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Demandas de identidad


¿Identidad nacional?



Juan Manuel Aragüés



La burguesía es, por excelencia, la clase que se oculta, que se disimula, que se niega como 

tal clase para presentarse como nación o naturaleza.





































FOTOGRAFÍA: “Porque nos pisan nuestra identidad”; Miguel Sanz.


Desde los mismos inicios de la existe una tradición materialista, de a lo largo de los siglos XVII y XVIII 

codiicación del pensamiento en for- los soistas a Nietzsche, que ha hecho por hacerse con el control político. 

mas teóricas, puede advertirse una de la diferencia una de sus señas de La Revolución Inglesa del XVII y la 
operación tendente a someter la dife- identidad. Y lo que ocurre en el cam- francesa del XVIII son los hitos más 

rencia a la identidad. Lo diferente lo po del pensamiento no es ajeno a lo reseñables de este proceso.

es en la medida en la que se aleja de, o que sucede en el campo de la política.
Son muchos los teóricos, entre 
desvirtúa, un modelo inicial que sirve El de nación es un concepto que los que destacaremos a Barthes e 

de referente. La línea dominante del nace con la Modernidad. Tanto en Ibáñez, que han subrayado que la 

pensamiento occidental, de Parméni- los campos de batalla, con la guerra burguesía es, por excelencia, la clase 
des a Hegel, ha instaurado esa lógica de los Treinta Años que culmina
que se oculta, que se disimula, que se 

de la identidad en la que la diferencia en la Paz de Westfalia, como en el niega como tal clase para presentarse 

queda reducida al no-ser (Parméni- ámbito teórico, con las teorías del como nación o naturaleza. En lo teó- 
des) o reconducida al ser de lo idén- contrato social, que, de Hobbes a rico, la ilosofía burguesa de la Mo- 

tico (Hegel). Platón es la igura que Kant, relexionan sobre el proceso
dernidad se afana en la construcción 

institucionaliza este gesto teórico, a de constitución de los estados, los de un concepto, el de naturaleza hu- 
través de un proceso de transcenden- estados nacionales comienzan a ser mana, que nos habla de una esencia 

talización de las formas del pensar, en perilados de una manera decidida común, compartida por todos los su- 

el que las Ideas, inmateriales, eternas en el contexto histórico de la Moder- jetos, que los hace idénticos los unos 
e inmutables, sirven de modelo a las nidad. Su constitución no es ajena al a los otros. La identidad es la condi- 

cosas materiales, sometidas al deve- ascenso de una nueva clase social, la ción de los sujetos, lo que permite

nir y al cambio, a, por tanto, la dife- burguesía, que, desde la potencia del su conversión, en el liberalismo, en 
rencia. Frente a esa línea, y de modo poder económico acumulado a partir átomos semejantes e intercambiables, 

subterráneo, como dice Althusser,
de los estertores del Medievo, pugna
ladrillos indiferenciados en el ediicio


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