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Demandas de identidad
La identidad nacional vs. la identidad cultural
Una relexión desde la Franja
Carles Terès Bellès
Tengo que empezar con una confesión: cuanto más viejo me hago, menos claro tengo el
signiicado de ‘nación’, y mucho menos en qué consiste esto de “identidad nacional”.
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Quizá la deinición de “comu- mirarlo limpios de prejuicios — renuncian a deinirse como aragone-
nidad imaginada” de Benedict An- como lo haría un extraterrestre— la ses para acogerse a otras identidades
derson sea la que más me agrada, respuesta sería sencilla: somos ara- más respetuosas con su herencia
precisamente porque lo deja todo goneses de lengua catalana. Pero pa- lingüística. Creo no equivocarme
en el aire, mejor dicho, en la mente rece que tal cosa no puede ser, que es mucho si airmo que ambas posicio-
(en la imaginación) de cada uno de una anomalía, que molesta. Por eso nes no son las mayoritarias.
nosotros. Y más en estos tiempos nuestra identidad nacional —digo Entonces, ¿qué pasa con esa
donde el debate sobre lo que es o no nacional por decir algo— está siem- mayoría que compone el resto? Pues
es nación está en su punto álgido.
pre en conlicto. Hablamos como los aparentemente no gran cosa. Vamos
Hay un intento por insertar en catalanes y valencianos, pero somos tirando. Si nos habla un catalán, nos
nosotros el sentimiento de perte- aragoneses de pura cepa. Ese ‘pero’ haremos los simpáticos con él. Y si
nencia a una identidad nacional. es lo que sobra: hablar catalán es estamos con un zaragozano, pues lo
Desde siempre. Pero ahora, aquí
una manera genuina, la nuestra, de mismo.
en España y en Aragón parece que ser aragonés.
No, no somos unos “Zeligs” a
“
la cosa se ha recrudecido. Molesta la manera woodyalleniana, ni tam-
que el vecino se “sienta” algo que poco unos hipócritas. Lo que pasa
Hablar catalán es una “
nosotros no creemos —o no que- es que, consciente o inconsciente-
remos— que sea. Y le tiramos a la manera genuina, la nuestra, mente sabemos que compartimos
cabeza nuestros argumentos (ya identidad con ambos, los de levante
de ser aragonés.
saben: que si nunca fueron reino, y los de poniente. Por tanto, lo más
etcétera...) pensando que así les natural es intentar sentirnos a gusto
haremos entrar en “razón” (la nues- A veces nos lo ponen tan difícil con nuestro interlocutor, que él se
tra), sin ni siquiera plantearnos que dudamos. Ante el desconcierto, sienta cómodo con nosotros. Una
nuestra propia identidad.
algunos optan por desprenderse de muestra ilustrativa de esta actitud es
Pero a los que vivimos en la ese atributo perturbador del idioma que algunos estudios en torno a las
Franja oriental de Aragón todo se y se “sumergen” en la confortable tradiciones y la literatura oral, han
nos complica un poco más. ¿Qué aragonesidad castellana imperante. tenido resultados diferentes si los
somos? ¿Qué debemos ser? ¿Qué se Otros, sintiéndose rechazados y des- entrevistadores procedían del Ara-
espera que seamos? Si pudiéramos
amparados, hacen justo lo contrario:
gón castellano o de una comunidad
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