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Contra el nacionalismo xenófo- son xenófobos, también son culpables describe a su primo: “Un cierto ex-
bo, excluyente y homicida, si es que de impiedad. Dioniso, por lo tanto, tranjero [tis xénos], un mago, un en-
alguno hay que no lo sea, al menos no solo es un extranjero, un extraño, cantador del país de Lidia, que lleva
en potencia, quisiera rescatar aquí sino que aparece como lo que no
una melena larga y perfumada de
el concepto de “extranjero del in- es, como lo otro de sí. En el hijo de bucles rubios, de rostro lascivo, con
terior”. La expresión la he tomado Sémele los griegos divinizaron esa los atractivos de Afrodita en sus ojos
del gran helenista francés Marcel extrañeza y esa alteridad.
(...) Ese airma que es el dios Dioni-
Detienne, quien la usa para designar La venganza del dios ante esa so” (vv. 233-242). En esta caracteriza-
al protagonista de Bacantes de Eurí- afrenta es terrible: Infunde el deli- ción se vislumbra una secreta atrac-
pides: el dios Dioniso.1
rio báquico en las mujeres de Tebas ción. Penteo, el xenófobo, es, como
Dioniso, en efecto, tiene un desencadenando la tragedia. En ese escribe Dodds, “el oscuro puritano
carácter paradójico: es forastero y estado de frenesí las tebanas salen cuya pasión se compone de horror
autóctono, extraño y familiar (un- fuera de sus casas (que es el lugar e inconsciente deseo”.4 Encarna a la
heimlich diría Freud), viene de fuera, propio de las mujeres en la antigua perfección lo que Sigmund Freud
pero estaba ya dentro, es el otro pero Grecia) y de su ciudad, “habitando denominará “la ambivalencia de los
no es distinto de nosotros mismos. el monte en pleno desvarío” (v. 34). sentimientos”: desea secretamente
Tal ambivalencia del dios se muestra Salenalavezdelaciudadydesí aquello que cree odiar. Esa es su des-
de un modo conspicuo en la tragedia mismas. Salen de Tebas fuera de mesura, su hýbris: no reconocer su
euripídea.
sí. Habitan el afuera fuera de ellas deseo del otro.
El texto se inicia con el regreso m“ismas.
Penteo encarcela y encadena a
de Dioniso a su patria Tebas. Allí, Dioniso. Pero es inútil: el dios rom-
en efecto, había sido parido al sex- pe sus ataduras y sale de la prisión “
El xenófobo desea
to mes de embarazo por su madre haciendo uso de su magia. El hijo
Sémele, hija de Cadmo, fundador
secretamente aquello que de Zeus y Sémele es, por esencia,
de la ciudad de Tebas. ¿La causa del cree odiar.
lýsios, “el liberador”. Tal vez por eso
parto prematuro? “un fuego fulminí- será el dios de Espartaco, jefe de los
fero”2 lanzado por Zeus, su amante, gladiadores rebeldes y del ejército de
cediendo a los insistentes ruegos de A Penteo, a la sazón rey de esclavos que en los años 73 a 71 a. C.
Sémele de que apareciera exhibien- Tebas, le repugna todo esto. Como pusieron en jaque a las legiones ro-
do su atributo más propio: el rayo. escribe J. Kott, “Penteo mira al Fo- manas por toda la península itálica.
Tal manifestación del poder divino rastero como un sherif de Arizona Bajo el inlujo de Dioniso −que
causó, como era de esperar, letales miraría a un gurú barbado que hu- se ha liberado ya− Penteo se enca-
efectos en la preñada haciéndola
biese invadido el pueblo con una mina, torpemente disfrazado de
dar a luz antes de tiempo. Dioniso pandilla de muchachas desarrapa- bacante, a espiar a las secuaces del
nace, por lo tanto, bajo el signo del das. Contrapone a la arrogancia del dios entre las que está su madre Ága-
amor y de la muerte. Tras el trágico misticismo la arrogancia de la razón ve. Estas le descubren y, enfurecidas
desenlace Zeus se abre el muslo e pragmática, quiere cortar los bucles por haber violado la prohibición de
introduce en él a su hijo inmaturo. del Forastero y encerrarle en un es- asistir a los ritos dionisíacos dirigida
Una vez cumplida su gestación en el tablo”.3 Detesta la ruptura del orden a los no iniciados, lo cazan. En su
cuerpo de su padre, Dioniso verá la traída por el joven foráneo: lo que delirio lo descuartizan como “perras
luz perfectamente formado. Nacerá debía estar fuera (el extraño y su exó- rabiosas” (v. 977) y lo devoran. En el
por lo tanto, deinitivamente, fuera tico cortejo) está dentro, en la ciudad, éxtasis báquico las bacantes comían
del seno materno. Retengamos este y lo que debía estar dentro (las muje- la carne viva de la víctima sacriicial
adverbio: “fuera”.
res de Tebas en sus casas) está fuera. (homophagía) tras su descuartiza-
Al cabo de los años Dioniso Ignora sin embargo lo próximo que miento (sparagmós), retornando así
regresa a Tebas. No se le reconoce. el extranjero se halla de él pues es su a una suerte de animalidad sagrada,
Se presenta bajo la apariencia de un primo por parte de madre (Ágave, su ese estadio prehumano en el que
joven extranjero (xenós) de aparien- madre, y Sémele eran hermanas).
somos lo otro de nosotros mismos. La
cia afeminada. Lo peor no es eso, A pesar de su enojo los senti- animalidad es, según Georges Batai-
sino que, para colmo, le es negada su mientos de Penteo hacia Dioniso lle, el estado de indistinción entre el
divinidad. Sus compatriotas no solo
son ambiguos. Así, con una mezcla sujeto y el objeto, entre el que come
de desprecio y fascinación sexual,
y el que es comido. “Cuando un
1 M. Detienne, Dioniso a cielo abierto, Gedisa,
Barcelona, 1986, p. 45.
3 J. Kott, El manjar de los dioses, México, 1977, 4 E. R. Dodds, Eurípides. Bacchae, Oxford,
2 astrapephóroi purí (v. 3). Se trata de un hápax.
p. 180.
19602, pp.97-98.
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