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Se cumple este año el quinto siglo XX como un siglo desbordante de 1968, el que pudo ser su instante
centenario de la publicación de Uto- de ideas y proyectos; movimientos de gloria, tanto en Europa como en
pía (1516) de Tomás Moro. Mientras
artísticos, vanguardias exuberantes, América.
se organizan grandes celebraciones mani estos radicales; un siglo pro- Sin embargo, debe reconocerse
—entre otras, un gran Congreso fundamente ideologizado y de pen- que —pese a todo— este vasto mo-
Internacional en Lisboa y otro en la
sadores fuera de lo común, talentos vimiento inauguró una transforma-
Universidad Eötvös Loránd de Bu- explosivos y polémicas apasionadas; ción cultural profunda cuyas reper-
dapest— vale la pena recordar que políticas objeto de adhesiones fer- cusiones serían universales y llegan
desde 1989, con el desmoronamiento
vorosas, siglo de cóleras colectivas y hasta nuestros días. El 68 no culmi-
del bloque soviético, se ha gene- exterminios fríamente programados, nó en una revolución, es cierto, pero
ralizado la idea de que el discurso sangrientas guerras civiles como la fue una rebelión esencialmente anti
utópico ha perdido toda vigencia. En española de 1936–1939, con agracio-
autoritaria que, si no conquistó el
la actualidad todo conduce a pensar nes mundiales como la Gran Guerra poder, provocó profundos cambios
que la utopía ha caído en desuso. En del 14–18 y la Segunda guerra mun- en la sociedad. Sus efectos se pue-
las conversaciones coloquiales la pa- dial; revoluciones esperanzadoras
den rastrear hasta hoy en día en las
labra utopía ha pasado a ser sinóni- como la mexicana de 1910; la de costumbres, el lenguaje, la música,
mo de prospección de lo imposible, Octubre del 17; la cubana del 59; la la pintura y la literatura; en la prác-
sueño o quimera irrealizable, pro- revolución cultural china y el predi- tica libre y desenfadada del sexo;
yecto desmesurado que, aun cuando camento del Libro rojo. Años en que en las nuevas preocupaciones de la
pueda ser positivo desde un punto la sola palabra Revolución parecía humanidad: formas de democracia
de vista teórico, resulta inactual, resolverlo todo; años de crítica ra- directa, ecología, feminismo, reivin-
«pasado de moda».
dical del sistema capitalista y de la dicación de derechos humanos y de
En la acelerada demolición de burguesía a abolir; de denuncia del minorías, movimientos alternativos
sueños y esperanzas con que se ha imperialismo y la sociedad de con- alrededor de la idea de que “otro
identi cado el post-modernismo, la sumo; años en que moral y política mundo es posible”.
función utópica que acompañó la confundían sus nes; en que la ju-
historia del imaginario individual y ventud era la depositaria del futuro Ante la “era del vacío”
colectivo desde que el hombre es ho- y actor privilegiado de un presente En realidad, todo indica que
mo sapiens se ha cancelado de golpe
vivido en “acción directa” como el ciclo de las revoluciones del si-
y arrojado al baúl donde se ofrecen sucedió en las movilizaciones de los glo XIX y XX se ha acabado. De
en saldo ideologías empobrecidas, años sesenta en Berkeley, México y poco han valido los movimientos
incapaces de dar respuesta a nuevos P“arís.
alternativos surgidos alrededor de
desafíos. El “soñar despierto”, según las movilizaciones como el 15M en
la de nición de Ernst Bloch en El España, rápidamente estructuradas
Se ha confundido sin
principio Esperanza, que caracterizó en partidos políticos de procedi-
buena parte de la historia del pensa- mayor rigor el n del “gran mientos y reivindicaciones similares
miento del siglo xx, se ha transfor- relato de la historia” con
a los partidos tradicionales a los que
mado en un inventario de decepcio- pretendía sustituir. Con el derrumbe “
nes, cuando no de pesadillas y toda el “ n de las utopías”, tras de las ideologías “seudo revolucio-
intención utópica reenvía a la triste un siglo en que proliferaron narias” —como las llamó Castoria-
realidad de utopías realizadas o de ambos por doquier.
des— se ha empezado a vivir en la
utopías negativas del tipo de Nosotros “era del vacío” de que habla, por su
de Eugene Zamiatin, Un mundo feliz parte, Gilles Lipovetsky, donde el
de Aldous Huxley o 1984 de George Un siglo donde el discernimien- discurso utópico parece haberse va-
Orwell. Lo que ha permitido que se to se sacri có a las certidumbres; la ciado de toda re exión prospectiva y
confunda sin mayor rigor el n del hipercrítica y los sistemas totalizan- se han erradicado la mayoría de las
“gran relato de la historia” con el “ n tes y de vocación absolutista se im- tensiones en aras de un eclecticismo
de las utopías”, tras un siglo en que pusieron a partir de textos canónicos complaciente o se ha reducido a una
proliferaron ambos por doquier.
de autores como Hebert Marcuse, maniquea confrontación entre pro-
Ivan Illich, Jean Paul Sartre, Michel puestas más fundamentalistas que
El siglo XX desbordante de Foucault y tantos otros “gurus” del revolucionarias. Desde hace unos
utopías
pensamiento. Un siglo de extremos años todo invita a abandonar la cau-
La verdad es que si miramos y excesos, del que la utopía pareció sa de la utopía, tanta dispersión pro-
hacia atrás, desde la perspectiva de haber salido escaldada, por no decir cura la oferta del mundo globalizado
la historia de la utopía, vemos al
derrotada, después de la eclosión
en que estamos inmersos, tantas du-
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