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do se adentra en elucubrar sobre un ya que no se me ocurre otro más apro- Me estoy re riendo a La Cecilia, pelí- 

futuro más o menos cercano, ¿no es piado– que quedaba para la eternidad cula del francés Jean Louis Comolli, 
utópico lo que propone, sobre todo 
en mi memoria de a cionado.
que narraba la peripecia auténtica de 
cuando es positivo?
No pretenden estas humildes unos anarquistas italianos que lleva- 

También puede hablar de lo con- líneas ser un memorándum, una ron sus ideas a la práctica, fundando 
trario, ser antiutópico, presentar fu- 
acumulación de títulos que pudie- una colonia en Brasil en los últimos 
turos inquietantes, véase un ejemplo ran ajustarse al asunto del artículo años del siglo XIX.

tan claro como Blade runner, asunto y por ende de este número de la La película venía a contar la 
del que tan bien hablaba Roberto 
revista, sino una elucubración, unas di cultad, si no la imposibilidad, de 
Sánchez en el número anterior de modestas disquisiciones ante el reto llevar a buen puerto esas ideas teni- 

Crisis, titulando su artículo como la propuesto por la dirección, y así van das por la mayoría como utópicas. Si 
obra de la que se extraía el guion del viniendo a la memoria títulos que 
alguien tiene la oportunidad de ha- 
 lme de Ridley Scott.
pueden encajar.
cerse con una copia les recomiendo la 
“
Ya en los albores del cine encon- vean, ya que se trata de una auténtica 
tramos películas a considerar en el 
curiosidad aunque cinematográ ca- 
tema que nos ocupa. Así a vuelaplu- No recuerdo que nadie mente no fuera gran cosa.

ma, la gran obra de Fritz Lang, Me- haya denominado como No son muchos los títulos que 
trópolis, y ya en el sonoro una que yo llevan nuestra palabra, pero alguno 
“cine utópico” o “cine de la “
consideraría casi como el paradigma hay, como por ejemplo Palabra y uto- 

de la utopía en la pantalla, Horizontes utopía” a ningún género o pía, del prolí co Manoel de Oliveira, 
perdidos. La mente me traslada ahora que falleció el año pasado con 106 
subgénero.
mismo, mientras redacto estas líneas, años. Su obra se ha visto muy poco 

a una tarde de hace sesenta años en en nuestras pantallas comerciales, 
la que un señor mayor, viendo mi Soy un buen a cionado al musi- pero sí recuerdo haber accedido a 

incipiente a ción al cine, me habló cal, sobre todo al anglosajón, género esta que cito por un pase en la tele- 

de viejas películas que él consideraba en el que podríamos encontrar in- visión. Un asunto relacionado con 
fundamentales y de las que yo no  nidad de títulos que presentan un un juicio del Santo O cio contra un 

había oído ni mencionar.
mundo ideal, idílico, tanto que bien jesuita del siglo XVII, creo recordar. 

Téngase en cuenta que en aque- podemos adjudicarle el término tan- Pienso, ya que no tengo fresco el 
llos tiempos un muchachito como
tas veces ya usado en estas líneas. Pe- recuerdo, que el acusado sería segui- 

yo difícilmente podía haber acudido ro por sintetizar voy a referirme solo dor del nombrado Tomás Moro, y de 

a publicaciones especializadas, evi- a uno, Brigadoon, perfecto ejemplo de ahí el título.
dentemente no había televisión, ni un mundo hermoso, donde reina la No quisiera terminar estas lí- 

siquiera sabía que existían cineclubes, belleza y la armonía, un mundo que neas que, repito, en absoluto preten- 

y desde luego en el colegio el cine ni solo tiene un “problema”: reaparece den ser exhaustivas, sin referirme a 
se nombraba. O sea que mis oídos una vez cada cien años. Este musical, una de las más bellas películas que 

estaban absolutamente vírgenes res- adornado por una de las mejores pa- asocio con la utopía, Un lugar en el 

pecto a lo que había ocurrido en las rejas de danzarines de la historia, Ge- mundo,  rmado por Adolfo Aristara- 
décadas anteriores. Por tanto, cuando ne Kelly y Cyd Charidse, nos puede in, con un gran Federico Luppi y un 

una de las películas que me nombró servir como ejemplo.
entusiasmado Pepe Sacristán, que 

aquel señor, casi contándomela, no La posibilidad de llevar a cabo
con ese  lme penetró y de qué ma- 
era sino la famosa obra de Frank Ca- en la vida real unas formas de vida
nera en el corazón de los argentinos. 

pra, para mí fue un descubrimiento, en común tenidas por la mayoría Una historia hermosa, un personaje 

una historia que me sonó como muy como utópicas, también ha sido maravilloso en un mundo que desa- 
bonita y que quedó aparcada en un tratada alguna vez por el cine. Me fortunadamente no es como él pro- 

huequecito de mi joven cabeza-es- viene a la memoria un  lme del que pone, ya que eso en el fondo no es 

ponja de aquellos años.
no he vuelto a tener ni noticia, que
sino “una utopía”.
Imagínense mi ilusión cuando se estrenó en nuestra ciudad bajo la El cine nos propone constante- 

décadas después descubro en un pase curiosa fórmula del “arte y ensayo”, mente otros mundos, nos hace soñar 

en la TV2 que aquella película era de en el desaparecido cine Rialto, poco con frecuencia. Hay quien dice que 
verdad, que esa historia de Shangri-La antes de que descubriera que era más algunas películas, como algunos li- 

seguía funcionando, y que aunque rentable estrenar cine subido de tono, bros, como cualquier forma de arte, a 

pudiera parecer algo blandita en al- con abundancia de X en la publicidad  n de cuentas, nos puede hacer mejo- 
gún momento, era tan hermoso ese en los años anteriores a que llegara el res. ¿Acaso no es eso una utopía? Qui- 

mundo utópico –insisto en el adjetivo,
video o internet y acabara con todo.
zás, pero yo me quiero agarrar a ella.


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