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hombres en bestias porque, en reali- incapaz de reaccionar más allá de
Pardo. Es de Antonio Machado: «De 

dad ya lo eran, y la automatización la retórica del palo (fascismo iden- Platón no se ríen más que los señori- 
que convierte a los seres humanos en áó
éíátitario) y de la zanahoria (sociedad tos, en el mal sentido —si hay alguno 
mquinas porque, en realidad, no son óúócompetitiva, promesa de lo exclusivo, bueno— de la palabra».

óú
otra cosa. Jose Luis Pardo aborda la ñíóetc.). La gestión biopolítica de la po- La automatización nos remite

cuestin en un ensayo titulado «La áí
blación en cuanto especie es algo que el a un horizonte sombrío en el que la 
carne de las máquinas» (J.L. Pardo, óvirus ha puesto en primer plano. En deformación —¿mutación?— de la 
ó
Esttica de lo peor).
óel horizonte de la animalización, nos sensibilidad se garantiza con la tem- 
El polo del animal imagina al í
áívemos impelidos a seguir el instinto prana inmersión del cerebro humano 
individuo como el salvaje situado de supervivencia porque el entorno —desde la infancia y para perpetuar 
í
fuera de la sociedad, la bestia de carga social y económico del liberalismo ca- su infantilización— en el parpadeo 
condenada a trabajar a palos, la oveja pitalista se planifica como ecosistema 
íófrenético de las pantallas, con el so- 
del rebao masa manipulable por el de competencia salvaje donde cada metimiento de los procedimientos de 

estado tirnico o por la sociedad de óácual debe encontrar su nicho de su- aprendizaje a las necesidades —pero 
consumo. El polo del animal advierte pervivencia y donde la resistencia es 
también, y especialmente, a las inter- 
que el individuo no es en el fondo imposible. Aciertan los eslovenos Lai- faces— del mercado. Desproveer de 
úóó
sino una bestia apenas embridada óbach, entonando sarcásticos Existence todo conocimiento social que no sea 
por la coercin estatal, y cuyo irrefre- as you know it is over. Come to us. Do not 
la temerosa sospecha de un cinismo 
nable instinto est siempre al borde fight against us. Resistance is futile!
generalizado y domesticar la afecti- 
é
de convertir la existencia en comn Todo ha cambiado radicalmen- vidad para competir. Resiliencia en 
en una guerra de todos contra todos. te, se nos dice. Y es sólo el principio. óvez de resistencia. La afirmación de 

O imagina el animal interior como un La cultura como jerarquía y selec- Thatcher en una célebre entrevista 
óí
monstruo de meliflua sonrisa que de- cin de saberes ha sido honesta y en 1987 era en realidad su proyecto, el 
sea secretamente una ventana fascista justamente combatida generación discurso neoliberal que inauguraba 

para salir a la superficie y entregarse a tras generación. Pero en cierto óéla ingeniería social del capitalismo 

una orga de sadismo y de terror.
modo, era combatida para preservar tecnototalitario: «There’s no such thing 
Del otro lado, el polo del aut- sus promesas, es decir para preservar ías society. There are individual men


mata anuncia al individuo devenido el tesoro de la comunidad de expe- íand women and there are families. And 

robot (esclavo) de la mano de la me- riencias y de mundos que nos servía no government can do anything except 
diacin tecnolgica de las relaciones, para manejarnos en la complejidad éúthrough people, and people must look 

de la insoportable aceleracin de que nos depara el estar aquí.
after themselves first».

á
estmulos de la psicoesfera y de las Incluso hubo una poca —una Esa sociedad de individuos aisla- 
coerciones de la biopoltica. Lo ima- poca que podra ir, por ejemplo, édos está tan saturada de conectividad 

gina nmero, estadstica, anotacin desde los tiempos del hijo de relojero como incomunicada. Incomunicada 

contable, bit de luz en las cmaras Rousseau hasta, por ejemplo, el plan entre sí pero incomunicada también 
de vigilancia.
Bolonia— en la que la cultura pudo con el pasado, cortado el hilo rojo de 

Son dos polos de subjetivacin funcionar como ascensor social. El la historia tal vez definitivamente. 

alejados entre s y alejados al tiempo hecho de que esa posibilidad haya Cada vez más privada del acceso a

de las coordenadas donde se dan
quedado desactivada, monetizando el la comunidad de la experiencia de la é

las condiciones de posibilidad de la escalafn y desvalorizando los niveles cultura y de la cultura de la experien- 

buena vida. Ambos polos tienen en accesibles a la generalidad, contribu- cia, todo comienza constantemente 
comn que interpelan a la persona ye a explicar el lugar que la cultura
desde cero, algo especialmente visible 

singular con la exigencia de sobre- y la educacin ocupan en nuestras en los asuntos laborales, pero tam- 

vivir, no le dejan otro horizonte que sociedades.
bin en la construcción del relato

la lucha por la supervivencia. Si lo La infoesfera no nos dice, no nos de la realidad, a merced de nega- 

humano de vivir es la buena vida, la pide otra cosa, que prescindamos ya, cionismos variados y revisionismos í

eudaimona, la desposesin de esa con urgencia, de los saberes humanis- en manos de gestores de contenido. á
opcin, deshumaniza.
tas, que abandonemos en la escuela la Deleuze —casi al tiempo en que la 

El proceso de pseudoanimaliza- filosofa, la tica, que nos olvidemos primera ministra britnica ponía en 

cin —que desconoce la grandeza de la historia, saber intil fcilmente marcha de modo descarnado su plan 
de los seres vivos no humanos— es reescribible por cualquier dispositivo y, exactamente en el instante en que 

la estacin de llegada de los procesos a sueldo del capital. Sentir se reva- los Pistols aullaban en God Save the 

de construccin del individualismo loriza, pensar se ridiculiza. No me Queen, su no future a quien quisiera 
extremado y sentimental contem- resisto a transcribir la cita que recoge escuchar— adverta en una vieja 

porneo, un desvo hacia lo animal
el mencionado artculo de Jos Luis
entrevista para Cahiers de Cinema, en



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