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Editorial
“Aunque amarga la
verdad”
Debe ser cierto eso de que en este mundo todo lo que empieza acaba; pero, claro, siempre hay excepciones que
con rman la regla. ¿Alguna vez ha existido la verdad? No creemos que podamos a rmar o negar. Sin embargo, con
el abuso del uso de eufemismos y la constante manipulación que nuestro lenguaje sufre, da la impresión de que
podamos sentenciar: “la verdad ha muerto”. Como dicha a rmación traslada demasiados girones trágicos a nuestra
existencia alguien se ha inventado un nuevo concepto, posverdad, para ocultar el evidente triunfo de la mentira.
Este pensamiento tan simple nos ha llevado en Crisis a elegir la palabra “verdad” para el presente número. Esta
era la palabra esperada, sin duda, porque hemos recibido muchos artículos. Tantos, que no podemos publicar todos.
Esperamos que nadie se sienta dolido por haber sido excluido (un buen número de miembros de nuestro Consejo
hemos guardado nuestros artículos para mejor ocasión), este es el precio que debemos pagar por el aumento de la
tirada y la distribución a los centros educativos de Aragón (bachiller y grados de FP) para que puedan familiarizarse
con nuestra revista y se animen a participar en las convocatorias del Premio Crisis para artículos de opinión, cuya
primera entrega de trabajos ya hemos recibido. Nuestro jurado, presidido por Juan Domínguez Lasierra y compues-
to por Encarnación Ferré, Sergio Gómez, Pedro Luis Blasco y Pilar Catalán, decidirá en conciencia y con buen tino;
dará fe de ello nuestro secretario Víctor Herráiz.
Regresemos a nuestro “quevediano” tema. Nos preguntábamos en Crisis cuál sería la mejor forma de decir la
verdad sin dejar en las bocas ese regusto amargo que puede uir del abandono de las buenas formas, de lo políti-
camente correcto. Y realizamos intentos vanos sobre diferentes discursos —casi todos apologéticos—, hasta que
hallamos refugio en la cción, en el teatro, en el espejo que no miente y que, entre otras, re eja todas nuestras debi-
lidades. Así nace nuestra mesa redonda, ¿Por qué no muere el teatro?, y el excelente cuadernillo creado desde las voces
de profesionales de la escena.
También en nuestra sección de creación hallaréis sentimientos reales que desvelan todas las verdades posi-
bles —por cierto, inauguramos allí un rincón en el que dar cobijo a nuestras lenguas (el aragonés y el catalán de
Aragón)—. En ese refugio de la poesía, a veces, la verdad suena más amarga, como la voz de Verón cuando le
dice al agua del Duero que pasa camino del mar (“que es el morir”): “pero recuérdanos ahora y siempre en esta
orilla”; igual que le pedimos nosotros a nuestro amigo y compañero José H. Polo que abandonó esta orilla, no
sabemos hacia dónde.
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