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Ninguna sensación de más so- como el tic-tac de una bomba de re- nombre de la libertad». Y en nom- 

siego y de más placidez que el cons- lojería, todo lo contrario de aquellos bre de ella está llegando, también, a 
tante y monótono tic-tac del reloj de 
sonidos que traen a la memoria sen- Europa.
péndulo que sonaba en el cuarto de saciones de paz intemporal. El pen- CODA: Es curioso que fuera pre- 

estar de casa de mi abuela, situado dular movimiento entre las dos pa- cisamente un genial escritor nortea- 
en la primera planta del enorme ca- 
trias recuerda más bien a ese tic-tac mericano quien creara para la posteri- 
serón de Tamarite que daba a la Pla- que advierte que el tiempo se acaba, dad la historia del más espeluznante 

za del Mesón. Bajo el reloj colgado de que el movimiento no es eterno, que de los péndulos, y situara esa historia 
la pared, sobre un incómodo sofá de 
el sonido del péndulo patriótico nun- en España, en la ciudad de Toledo. 
madera de asiento tejido con cuerda, ca  naliza en un silencio como el del En ‘El pozo y el péndulo’, el personaje 

dormía mis siestas durante los ca- reloj de pared cuando se para, sino de Poe se debate entre la vida y la 
lurosos veranos de la comarca de La que acaba en el estallido del artefacto 
muerte, torturado por la amenaza del 
Litera, de la que Tamarite o Tamarit, cuando el tic-tac se agota.
fatídico péndulo y del siniestro pozo, 

como se denominaba popularmente Otro movimiento pendular más pero el relato termina bien, el prota- 
en ese territorio catalanoparlante de amplio, que rebasa el ámbito del 
gonista, exhausto, cuenta:
la Franja de Aragón, era su capital. cuarto de estar de mi abuela y de

La sensación de que el tiempo se ha- la península ibérica, es ese que hoy Pero he aquí un ruido de voces 
llaba detenido en el pendular movi- se reproduce en la vieja Europa, ese humanas. Una explosión, un huracán 

miento del engranaje del reloj sólo se movimiento que tan bien re eja la de trompetas, un poderoso rugido se- 
mejante al de mil truenos. Los muros 
asemejaba a esa misma impresión de inspirada serie de televisión que es de fuego echáronse hacia atrás preci- 
intemporalidad que parecía vincula- ‘Babylon Berlin’ y que narra cómo 
pitadamente. Un brazo alargado me 
da al calor impenitente del verano, a en la ciudad más libre y cultural- cogió el mío, cuando, ya desfalleciente, 

la luz inmóvil de las cuatro de la tar- mente más avanzada de la Europa me precipitaba en el abismo. Era el 
de tras los cristales de esa habitación de 1929 se inicia un movimiento brazo del general Lasalle. Las tropas 

con mesa camilla para el brasero de pendular en sentido contrario, ca- francesas habían entrado en Toledo. La 
Inquisición hallábase en poder de sus 
invierno y a esa otra imagen de in- mino de la represión de las costum- enemigos.
mortalidad que transmitía mi abue- bres primero, de la represión políti- 

la, al menos a mí, que desde mis diez ca después y de un nuevo y siniestro Hoy no hay tropas francesas que 

o doce años la veía eterna. El rítmico régimen al  nal. Y aunque en la se- valgan, como no las hubo, tampoco, 
movimiento del péndulo marcaba rie ese  nal ni se ve y ni siquiera los frente al absolutismo de Fernando 

un compás de paz que terminaba por protagonistas lo presumen, ese  nal VII en el siglo XVIII. Porque, ade- 

adormecerme, mientras el Capitán acabó por llegar unos años después. más, las tropas extranjeras nunca 
Trueno o el Jinete Fantasma caían al Un nuevo movimiento pendular se acaban por liberar a quienes dicen 

suelo... Una hora después, sobre las está iniciando en Europa. Empezó querer hacerlo. Hoy una moderna 

cinco de la tarde, cuando me desper- lento, minúsculo y aparentemente Inquisición vuelve renovada, y no
taba, todo seguía igual. El tiempo no anecdótico: Le Pen en Francia era es necesario recordar el goteo de ac- 

había pasado. Y ahí estaba mi abue- casi una anécdota entonces; pero ese ciones inquisitoriales de los últimos 

la, idéntica, para con rmarlo.
movimiento pendular, de la misma años: persecución de titiriteros, can- 
Sesenta años después escucho forma que el péndulo de Foucault tantes, cómicos y hasta de twitteros

otro movimiento pendular. En otro demostraba el movimiento de rota- o contadores de chistes y también de 

lugar, en cada una de las cuatro ción de la tierra, va mostrando que políticos por parte de los gobiernos, 
estaciones y no durante el plácido en Europa la anécdota se convierte y así mismo acciones inquisitoriales 

momento de la siesta, sino durante en algo más que la iracunda  gura en busca de traidores por parte de la 

las veinticuatro horas del día. Es el del viejo Le Pen. Polonia, Hungría, oposición... El péndulo nunca cesa, y 
movimiento pendular que se pro- Austria e Italia ya han caído aba- quien escapa, ¡al pozo!

duce entre el extravagante lienzo
tidas por el péndulo; en Suecia, Si es complicado salvarse del 

del patriotismo catalán, al este, y la Holanda, Francia... el movimiento péndulo tirándose al pozo y no hay 
grotesca pintura del patriotismo es- pendular avanza imparable y la on- salvadores que valgan, ¿Qué hacer? 

pañol, al oeste. Y en nada se parece al da llega también a España. Nada es Pues la verdad: ni puñetera idea. Co- 

cálido tic-tac del péndulo que sonaba como era ni sucede como sucedió. mo decía Machado:
en el reloj de pared de mi infancia, en Ya lo predijo Thomas Mann en 1940 

los veranos de Tamarite. Todo lo con- en una famosa y a menudo citada O rinnovarsi o perire... 
No me suena bien. 
trario. El sonido del péndulo político, conferencia en la ciudad de Los 
entre estas dos patrias renacidas de Ángeles: «Si alguna vez el fascismo Navigare é necessario. 
Mejor: ¡vivir para ver!
la terrible época de las patrias, suena
llega a Estados Unidos, lo hará en


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