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Pues bien, comenzaré por el do concepto de identidad con el que nuestra dimensión, no hay gato sino
asunto de la Identidad. Resulta que vamos a operar brevemente. Es sabi- conluencia de fuerzas para la confor-
hay dos formas muy distintas de
do que Hume sitúa la imaginación mación de la identidad del gato número
referirse a la Identidad —de modo como la facultad que da consistencia 1... El problema es, entonces, el de
que hablamos de asuntos distintos —si bien muy débil— a los com- entender el ámbito de una tal isiolo-
empleando el mismo término—.
portamientos humanos. Esto hace gía de la identidad...
Por un lado, está la Identidad que debamos entender la Identidad Me limitaré a apuntar tres ele-
concebida como lo genérico que como muestrario de identidades. En tal mentos constituyentes de las identi-
subyace a las cosas del mundo. Em-
sentido, tenía razón Deleuze cuando dades. Voy a centrarme en circuns-
pleamos este sentido cuando nos en uno de sus primeros y más acadé- tancias de contrastada actualidad,
referimos, por ejemplo, a la especie micos escritos reconocía, reiriéndo- esquivando otras posibles y acaso
humana o cuando hablamos del se a nuestro ilósofo, que “el fondo
deseables referencias históricas o
caballo como un mamífero periso- del espíritu es delirio, o, lo que viene sociológicas... La primera referencia
dáctilo de la familia de los équidos. a ser lo mismo desde otros puntos apunta al material biológico-ge-
Tal comprensión de la Identidad de vista, azar, indiferencia” (Empiris-
nético que constituye nuestra-mi
está anclada en la ilosofía de Platón mo y subjetividad, p. 13). Así, venía a identidad... Los avances relativos a
y en los planos correspondientes
homenajear a un poeta antiguo cuya las reglas que constituyen una se-
de la idea-copia-simulacro: la co- obra había estudiado y admirado y
cuencia de aminoácidos en una pro-
pia-simulacro parece descalabrar la a la que volvió en su vejez, cuando teína en todos los seres vivos y que
potencia de la verdadera Identidad ya la impaciente muerte llamaba a la conluyen en la formación del ADN
que solo reside en el universo eidéti- puerta. Me reiero a Lucrecio y su De indican la especiicidad de las iden-
co. Aunque el simulacro venga a ser rerum natura en donde encontramos tidades con potenciales efectos en la
lo irreductible, es decir, aquello con la siguiente consideraron: “de las orientación de comportamientos y
lo que nos encontramos y tratamos, cosas cuya sustancia es visible a los actitudes... Mi identidad comenzaría
lo realmente esencial es que eso que ojos, ninguna hay que conste de una a conformarse entonces a partir de
es irreductible remite a una referencia sola clase de átomos, ninguna que una imprevisión espectacular... Po-
de la que emana todo ser individual, no consista en una mezcla de gérme- siblemente se trate del efecto onto-
encontrándonos entonces con que la nes; y cuantas más virtudes y pro- lógico más fuerte y a un tiempo más
Identidad está inscrita en las indivi- piedades un cuerpo contenga, tantas inquietante, aunque la aventura de
dualidades. Dicho de otra manera: más clases de átomos indica poseer, la ciencia todavía nos tiene mucho
no hay sino Identidad –y no identi- y de formas tanto más diversas” (De que decir al respecto por cuanto la
dades— y, por lo mismo, el asunto rerum natura, p. 88).
problemática del determinismo-li-
de la Multiculturalidad es algo im- “bertad sobrevuela sobre las conside-
propio de un sensato pensamiento raciones de la imposición genética
Habría que abordar lo
racional.
y/o de la libertad que nos podría
No vamos a referirnos a esta que sería algo así como una permitir el despliegue del clinamen
primera idea de la Identidad, sino a lucreciano. Pero tal singularidad no
isiología de la identidad o, si
una segunda que creo limita el sen- es constituyente de nada, ontológica “
tido de este ciclo. Pues resulta que se quiere, un relato siempre o socialmente referido: se trata tan
de lo que se trata es de comprobar si incompleto de las afecciones solo de un indicio del insustituible
el conjunto de los individuos reales del espíritu.
alejamiento de los individuos. La
—lo que Platón denominaba simu- cuestión se complica a partir de esta
lacro— puede caracterizarse como observación. Un segundo elemento
idéntico. Esto es, siendo humanos y La cuestión se nos ha complica- constituyente de mi identidad es de
siendo en apariencia diferentes, ¿exis- do porque con lo que nos enfrenta- naturaleza funcional-histórica... Se
te algo que permita hablar de nuestra mos ahora no es solo con una noción aventura que el nivel anímico-cogni-
identidad?
inmanente de la Identidad, sino más tivo que hemos alcanzado es debido
Quiero recordar la igura de un estrictamente, con la necesidad de a un factor que podemos caliicar
ilósofo que, desde mi punto de vis- abordar lo que sería algo así como extraordinario. La distancia entre
ta, es quien lanza un torpedo contra una isiología de la identidad o, si se el homo sapiens y otras familias de
la línea de lotación de una Identi- quiere, un relato siempre incompleto antropoides —como el chimpan-
dad de los simulacros. Me reiero a de las afecciones del espíritu. O, si se cé— parece ser debida a una espon-
Hume. Tan solo quiero evocar su i- quiere, a los procesos de constitu- taneidad que requería el cobijo de
gura y, precisamente, el punto esen- ción del mundo para el gato o el oso otros semejantes. No soy capaz de
cial en el que se reiere a este segun-
hormiguero... Solo que, al menos en
entender qué podía ocurrir, pero las
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