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después—, que compadeció al urba- algunos títulos que habían quedado 

no, quien zanjó el asunto diciéndo- perdidos en el limbo, dimos un salto 
les: “Váyanse.y no pequen más”.
mayor arrumbando la “S” y apare- 
He mencionado esta anécdota ciendo la “X”. Así un buen tiempo, 

porque Azcona, sobre todo traba- hasta que el propio hartazgo del 
jando para Luis Ga Berlanga, acabó 
asunto y la irrupción del video aca- 
siendo uno de los ejemplos más baron con él.

inteligentes de los habidos en nues- ¿Y con la censura? Pues no sé 
tro país de cómo con inteligencia se 
yo. Porque, ay, amigos, apareció otro 
podía soslayar la presencia constante tipo de censura, más sutil, que tenía 

de la censura en cualquier expresión que ver con lo “políticamente correc- 
artística.
to” y luego con la dictadura del índi- 
“
ce de audiencia. Y en ello estamos.

Oicialmente no hay censura. 
A veces recuerdo títulos Pero ¿es eso cierto? ¿No lo es más 

realizados en los ochenta
que se ha instalado una suerte de 
“
y me da la impresión de
autocensura que cada vez nos coarta 
más? Que si las audiencias, que si 
que ahora sería imposible 
esto molesta al grupo tal o al gru- 
siquiera planteárselos
púsculo cual. Total, que ahora va
a resultar que los momentos más 

gloriosos en el cine en cuanto a la 

De tal forma lo hizo que ahora ausencia de censura ya han pasado. 
muchos espectadores se hacen cru- A veces recuerdo títulos realizados 

ces de cómo pudieron estrenarse tí- en los ochenta y me da la impresión 

tulos como “Plácido” o “El verdugo”. de que ahora sería imposible siquie- 
Y que alucinan viendo “Los jueves, ra planteárselos.

milagro”, aunque alucinarían menos A título de ejemplo, simple- 

que si lo que vieran fuera la primera mente porque se me han venido a la 
versión que se estrenó, cuando los cabeza. ¿Alguien piensa que ahora 

cortes la dejaron casi irreconocible.
se producirían títulos como los que 

No pretenden estas humildes realizó Carles Mira hace más de 
líneas ser un recorrido exhaustivo treinta años? Les refresco la memo- 

por la historia de la censura en nues- ria: “La portentosa vida del Padre 

tro país. Para empezar, harían falta Vicente”, “Con el culo al aire”, “Que 
un buen número de páginas para nos quiten lo bailao” o “Jalea real”, 

enumerar las barbaridades que en su solo por citar algunos. Ojo, no estoy 

nombre se ejecutaron. Pero sí me he hablando de la mayor o menor cali- 
querido detener en alguna que otra dad cinematográica, que es cuestión 

curiosidad al socaire del asunto.
de opiniones. Simplemente de los 

Cuando muere Franco —en la temas. Y si no, tengan la curiosidad 
cama, no se olvide— el sistema ha- de repasar alguna de ellas.

bía relajado su control, sobre todo Ahora estamos instalados en 

en el aspecto sexual. En absoluto en otra forma de censura, quizá más 
el político o ideológico. La llegada sutil. De las audiencias, de las mul- 

del cine “S” se convirtió en un cajón tinacionales, de lo “políticamente 

de sastre donde entraron películas correcto.” que está en muchos mo- 
algo subidas de tono para lo que se mentos coartando la imaginación de 

acostumbraba, que desembocó en los creadores. A ver si parafraseando 

poder recuperar unas pocas intere- el slogan que se utilizaba referido al 
santes y buen número de bodrios que ahora quieren mover de donde 

que no tenían interés ni con censu- está, “contra la censura creábamos 

ra ni sin ella.
mejor.”.
Pasados los primeros años de 

democracia, donde se recuperaron


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