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Un par de fuerzas
propio cuerpo reclama su diferen- realizada en beneficio propio es 

La tensión práctica y teórica ícia respecto de los demás. Y ahí, al mala. Así resulta que el beneficiario 
entre lo colectivo y lo individual

internalizar esa distinción, se abre de una acción es el único criterio

se repite en la cultura occidental a la puerta de la conciencia para pre- de comparación del valor moral de 

lo largo del tiempo. Está presente íguntarse uno a sí mismo: quién soy, ésta, y mientras el beneficiario sea 
en numerosas obras y autores. Es 
íqué debo hacer y cómo he de obrar cualquiera, salvo uno mismo, todo 
un asunto clave para entender la ñópara conseguirlo.
está permitido» (Rand, 1964: 10).

“
vida social, marcado por las cir- ó
cunstancias de cada época. Son dos Abejas y ovejas

ó
polos de un continuo, indivisible e éEn ese marco, para pensar la Nacemos vulnerables

ó
inseparable, donde se constata que sociedad de los cuidados, sirve la y dependientes. Nos 
no es posible ser humano sin otros. máxima que escribió Marco Aurelio 
ísoñamos independientes e 
Nacemos vulnerables y dependien- íó(121-180) en sus Meditaciones, [§54. “

íinvencibles. Pero sólo somos 
tes. Nos soamos independientes e L.VI]: «Lo que no beneficia al enjam- 
invencibles. Pero slo somos morta- úáóbre, tampoco beneficia a la abeja». Si- mortales y socialmente 

les y socialmente necesitados.
túa al sujeto como parte de algo ma- necesitados


Irremediablemente, contamos áyor que su propio ego. Sin embargo, 
con esos extremos. Por un lado,
también necesita de contrapesos 

el yo, ego, self o como queramos para no convertir la colmena en un Salvando las distancias, la 

denominarlo. Por otro, la familia, lugar opresivo. O lo que es peor, en ééabeja puede volar por su cuenta si 
clan, tribu, sociedad, los otros que un rebaño adocenado, de corderos íquiere, pero cuando se descubre la 

nos modelan para ser como somos. donde la adscripción acrítica a una ócondición vulnerable y dependiente 

De este modo, lo individual y lo comunidad —que bala al uníso- de la vida, también de la humana, 
colectivo se articulan en cada per- no— no permite discrepar ni pen- éáentonces es posible encajar en el 

sona como un sistema formado por sar de otro modo que no sea el esta- áenjambre de Marco Aurelio la pos- 

dos fuerzas que tensionan al sujeto blecido. Si la abeja o el abejorro se tura de Rand al decir: «la preocupa- 
y lo social. Ambas residen en un suma al bien común, no es sin más, ción por el propio interés es la esencia 
á
espacio simblico, cultural, inter- en todo caso ser porque hace suyo éde una existencia moral [...] el hombre 

subjetivo, pero inextricablemente un elemento de pertenencia crítica. debe ser el beneficiario de sus propias 
ubicado en una conciencia personal La abeja no quiere ser oveja. Ha de acciones morales» (1964: 11).

ó
e intransferible.
ser posible revisar las circunstan- Ahora bien, para que esto sea 

Por eso mismo, lo individual
cias para que pueda reclamar un posible, necesitamos un conjunto 
y lo colectivo se dibujan como dos orden heterrquico y no un mero de significados que lo permita. 

fuerzas paralelas entre s, por lo sistema organizado bajo la premisa óNecesitamos palabras que delimi- 

general, en sentido contrario con de la obediencia a lo establecido. ten un yo individual diferente de 
diferencias de intensidad y aplica- Por esto mismo no es slo un acto esos otros que están fuera de mí. 

das desde la perspectiva del sujeto automatizado de generosidad.
Palabras, sólo palabras, como en 

a una distancia variable segn el De hecho, en una perspectiva los sueños que Clotaldo hace soñar 
contexto cultural. Esa distancia opuesta, Ayn Rand (1905-1982) te- a Segismundo. Sabiendo que el 

—sutil, imaginaria y perpendi- na claro que «la tica del altruismo mundo es como es, pero estamos 

cular a ambas— define el grado
ha creado como respuesta la imagen anclados en lo que somos capaces 
de disolucin del individuo en lo del bruto para lograr que los seres de contar. Y como recordaba Car- 

social y viceversa. No obstante, por humanos acepten dos dogmas in- los Lenkersdorf, al analizar ‘las 

mucho que se distancien siempre humanos: a) que ocuparse del inte- voces y testimonios tojolabales’: 
permanecen una respecto de otra rs personal es malo, sea cual fuere «(1). Mediante la lengua nombra- ú

como paralela, al otro lado, tensan- tal inters, y b) que las actividades mos la realidad. (2). Nombramos 
ó
do la comprensin de uno mismo
de ese bruto son, de hecho, de inte- la realidad segn la percibimos. 
y la praxis cotidiana. As, ms all rs personal (al cual debe el hom- (3). Al pertenecer a diferentes cul- ó

de las teoras e ideologas, en el
bre renunciar, como le ordena el turas y naciones, no todos tenemos 

da a da se alternan los momentos altruismo, en favor de su vecino)», la misma percepcin de la reali- 
donde uno se encuentra siendo par- (Rand, 1964: 10). Y para esta defen- dad. Por ello, (4) nos relacionamos 

te de algo mayor que uno mismo, sora del individualismo, es evidente de modos diferentes con la misma 

pero donde tambin se alimenta que «el altruismo declara que toda realidad. En conclusin, las len- 
con intensidad esa percepcin de accin realizada en beneficio de
guas nos hacen captar las distintas 

singularidad sintiendo cmo el
los dems es buena y toda accin
cosmovisiones de culturas diferen-



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