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Viaje a Calanda. Marzo de 1964
Trabajando


Noticiero, periódico confesional, daba ba a una buena parte de clero español, han primado las cuestiones e infor- 

mayor espacio a la información reli- de tendencia conservadora e, incluso, maciones religiosas, pero he dedicado 

giosa. En aquellos tiempos, no era bien enemiga de toda novedad y de todo mucho tiempo a temas de margina- 
visto por determinados hombres de cambio en la doctrina, en la moral y en ción social, defensa del patrimonio 

Iglesia que un clérigo fuera por la calle la disciplina de la Iglesia, había orga- histórico-artístico, divulgación de los 

con el Heraldo bajo el brazo y, en más nizado, bajo el lema “Semper Sacerdos”, valores autóctonos, recuperación e 
de una ocasión, recibí reprimendas
unas Jornadas Sacerdotales Interna- integración del territorio eclesiástico 

de venerables miembros de la clerecía cionales que se celebraron en Zaragoza aragonés.

zaragozana por leer “ese periódico de los días 26, 27 y 28 de septiembre de — ¿Cuál sería el balance de tu 
izquierdas”.
1972, a las que asistieron más de mil paso por Heraldo?

Yo creo que mi incorporación al sacerdotes. Pero lo que parecía que
— De mi paso por el Heraldo 

Heraldo se debió fraguar con motivo de iba a ser un pacíico encuentro derivó guardaré mientras viva un recuerdo 
la homilía que prediqué en la misa del en un agrio enfrentamiento de dos imborrable. Y esto, a pesar de que no 

día de San Francisco de Sales, patrono ideologías contrapuestas sobre la ma- me faltaron contratiempos e incom- 

de los periodistas. Creo que fue el 29 nera de estar la Iglesia en el mundo de prensiones dentro y fuera de la empre- 
de enero de 1970, poco más o menos. nuestro tiempo. No exageraban quie- sa. Me resulta imposible narrar con 

En la información que al día siguiente nes hablaban del peligro de un cisma. detalle toda la peripecia humana, pro- 

daba sobre la iesta, el Heraldo incluyó Altar contra Altar. Trento o Vaticano fesional y religiosa que viví en el pe- 
el texto íntegro de mi homilía, algo ab- II. Inmovilismo y pasado o riesgo y riódico. El soporte del Heraldo me dio 

solutamente inusual. Con ese motivo futuro
la oportunidad de tomar el pulso a la 

tuve alguna relación con los editores Como se puede comprender, no actualidad, asomarme a las cuestiones 
del diario y, poco más tarde, el direc- era el acontecimiento más apropiado más candentes, ser su enviado espe- 

tor, Antonio Bruned Mompeón, me para un novicio como yo que podía co- cial a importantes eventos eclesiales, 

pidió que me encargara de la informa- nocer más o menos bien los entresijos entre los que cabe destacar, en Roma, 
ción religiosa en el periódico. En él he del pensamiento clerical reinante, pero la elección de Juan Pablo II, la cele- 

permanecido como redactor hasta mi que entonces era un perfecto ignaro en bración en Madrid de las Asambleas 

jubilación en 1992, y he seguido hasta las lides del periodismo.
Plenarias del Episcopado, el Simposio 
hoy como colaborador.
— No todo sería tan complica- sobre la Familia en Luxemburgo y, en 

— ¿Cómo fueron tus comien- do.
1982, seguir a Juan Pablo II, en su viaje 

zos?
— Venturosamente, con el paso apostólico a España, por las diversas 
— Mis inicios como encargado del tiempo, me ocuparía de temas me- ciudades y santuarios que visitó. Debo 

de la información religiosa en el Heral- nos espinosos. He escrito en Heraldo confesar que uno de los motivos por 

do no pudieron ser más turbulentos.
sobre toda clase de asuntos y en todos los que guardaré siempre vivo un sen- 
Resulta que la llamada Herman- los géneros periodísticos, y siempre timiento de gratitud hacia Heraldo es 

dad Sacerdotal Española, que agrupa-
con absoluta libertad. Es evidente que
enseñarme a tener curiosidad y sentir


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