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Dentro de esa masa, dentro de esa es con esas ganas insólitas de pegar- tarismos, esta sociedad capitalista 

inmensa mayoría vivimos nosotros. nos a la multitud que señalaba Bau- que nos oprime nos muestra la 
Cada uno de nosotros pertenecemos 
delaire; porque, sin multitud, ¿quién imagen de una distopía totalmente 
a ella, porque en la inmensidad cabe va reconocer nuestra diferencia? Es opuesta a las mencionadas con- 

el in nito; vamos, en la inmensidad un verdadero dislate, refugiarnos en signas y metas de la Revolución 
caben todos los universos y, por su- 
la masa para apostar por nuestras Francesa: Contra la fraternidad
puesto, nosotros no estamos fuera. diferencias.
el egoísmo y la avaricia; contra la 

Entonces, vamos a incluirnos todos La fraternidad nos brinda la igualdad el desprecio a los diferen- 
entre esa “inmensa mayoría” que
oportunidad de encontrarnos es- tes; contra la libertad el miedo. Una 
no nos deja soñar, que nos arrebata piritual e intelectualmente, lo que distopía que vive al amparo de sus 

todas las esperanzas, que nos recuer- produce un entendimiento verdade- dioses: Mercado, competitividad, 
da que la humanidad se deja guiar ramente solidario. Esto es, la frater- 
propiedad privada, orden y poder 
siempre por sus egoísmos (si estos nidad nos empuja a compartir todo,  nanciero, entre otros. Nuestra so- 

no suponen riesgo alguno para nues- a tener todo en común. Cuestión ciedad, cada día más oscura e inhu- 
tro estado).
que es repudiada por la ciudadanía 
mana, nos considera meras partidas 
Así pues, porque nos da la gana, compuesta por individualidades que contables, productos con los que 

nos ubicamos siempre lejos de nues- compiten por diferenciarse de los especular y producir transacciones 
tras utopías y, por supuesto, olvida- otros en todos los sentidos, pero, so- comerciales. Han potenciado el 

mos las comunes. Si no, decidme, bre todo, en lo material refugiándose individualismo de la “inmensa ma- 

dónde han quedado aquellos prin- en la hipocresía de la caridad.
yoría” en la que estamos inmersos 
cipios inamovibles de nuestra civili- “(tal vez, contradictorio) con burdas 

zación occidental: ¡Liberté! ¡Égalité! manipulaciones  losó cas, como la 
Contra la fraternidad el 
¡Fraternité!.
reducción del signi cado de la frase 
La libertad está bien, siempre y egoísmo y la avaricia; contra de Horacio, carpe diem, sin pensar 

cuando no nos moleste la del vecino que sin pasado y sin futuro el pre- “
la igualdad el desprecio
y tengamos su ciente capital para sente carece de sentido. Sin hori- 
poder permitírnosla, y solo si ello no a los diferentes; contra la zonte no hay camino y la presente 

incomoda a los poderes  nancieros libertad el miedo.
distopía nos tiene paralizados, nie- 

o al mercado. Sobre la libertad está ga la posibilidad de la existencia, no 
siempre el orden establecido y, claro, ya de la utopía, sino de cualquier 

establecemos el que más conviene
intento de nacimiento de un míni- 

al poder. Poder que trabaja para que Así, pues, vivimos contradi- mo sueño colectivo. Desde nuestro 
nos sintamos inseguros, de modo ciendo constantemente aquellos increíble individualismo estamos 

que se pueda establecer la prioridad principios inamovibles que de nen construyendo el totalitarismo más 

de la seguridad por delante de la nuestra civilización occidental, que horrible, aquel que nos impide 
libertad. En  n, sobre la imposible señalan nuestras utopías. Utopías sentirnos al lado de nuestros seme- 

existencia de la libertad en nuestra que, de alcanzarse, nos obligarían
jantes.

sociedad podrían escribirse muchos a vivir en paz sin necesidad de ser Ya veis, así somos y así estamos 
libros.
compasivos con quienes, tal vez, todos engullidos por esa “inmensa 

La igualdad es un bonito prin- habrían dejado de sufrir; aunque mayoría” a la que todos pertenece- 

cipio —una de nuestras metas más hay abundante literatura dirigida
mos y que nos tiene atados, estáti- 
soñada—, si no fuera porque nos a demostrar la inclinación de las cos, impidiéndonos soñar. Creo que 

encanta nombrar las cosas y clasi- utopías conseguidas (no hay ningu- estamos viviendo, por cobardía, el 

 carlas y decidir qué cosa es mejor na que se sepa) hacia el estatismo, más vomitivo y despreciable de los 
que otra. Ser iguales equivale a no hacia la paralización de la historia. totalitarismos imaginables. Porque 

tener identidad propia. Y eso, para Esa opinión, en otro sentido igual hemos conocido otras dictaduras 

nosotros es una barbaridad; por
de horrible, parece coincidir con
monstruosas, bárbaras, alienantes; 
lo que decidimos que no tenemos la visión del neoliberalismo más pero no tanto como la que nace 

más remedio que ser distintos a
posmodernista que, de algún mo- directamente de la hipocresía de la 

los demás. Intentaré explicarme. A do, coloca al mundo capitalista re- humanidad ¿Seremos capaces de 
nuestra “inmensa mayoría” —de la presentando una imagen utópica y abandonar esa miserable “inmensa 

que formamos parte— no le interesa vencedora tras el  n de los grandes mayoría”? ¡Sería tan bello poder so- 

vivir sin competir; hay que distin- discursos y la posterior caída del ñar de nuevo! ¡Ah, si Blas de Otero 
guirse, de eso trata la vida. Lo más muro. Pero tenemos que tener en pudiese volver a salir a la calle sin 

que nos acercamos hacia la igualdad
cuenta que, como todos los totali-
romper todos sus versos!


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