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Muchas personas eruditas han ancestrales, y la mayoría miran, pero Con la cultura patriarcal la mirada
ú
estudiado estas celebraciones, con lo íno conocen el significado de lo que ven sobre estos festejos empezó a cambiar y
que nos encontramos con múltiples áy manifiestan. En las últimas décadas se inició una persecución hacia este tipo
interpretaciones en ocasiones no coin- íúhay un intento por conservar y recupe- de celebraciones que se repetiría en el
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cidentes. Se considera que el origen del rar las tradiciones más antiguas, como transcurso de la historia. Esta obsesión
carnaval deriva de un conjunto de fes- el manteo del pelele y su condena a la
íñópor eliminar las prácticas sexuales en
tividades paganas antiguas realizadas úhoguera, la recuperación de las bra- libertad de las mujeres ha impregnado
ñ
por los sumerios y los egipcios, estos émaderas y zumbaderas con sonidos de doctrinas y filosofías en un intento de
ltimos al dios Apis, hace aproximada- ultratumba o las gentes que se fustigan eliminar la cultura matriarcal y en este
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mente 5000 aos. Otros historiadores en los desfiles con vejigas y porras.
sentido Pedro Ángel Fernández Vega,
íá“
e historiadoras sealan que desde el áprofesor de patrimonio artístico de la
siglo VI a.C. en Grecia y hacia los últi- úUNED, comenta que ya en el año 186
mos aos del Imperio Romano, existía óse sitúa en el siglo X
a. C. el Senado Romano prohibió todas
la costumbre por parte del pueblo de la aparición del vocablo estas fiestas y ritos con el objetivo de po-
pasear un barco de ruedas, el carrus íner fin de nuevo «al pujante proceso de
"carnelevare", con el
navalis, con exhibiciones de danzas de mancipación de la mujer en Roma».
e“
significado de abandonar la “
carcter esperpntico y obsceno. Otras óó
fuentes nos remiten a las Bacanales, ácarne, que era el mandato
fiestas en honor de los dioses Dionisio de la Iglesia Católica
la preferencia femenina
en Grecia, Baco y Saturno en Roma, áípor las orgías, actos sexuales
que procedan del culto original al
ésin varones durante los “
dios Pan, organizadas por sacerdotisas Oras narrativas no oficiales, pero í
Á
llamadas bacantes. Conviene recor- no por ello menos documentadas banquetes femeniles
dar que en las sociedades matrsticas como, por ejemplo, las de la investi-
íásagrados
(campesinas del neoltico) las mujeres gadora de género sobre la sexualidad á
ó
practicaban la sexualidad libre, sin las femenina en la Prehistoria, Francisca
limitaciones de una cultura patriarcal.
Martn-Cano Abreu, comprometen
En España se extendió la palabra
“
al carnaval y lo vinculan a los rituales íCarnestolendas para designar los tres
íó
sexuales de promiscuidad y sus me- údías anteriores al miércoles de ceniza,
Las conductas del tforas, organizados por sacerdotisas
íátérmino que según la RAE es de origen
pueblo eran ms libres y se y a los que solo asistan mujeres. Dice latino, de caro, carnis, igual a carne, y
poda disfrutar de la carne textualmente «la preferencia femenina tollere, tollendum, igual a quitar-retirar, y “
por las orgas, actos sexuales sin varo- más unido al vulgo el termino antrue-
y el sexo sin ningn tipo de
nes durante los banquetes femeniles íjo. El jolgorio y bullicio del carnaval
í
tab
sagrados» y explica cmo en estas ce- estuvo proscrito por los franquistas con
remonias alcanzar la fertilidad agrcola una orden emitida desde Valladolid
era una de las principales peticiones
por el militar Luis Valdés Cabanillas,
Se acepta como vlido el naci- a la Diosa. En su libro Sexualidad fe- redactada el 3 de febrero de 1937, con el
miento del origen del carnaval en la menina en el Tercer Milenio, subraya el pretexto de que en tiempo de guerra la á
á
Edad Media, tal como lo entendemos papel hegemnico de las mujeres en las prioridad era velar por las personas que
hoy, y se sita en el siglo X la aparicin celebraciones de las Afrodisias, Baca- luchaban en el frente. La condena de
del vocablo ‘carnelevare’, con el signifi- nales. Eleusinas, Faloforias, Liberalias, los eventos carnavalescos considerados á
cado de abandonar la carne, que era el Titanias y ms, en las que, «las mujeres orgisticos y demoniacos por parte del ú
mandato de la Iglesia Catlica para que cantaban, tocaban msica y bailaban franquismo y su aliada, la autoridad
los fieles cumpliesen con la obligacin frenticamente al son de tambores, religiosa, persistió pasada la contienda, í
de someterse a penitencias y ayuno to- ctaras, flautas (...) decan groseras
por considerar que mostraba el lado
dos los viernes de cuaresma. En el siglo y utilizaban utensilios flicos». Sus ms lascivo, indomable y grotesco de
XIV, ya en pleno apogeo carnavalesco, hallazgos son un gran legado y nos las personas y las alejaba del modelo
en el libro del Buen Amor, el arcipreste transmiten como muchas de las cele- divino, creado a imagen y semejanza de ó
de Hita narra la batalla entre Don Car- braciones del carnaval o algunas de las Dios. Y una ltima reflexin: a medida
naval y Doa Cuaresma, que recoge el festividades que hoy se celebran como, que el carnaval se reglamenta o se mu-
pensamiento de la lucha entre ideolo- Santa gueda, El da de Las Alcaldesas nicipaliza, pierde su esencia reivindica-
gas antagnicas. Entre austeridad y o La Pinochada tienen su origen en las tiva y se queda en simples representa-
leyenda, entre misterio y ritual, pocos fiestas orgisticas de mujeres celebra- ciones la mayora de las veces exentas
pueblos siguen hoy las tradiciones ms
das hace 3000 a.C.
de su carcter libertario.
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