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Nacimiento, madurez, muerte (Izaskun Arrieta)



2.- «... y si no la salvo a ella no me que disfrutamos nosotros. Su circuns- áliza a quienes desde fuera de ella la 

salvo yo»
tancia es psima para ellas y es, ahora provocan y la justifican, o al menos la 

Vuelvo ahora a la segunda afir- s, determinante y causa inevitable de consienten o la miran desde lejos—. 
macin de la frase inicial de Ortega
su situacin, de esas circunstancias Necesidad humana y moral que de 

y Gasset con otra objecin de fondo, particulares en las que ni siquiera manera ineludible requiere ser, asimis- 

para retomar y poner de manifiesto la pueden sobrevivir como personas y, mo, necesidad u obligación jurídica 
dimensin negativa que constituye el menos todava, pervivir, perfeccionar- —¡para qué sirve si no el derecho! Vale 

hecho de sobrevivir para muchas per- se humanamente. Ellas, que carecen decir aquí como paráfrasis: «no está 

sonas. Tal afirmacin, efectivamente, de recursos materiales y ante todo cul- hecho el hombre para las leyes y su or- 
no tiene en cuenta la realidad de esas turales, que ignoran sus derechos hu- denamiento jurídico, para el derecho, í

personas que sobreviven como pue- manos porque nunca oyeron hablar de sino el derecho para el hombre»—.


den, de malas maneras, infrahumanas, ellos, y que ni barruntan la dignidad Así que, pues vivir una vida hu- 
lejos de esa vie reussie que propona humana inherente a su persona. Dada mana es «vivirla con» |—el mit-Sein


Luc Ferry; que viven una vida «inau- su situacin, que ciertamente es real de Heidegger en el libro citado— y, í

tntica», y en cuya voz podramos po- en distintos grados, est claro que son as, vale decir que es sobrevivirla y 
ner aquella cancin de aquellos aos absolutamente incapaces de salvar su pervivirla «con», debo concluir que


finales del siglo XX que cantaba Jea- circunstancia y, por lo tanto, de salvar- o sobrevivimos y pervivimos todos 

nette: «yo soy rebelde [y un largo etc.] se a s mismas.
viviendo y haciendo mutuamente 
porque el mundo me ha hecho as»; su La consecuencia se impone exi- nuestras vidas respectivas, como tarea 

mundo en torno, su circunstancia. gente con toda evidencia: es necesario radical y recproca, o nadie se salva del 

Son personas dejadas de la mano de que otras personas, yo y los otros yo, todo: no aquellas personas margina- 
dios, que viven en los mrgenes de la salven su circunstancia y les abran los das por nosotros porque, queramos o 

vida buena porque viven al margen de ojos para que reconozcan la indigni- no, somos parte de su circunstancia; y 

la buena vida, y ms all; sin la posi- dad y la miseria humana en que viven tampoco nosotros porque por eso mis- 
bilidad de disfrutar mnimamente del y que las rodea por todas partes —y mo nos marginamos de nuestra propia 

bienestar que nos hemos fraguado y
que algo atae, salpica y responsabi-
humanidad.



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