, como los brevísimos “Com 

que queda con el paso tiempo, den- si ara fos” o “Com si fos ahir”. No 

tro del corazón, los sentimientos y podían faltar tampoco los hábi-

la memoria íntima de las personas les juegos de palabras y retahílas 

una vez el viento de la vida ha bo- monosilábicas (marcas de la casa 

rrado la leve espuma de las cosas poética de Moret), como “Penell 
insustanciales. Lo que queda pues, existencial” y “No crec en res”, res- 

en este libreto excéntrico y extem- pectivamente.


poráneo (fuera de tiempo), es la éConcluye el poemario con “20 
quintaesencia de lo que ha sido lo èódel XX” un collage expresionista de 
íá
mejor de la poesía de Moret en más nombres, títulos, personajes y fra- 

de cuatro décadas.
ses emblemáticos del pasado siglo 
En los primeros poemas del que recuerdan a la canción —sal- 

libro, Blavosa nit y A tots los morts, émodia— letanía de uno de los últi- 
í
morts a totes les guerres, escritos
mos trabajos discográficos de Bob 
en 1975, podemos contemplar al Dylan, el larguísimo “Murder Most 

Hctor adolescente, rebelde e in- ñFoul”, y con la vuelta a la casa en


conformista intentando agujerear la que vive en Barcelona, la que ha 
la tupida nube de la negra noche sido su hogar la mayor parte de su 

del franquismo. Pero Moret nunca ñóvida, en el poema “Aribau 47”.

á
emplea para ello planas consignas éúLo dicho. Un pequeño tarro 
polticas, sino una lengua depura- donde se hallan concentradas todas 

da, emotiva y a veces de cierta com- àálas esencias poéticas de Hèctor B. 

plejidad conceptual.
Moret.

Tambin hay en su recopila- í

cin versos de amor a la tierra na- 

tal, encarnados con descripciones 
de paisajes ribereos baados de 

nostalgia, palabras cosechadas del 

entorno local y unas gotas de irona 
mequinenzana al estilo de Monca- 

da, como en el titulado “Breu voca- 

bulari patxet”.

Vienen a continuacin una 

serie de poemas donde se hace


una suerte de homenaje, rplica, 
parfrasis o parodia amable —sub- 

gnero a menudo cultivado por 

Moret— hacia autores a los que el 
autor admira, como Espriu, Mrius 

Torres, Joan Vinyoli u otros ms 

cercanos personal y geogrfica- 
mente como Josep Galan, Desideri 

Lombarte o su paisano Jess Mon-



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