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Alguien te vigila (Eduardo Viñuales)



conseguirla no lo sean, al menos para fuera por su peligro, del que pocos se Tampoco el fenómeno social

las leyes en vigor. Si incumplieron las preocupan. Han ido apareciendo una del Populismo es nuevo. Siempre ha 
leyes no se debe llamar autocensura a serie de individuos a los que se ha con- habido unos que sabían lo que otros 

lo que esgrimieron para librarse de las vertido en iconos de conducta y llegan, querían escuchar y lo han dicho ale- 

consecuencias; en todo caso será una y dicen lo que se lleva o no, lo que debes vosamente para conseguir inluir en 
lección de cobardía hipócrita, porque leer o no, llaman anticuados a los que su íntima desconianza hasta ganar 

n“o hubo censura previa.
no compran la ropa que ellos recomien- su conianza. No está clara su evo- 

dan. Es un sinsentido, no ya porque ser lución futura como ideología. Es de 
aprovechado pueda sorprender, sino temer que su arraigo crezca al mismo 
Tampoco olvidamos 
porque inluyen en el pensamiento tiempo que el desencanto por los po- “
las nuevas censuras en la 
cuando atacan desde los grandes me- líticos tradicionales. Es una ecuación 
literatura: algunos bestseller dios o redes sociales a corrientes intelec- altamente peligrosa, tóxicamente 

son libros narcotizantes
tuales o de conducta determinadas por aniquilante del libre discernir, una 

ser independientes. En una truculenta memoria que parece olvidarse de la 
paradoja, el periodismo, una de las confrontación de ideas que bajó a

Mentirnos desde todos los poderes profesiones que siempre fue de las más la arena para luchar a muerte. Todo 

se está convirtiendo, en la posmoder- afectadas por la censura se ha converti- aviso de amenaza es poco si se tiene 
nidad de nuestra sociedad, en una do en uno de los principales vehículos en cuenta los resultados que presen- 

herramienta que por su soisticación de neocensura del que han surgido cu- tan los países que lo practican. En 

tecnológica deja obsoleta a la censura tal riosos personajes de baja estofa y mala ellos la censura ya no es una tenta- 
y como se la venía conociendo, aunque, ralea que con sus opiniones contaminan ción; es una triste realidad. Tampoco 

no se olvide, mantenga los mismos todo aquello que no les gusta (o lo que olvidamos las nuevas censuras en

ines. Es una censura universal que no a los que les pagan no les guste, por ser la literatura: algunos bestseller son 
prohíbe nada en apariencia, pero que precisos). Es casi imposible sustraerse
libros narcotizantes; en estos casos, 

secuestra la opinión a unos ámbitos
a su embrujo encantador cuando por cada vez más numerosos, las grandes 

de dirigismo de oscuros intereses. Se activa o por pasiva aparecen a todas corporaciones editoriales buscan la 
cambian las tendencias y las opiniones horas en las tertulias televisivas o radio- clonación mental de millones de lec- 

para no ser apartado del rebaño como fónicas, destruyendo de paso el concep- tores que acuden a placebos literarios 

un apestado. No se puede ir en contra to hermanado de la tertulia como in con mensajes opacos y carentes de 
de la mayoría; precisamente porque
de intercambio de razones, de contraste emoción, aunque llenos de autocom- 

la mayoría no tiene voz, responde con de opiniones. No, no es eso lo que nos placencia y hedonismo. Sociedad de 

relejos condicionados por noticias fal- venden como sistema inmediato de bienestar anestesiada es la última 
sas, falsas como los que las promueven, información de lo que acontece. Es una tendencia. ¿Estarán consiguiendo los 

tendenciosas, alienantes, ridículas si no
censura vestida de elegante vacuidad.
neocensores llevarse el gato al agua?


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