Page 8 - Crisis 14
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De hecho, es lo que siempre llevo en paraje en el que no falta la hierba mu- —Los cazadores de jabalíes — 

la cabeza. Esas instrucciones, digo.
llida y suave, el celaje impoluto, el alto contesta el interpelado, que tiene ga- 
Si yo soy palizas, Asís es historia- 
escarpe desde el que la señora buitra nas de que alcancemos el destino.
dor. De su discurso (no breve) y al que, empolla y contempla tan impresio- Montamos y llegamos al pozo 

naturalmente, presto menos atención nante testigo de la magniicencia de la Pigalo, donde, en verano, los bañistas 
que al mío, entresaco: Tierras de fron- 
obra humana como el castillo que nos despelotados tienen su edén. Es un 
tera, siglo XI, razzias morunas y que contempla...?
remanso del río, más que lujuriante, 

todas estas fortalezas de por aquí fue- —Sí que tenemos buenas vistas, que dispone de cuatro metros de pro- 
ron de madera antes de ser de piedra. 
sin embargo, echamos en falta la con- fundidad y de un trampolín natural de 
También que para entrar al castillo hay versación... pero no le dejo hablar. Siga algunos más desde el que capuzarse. 

que ejercer de alpinista, pues la puerta con lo del locus amoenus y tengamos la Nos conjuramos para hacerlo en cuan- 
está a unos cuantos metros del suelo y iesta en paz.
to el equinoccio de primavera se venza 
que la escala utilizada por sus sufridos —Le decía que si debo entender hacia el solsticio de verano. Pero aún 

moradores para acceder a las alturas
que no se encuentra a gusto in hoc tenemos que dar otro disgusto al chau- 
o fue requisada por Almanzor o por amoeno loco. Me pirran los latinajos, 
feur. Asís, arrebatado por los pujos
algún político, con lo que optamos por pero le juro que nunca hollé el semina- de su disciplina, insiste en acercarse al 

orientarnos hacia la vecina ermita de rio. Soy así de culto. Como usted, veo.
Corral de Calvo:
Santa Quiteria —también, hecha pol- —Mire, aquí he tenido tiempo 
—Se trata de unas ruinas visigo- 
vo— y a la que, hasta hace no mucho, para todo. Por mis padres, chamullo das absolutamente insólitas por estos 

se iba en romería. A la inscripción ro- el latín y el árabe y, por mí, manejo el territorios. Perder una oportunidad 
mánica que asegura que fue levantada aragonés, el español y el portugués, así sería incrementar el censo de los 

en 1112 se unen otras más recientes que que es la lengua en la que nos mane- ignorantes.

dan cuentas de los patronímicos de jamos los entes botánicos. Aguarde, —Estoy hasta las gónadas de rui- 
quienes se aventuraron por estas sole- le voy a leer un cuentecico que me nas. Cuatro piedras mal aparejadas y 

dades, a menudo acompañadas de las ha inspirado este paraje que tanto le unos cuantos agujeros por el suelo. Ya 

fechas —generalmente, recientes— gusta.
he visto las de Numancia, con lo que 
en que tan señalable fecho se produjo. Hay un rumor de hojarasca y es- suenan, y, aparte del pasmo propicia- 

La grafomanía que ataca al español
cucho:
do por la climatología, que no por la 

en cuanto ve una piedra vieja está en «En la piedra esculpida que co- magniicencia del lugar, no gané nada 
proporción directa a su grafofobia en ronaba la estancia se mecían sin otra bueno —aduzco.

cuanto ve un papel nuevo. Más vale quemazón que su misma pervivencia. —¡Eso! -abunda el de Luesia.

así, dado como estamos dejando la li- Monsur y Debele eran como dos espí- Total, que, ante la gemebundia 
teratura los que ejercemos la profesión. ritus en proceso de desleír los últimos de Asís, enilamos el caminucho y nos 

Otro, más devoto, ha prescindido de posos de emoción, de dejar caer la topamos con un tejado de uralita que 

reseñar su identidad y fervorosamente tibia estructura que sostenía su polvo. encubre una iglesuca y unos pozos 
ha escrito «¡Viva el copón!». Con lo Antes del anochecer una serpiente
que Asís pondera luengamente, tras 

que, a falta del mismo, empuñamos de humo penetraba por los vanos, informarnos que en aquel cenobio se 

con fruición la bota.
discurría entre las losas almagres y enclaustraban los elementos más ve- 
El lugarejo debió nacer al abrigo ascendía las gradas. Era el momento nados de las familias nobles visigodas. 

del castillo y parece que aún hay hu- en que Monsur y Debele amagaban un A él les remito.

manos vivos que nacieron en él. Como respingo. Tan sólo para caer de nuevo 
este tipo de literatura elegiaca está sui- en esa antinomia del sopor que es la La llegada

cientemente trasegado y veo unos ol- indiferencia.
El Nissan no puede llegar a más. 

mos de montaña sorprendentemente Llega la noche y la bandada está Nos deja ante las vistosas fuentes del 
sanos, doy unos amariconados saltitos presta».
Arba de Luesia que, con una cascada 

para que la compañía vea que he entra- —Pues sí que está bien.
vertiginosa, se vierte desde las alturas 

do en una de mis crisis líricas y debe En esto, se oyen unos tiros y hasta el barranco en que nos encontra- 
dejárseme en paz, y me dirijo al que amagamos otro respingo. Lucas, que mos. Se pasaporta al chófer y al Nissan 

parece más sabihondo y patriarcal.
andaba buscando semillas exentas de con el encargo de que nos vengan a 

—Crea que me alegro mucho de graiosis para su jardín de procurador buscar cuando caiga la tarde a la ex- 
que no le haya sobrevenido la graiosis.
naturalista, y este coloquiante que planada de Fayanás. Nos proponemos 

—Se agradece. Por estos andu- interrumpe su cháchara, se vuelven ganar lo alto de la cascada, visitar la 

rriales, ni eso.
interrogantes hacia el chófer.
ermita de Santo Domingo allí ubicada 
—¿Debo entender que no se —¿La Guardia Civil? ¿Los ma- y tirar luego para las fuentes del Arba 

encuentra a gusto en tan privilegiado
quis? ¿La in del mundo?
de Biel, cercanas. Mal que bien, lo


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