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dicen que influyó en Jefferson y hasta excepcional del zaragozano Carlos Desierto Radiactivo de Marte, fue

en la Constitución estadounidense. Mendizábal Brunet (1864-1949), que traducido con grande pena y nume-
Una locura. Aunque aquí lo traemos á
ñfue llamado el Wells español. Dentro rosas dificultades semánticas por M.
como antecedente de la novela gótica, ídel género juliovernesco de aventuras Derqui, 18-XI-2961» (veáse la edición
óñó
con la que este Gavín zaragozano se óya hemos mencionado al polifacético de Todos los cuentos, a cargo de Isabel
adelant a la considerada obra cum- ó
ñóJulio Bravo Sanfeliu (1894–1987), mé- Carabantes, Larumbe 56, 2008, págs.
bre de este género, El monje (1795),
ódico y escritor, con novelas como El 602-607). También es autor de uno de
ó
de Mathew Gregory Lewis, que, por óáétratado de Heligoland (1924).
los primeros textos teóricos españoles
cierto, tiene ambientación y perso- éá
sobre el género, “Crónicas y cronis-
najes espaoles, y que inspiró a Luis íÁóI. Creadores y estudiosos
tas del futuro. I. Introducción. II.
ííéí
Buuel un guin de igual título, que óVayamos a un panorama de una Precursores”, comenzado a publicar,
no lleg a rodar. Se puede rastrear
ciencia-ficción más cercana y plena-
áóíñpero inconcluso, en Acento Cultural
la influencia de Gavn en relatos de mente identificada con el género, con (febrero de 1959, pp.VI-VII, y marzo
íéó
escritores romnticos posteriores y en nombres de cultivadores como Ma- de 1959, pp. V-IX). En este estudio,
clsicos del terror como Edgard Allan ánuel Derqui, Enrique Jarnés Bergua,
óDerqui sitúa a Lovecraft en un lugar
Poe, pero tambin en las perversio- éGabriel Bermúdez (al que dejamos destacado entre los autores que cita.

nes del Marqus de Sade. Ramn J. ííópara la segunda parte), David Jasso
También dedicará a Lovecraft in me-
Sender incluye en su novela Carolus o Mariano Pinós, entre otros a los
moriam el cuento “Los seres extraños”
Rex una de las narraciones de Gavn, que no asociamos con el género (de (mayo de 1955). Se ocupó del género

la protagonizada por una joven resca- Miguel Labordeta a Javier Tomeo o éen el artículo “Nueva literatura. Un
tada por los franceses de las crceles Manuel Vilas), y a estudiosos como el libro español de S. F.” (Heraldo de
é
inquisitoriales de la Aljafera. Eso s, propio Derqui, José Miguel Pallarés, Aragón, 30-IV-1959), a propósito de la
é
don Ramn no menciona su fuente Luis Dionis, José María Bardavío o ínovela de Tomás Salvador La nave, de
inspiratoria.
Jos-Carlos Mainer. Con el encabeza- la que dice que se trata «de la primera

Y no olvidemos la novela de Ana do de “nombres propios” trataremos áóbuena novela de S. F. Española» y que

Mara Navales, El laberinto del Quetzal en una segunda parte a Ramón y Ca- ú«podría codearse dignamente con la
(1985), cuyo protagonista, dotado de jal, la saga de la galáctica aragonesa ñmayoría de la producción actual».

la inmortalidad, atraviesa la historia de Jos de Elola, Carlos Mendizábal y áSobre la aproximación de la obra

de los tiempos participando en algu- Gabriel Bermdez.
óde Derqui a la s.f. —en su búsqueda
nos de sus momentos ms apasio- Manuel Derqui Martos
éóúde una distinta forma de expresión en

nantes. O la de Soledad Purtolas, Si Ya en los aos cincuenta del pa- óla literatura española del momento,
ó
al atardecer llegara el mensajero (1995), sado siglo, Manuel Derqui (1921-1972), que consideraba muy etiquetada—,
que parte de una situacin hipottica: el autor de Meterra, se sumerge en el Isabel Carabantes ha escrito:

los seres humanos conocen la fecha gnero con sus relatos anticipadores
ó
de su muerte. Tobas Kaluga, ser ya de sabor kafkiano, pero bebedores de Los espacios narrativos en los que
celestial, no est de acuerdo con esta todos los clsicos de la anticipacin el autor sitúa estos cuentos son muchos

norma y baja a la tierra con la misin literaria.
y variados y en la mayor parte de ellos
recogerá aquella receta que llevaba a
de hacer un experimento: borrar de la Derqui, en su obsesin narrativa partes iguales fantasía, acción y lógica.
memoria de una persona la fecha de por cultivar todos los gneros, es-
Elementos indispensables, pero no sufi-
su muerte. Y un tercer ttulo de una cribe cuentos de anticipacin como cientes, ya que ampliará de lo terrorífico

autora aragonesa, ngeles de Irisarri, “Mientras crece el incendio”, relato a lo humorístico, o de lo sociológico
ó
en El ao de la inmortalidad (1993), kafkiano sobre la burocracia de las al más puro estilo de aventuras, en un ñ
ó
novela que plantea la relacin entre
grandes instituciones y sus delirantes esfuerzo consciente de formar atentos
lectores a través de la ciencia ficción.

la vida y la muerte en un Madrid que jerarquas, “Los tringulos blancos”, Para empezar por el tópico, uno
se eterniza durante un ao en todos
sobre mutantes, “Ficcin de futuro. ñ
de los pocos extraterrestres que pode-
y cada uno de sus habitantes. Una Vida rutinaria”, en una sociedad ya mos encontrar en su obra se encuentra

reflexin sobre los lmites entre reali- invadida por los extraterrestres, y en el relato “Manual de maquinistas
dad y ficcin. Y no podemos olvidar convertida en una realidad virtual, marcianos”. (...) Una suerte de curioso íú
despotismo en el que poco importa lo
un libro inslito como Saturna (2005), “La despedida”, “El puente” ... Texto
que desee el viajero, como tampoco los
de Encarnacin Ferr, que transgrede de gran curiosidad es “Manual para medios de los que se sirva el Maquinis- é
las normas espacio-temporales en un maquinistas marcianos” (fechado en
ta (entre otros, telepata, magnetismo,
ejercicio de imaginacin torrencial.
Lago del Sol, 38, Aries (2), de 3721. extorsin, espejismos controlados o la ó

Pero volvamos a los tiempos en Que lleva como colofn esta nota: accin directa), cuya nica funcin será
que la ciencia-ficcin adquiere carta «Este curioso manual, nico vestigio arrastrar a los otros, convirtindose en
«Dueo y Seor Absoluto del convoy»,

de naturaleza. Y ah surge la figura
de civilizacin, encontrado en el Gran

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